El Gobierno permite siete plantas y una edificabilidad de 69.500 metros en el Islote del Francés

Islote del Francés.

Manuel Riveiro

Arrecife —

La Consejería de Política Territorial del Gobierno de Canarias, a la que se le encomendó la elaboración del Plan General de Ordenación (PGO) de Arrecife, ha asignado al Islote del Francés, la pieza de suelo más discutida de la ciudad, una superficie lucrativa de 69.434 metros cuadrados a edificar en los terrenos propiedad del empresario Jaime Cortezo y de la familia Lamberti. El Plan vigente califica el islote como parque urbano.

El nuevo Plan General de Arrecife, que está pendiente del trámite de aprobación inicial, fija un máximo de siete plantas o de 25,9 metros de altura. Además, establece como uso principal el residencial, con una estimación de 405 viviendas en unos terrenos donde, en la actualidad, solo queda una antigua nave de la que se conservan los muros.

El documento del PGO remitido por el Gobierno de Canarias al Ayuntamiento también permite en el Islote el uso turístico, para la construcción de un “hotel urbano, hotel emblemático y casa emblemática”, el uso terciario (comercial, ocio, hostelería y oficinas), el industrial y el comunitario (educativo, cultural, deportivo o sanitario, entre otros).

En el anterior proyecto de Plan General, de agosto de 2014, se contemplaba una edificabilidad inferior, unos 39.978 metros cuadrados, y también menos viviendas, unas 141. En sus alegaciones al planeamiento de la capital lanzaroteña, Cortezo reclamaba casi 73.000 metros cuadrados de superficie a construir.

El nuevo planeamiento, elaborado por la empresa pública Gesplan y controlado por la Consejería de Política Territorial, se ha aproximado a las pretensiones de los propietarios del Islote. La redacción del Plan General está dirigida por Eva Padrón, mientras que el responsable político directo es el viceconsejero de Política Territorial, Jesús Romero.

En el borrador elaborado hace cuatro años se reservaban de forma específica 15.000 metros cuadrados del Islote del Francés para un parque. Este sistema general desaparece como tal en el nuevo documento de Plan General, que se remite a lo que marca como mínimos la legislación territorial canaria en materia de espacios libres, dotaciones y equipamientos.

Barrera visual

La normativa del nuevo Plan General señala que “se permite ocupar la totalidad de la parcela” del Islote del Francés, cuyo sector de suelo urbano no consolidado mide ahora 57.862 metros cuadrados: unos 1.320 metros más que en el anterior proyecto de planeamiento. Otro aspecto que se modifica es la altura máxima de las edificaciones: de nueve plantas a siete.

No obstante, para elaborar la ordenación definitiva de la parcela, que tendrían que presentar los promotores con los parámetros fijados en el Plan General, se apunta a que las edificaciones no deben generar “un efecto de barrera visual desde el entorno del Charco de San Ginés”.

En el Islote del Francés se conservan unas antiguas salinas. En el nuevo planeamiento se indica que “se deberán restaurar” y, antes de hacerlo, deberá efectuarse una “amplia investigación” sobre las mismas. La nave que permanece parcialmente en pie también deberá rehabilitarse para destinarla a uso público.

Larga polémica

El Plan General vigente, de 2004, el Islote del Francés está calificado como un espacio libre público, con el uso de parque. Esa calificación se remonta al Plan General de Ordenación de 1991. A los dueños se les compensaba con suelo en el futuro polígono industrial y residencial de Naos, en la trasera del muelle de Los Mármoles, y con 34.000 metros en La Bufona, una bolsa de suelo residencial entre el Cabildo y El Cable.

Sin embargo, los dueños del Islote esgrimen una sentencia de los años 90 que define sus terrenos como urbanos y no como urbanizables, y siempre se han negado a ser compensados en otros terrenos de la ciudad que se tengan que urbanizar y que consideran menos lucrativos. Cortezo llegó a presentar una tasación del Islote que lo valoraba en 210 millones de euros.

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