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Un 50% de españoles no controla el impulso del gasto en las compras

La compra es una actividad habitual placentera, en la que no se da importancia a los excesos. La publicidad, los centros comerciales, la tarjeta de crédito y ahora precios más bajos incitan a ello: el 40% de las existencias se agotará en esta quincena, según la Confederación Española de Comercio.

Sólo el primer día de rebajas, el domingo 1 de julio en diversos puntos de España (2 de julio en Canarias), más de cinco millones de personas acudieron a las grandes superficies comerciales, según datos de Anged, y el sector del comercio espera vender más de 5.350 millones de euros en esta campaña.

Cuatro pares de zapatos en una tarde

Las rebajas representan una oportunidad para quien tiene tomada una decisión -y un 70% de los consumidores reconoce esperar a julio para adquirir ropa y complementos- pero también, según el psicólogo aragonés, un pretexto para ser impulsivos. “He comprado cuatro pares de zapatos en una tarde”, afirma una mujer de 48 años en una calle comercial, acompañada de varias amigas cargadas de bolsas.

Hay tendencia a adquirir más cosas de las que se necesitan aprovechando los precios, “pero no significa que haya un problema psicológico, es una conducta normal en la sociedad de consumo, una expresión de la tendencia a tener excesivas cosas”, afirma Pedro Rodríguez, psicólogo clínico. En este período “hay un tipo de comprador más impulsivo, vulnerable a la publicidad, inseguro, poco crítico, pero no es un adicto”, explica Vega González, experta en socioadicciones.

Pueden ser “caprichosos”, “consumistas”, estar pasando un mal momento o que desean ser admirados: “Se asocia el consumo a la felicidad. Si tienes más cosas tu estatus económico y social sube”, continúa González. Una de las explicaciones en los casos “normales”, dice Pedro Rodríguez, es que identificamos “tener” como sinónimo de “ser”, “uno cree que es más por tener las gafas más fashion”, aunque hay un porcentaje en los que la compra compulsiva es manifestación de un problema más grave.

Sentimiento de culpabilidad

La afluencia masiva a los centros comerciales crea “un ambiente especial de compulsión a la compra. El hecho de ver a otros haciéndolo incita”, dijo Garcés. “El signo para empezar a preocuparse es cuando, al llegar a casa, uno se siente culpable, arrepentido y lo regala o lo almacena”, advierte el psicólogo y autor de estudios sobre adicción al consumo.

Ropa, zapatos, bolsos, joyas, cosmética y lencería son los artículos preferidos por las mujeres, mientras que los hombres se inclinan por música, DVD y accesorios para el coche, deporte y tiempo libre. Además hay otro tipo de consumidor que se decanta sólo por artículos de marca, muy caros en su precio inicial.

“Las rebajas no serían peligrosas si no hubiera tarjetas de crédito”, asegura Garcés, porque permiten gastar “la extra” y el dinero que no se tiene. Una encuesta entre consumidores en una de estas campañas a final de mes reveló que casi nadie recordaba cuánto había gastado y se sorprendieron al llegar el extracto bancario.

El descontrol es mayor en las jóvenes, que tienen un deseo permanente de ir de compras e invierten buena parte de su tiempo de ocio en ir a los centros comerciales. Un estudio de la Comunidad de Madrid señala que más de un 80% de las chicas menores de 25 años sale “de rebajas”, frente al 55% de los chicos.

Gastar más de la cuenta

“Cada generación es más gastadora e impulsiva que las anteriores”, apunta Garcés.

De hecho, la adicción a la compra -agrega- comienza entre los 18 y los 25 años, aunque la demanda de tratamiento venga 12 años después cuando se han enlazado créditos cada vez más altos hasta llegar a la bancarrota, y “el problema económico es tal que lo de menos es el psicológico”. Con lo que más correlaciona esta adicción es con la tristeza, la falta de alicientes, tedio, aburrimiento, no saber qué hacer, y quienes la padecen han hecho de la compra su único momento de alegría.

Muchos -relata- describen el centro comercial como un sitio “lleno de vida”, “de alegría” y una sensación de “fiesta”, donde los dependientes están pendientes de ti. El psicólogo recomienda a estos compradores impulsivos salir durante 10 minutos del centro comercial y no pensar en el artículo. En el 90% de los casos -afirma- desaparece el deseo de adquirirlo.

Hay otro 30% de españoles -señala- totalmente inmunes a la compra impulsiva: adultos de más de 60 años, “no educados por la televisión”.

En el probador

Los estudios empiezan a desmontar la imagen de que las mujeres se lanzan a las rebajas y gastan más (hay un 54,9% frente a un 45% de hombres). La diferencia está en que a ellas les divierte ir de tiendas y acompañar a otros, pero el nivel de gasto es casi igual.

“Un hombre, por término medio, mira dos tiendas para comprar unos pantalones, y una mujer mira diez, pero al final los dos compran uno”, explica Garcés. “Sólo una de cada cuatro mujeres que entra en el probador con una prenda, compra. En el caso de los hombres, lo hacen tres de cada cuatro de los que entran a probarse”.

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