Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona y Master en Periodismo y Comunicación por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Fue Jefe de la Sección Política del periódico Canarias 7, Jefe y analista de la Sección de Economía del periódico La Provincia, Jefe de las secciones Nacional, Internacional, Edición y Cierre de La Opinión de Murcia, Corresponsal y analista económico en Canarias del periódico La Gaceta de los Negocios, Director del diario La Tribuna de Marbella, Jefe del Gabinete de Comunicación del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Director del diario La Gaceta de Las Palmas, Cofundador y director del peridico digital CanariasAhora.com. Director del Canal Canarias de la productora Media Report y Director de la Televisión Canaria Internacional. Como escritor, ha publicado cinco libros.
Ya el 'nuevo orden' me riscó el empleo
Antes de entrar directamente con la robótica y las consecuencias que están por venir, es conveniente fijarse en cómo encuestas, sondeos y estadísticas son maquillados a base de mentiras, medias verdades y eufemismos con el fin último de manipular pensamientos y, consecuentemente, generar opiniones falsas en la masa o sociedad civil.
Nunca ha sido más verdad que hoy día aquel dicho que advertía: “Spain is different”. Efectivamente, nuestro país se quiere presentar como una democracia homóloga a las europeas, cuando no lo es ni por asomo; se dice que es una monarquía cuando nada tiene que ver con las otras monarquías, excepto con las del Golfo; se afirma que sufre – con todos los demás – una crisis terrible, cuando lo cierto es que el tremendo desastre es estructural y, aparte de otras muchas cosas más, se intenta hacer pensar a los ciudadanos que el problema del desempleo es igual de grave en todo el planeta que aquí junto al Toro de Osborne y la Puerta de Alcalá, ahí está, ahí está.
Aunque lo del manejo de números y tantos por ciento parezca que es resultado de las matemáticas, que lo es, es preciso señalar no obstante que, reduciendo los ciudadanos a dígitos que suben y bajan como Cantinflas, se elimina la emoción, el sentimiento y la indignación, lo que le viene de maravilla al statu quo, liberado así de la contestación y la reacción. El desempleo es el apartado, el terrorífico apartado, donde se aprecia con mayor claridad aquella forma de presentar las cosas en España.
Si se contempla el gráfico elaborado por la OCDE sobre el paro, puede apreciarse como, al encontrarse con nuestro país, las barras indicadoras pegan un doble salto mortal con tirabuzón (la ilustración aparece en otra información publicada hace pocos días, también dentro de La taberna del puerto, y títulada Desde luego, es de locos…).
Estoy absolutamente convencido de que la grandísima mayoría de los ciudadanos, encantada y adormecida por la disonante sinfonía de la recuperación, señalaría sin dudarlo que, por ejemplo, en la República Checa, Marruecos o México, hay mucho más desempleo que aquí. Esos países, piensan las gentes, están muy por debajo de nosotros, que somos una potencia (pero menos) europea. Más seguras de nuestra superioridad laboral estarían aún, si nos refiriéramos a Turquía o Portugal. Pues no es así. En absoluto. Japón es el país con menor desempleo, un 3,4%; la República Checa tiene un 4,9%; Marruecos, un 8,7%; México, un 4,3%; Turquía, un 10,4% y Portugal, un 12,3%. Desde nuestro país frontera por el Oeste, el salto a España es bestial: tenemos un 21,8% y sólo nos superan Grecia, con el 24,7% y Suráfrica, con un 25,4%. Me estremezco cuando advierto la indolencia de la sociedad civil ante un Estado hipertrofiado, una economía que no crece y un endeudamiento delirante que, por el contrario, no para de aumentar. Es lo que hay.
Para más inri, miren lo que destaca el analista Joaquín Estefanía, con quien convengo en que la falta de trabajo va mucho más allá de la culpa que se le echa, de manera simplona, a la crisis:
“La OIT ha hecho públicas hace unos días las Tendencias sociales y del empleo en el mundo. Según este informe, hay desempleadas más de 27 millones de personas más en el planeta desde que comenzó la Gran Recesión en 2007, y el paro continuará aumentado al menos durante este año y el próximo, hasta llegar a unos 200 millones. Hay al menos tres características que conviene subrayar: deficiencias crecientes en el trabajo decente (bien pagado y con una cierta seguridad); se ha detenido el progreso en la reducción de la pobreza; y, lo más espectacular, la economía sumergida (sin derechos sociales) supera el 50% en la mitad de los países con datos comparables, y en un tercio de éstos la protagoniza un 65% de los trabajadores”.
En cuanto al reciente Foro de Davos y sus conclusiones, ahí va esa: durante los próximos cinco años – como mínimo – la economía y el trabajo van a sufrir un desajuste que suena así, exactamente como un requiem: de cada siete millones de empleos que se pierden, sólo se recuperan dos millones, de menor calidad y asociados en gran parte a la contratación basura. Es una absoluta mentira, una infame mentira, un verdadero crimen, plantear a la población mundial – especialmente a España, Grecia y Suráfrica – que se van a crear puestos de trabajo. Es una acción propia de hipócritas y desalmados. Como la nunca aparecida Europa de los ciudadanos, el Nuevo Orden mundial se escribirá con sangre de cebolla, algarrobas y pan duro. Con suerte.
Devorados por las máquinas
Si ese es el panorama patrio, y no veo idea alguna por parte de ningún partido político que me convenza de que alguna acción vaya a lograr bajar el paro del 20% y hacer crecer de manera suficiente el Producto Interior Bruto (PIB), es para vivir una noche de auténticos muertos vivientes o La matanza de Texas, si uno se atiene a lo que se avecina. Del Tratado Internacional de Comercio, TTIP, ya hemos hablado en alguna ocasión, pero de la robótica, no. Anda el personal enfrascado en el asunto de la formación de Gobierno – en otras sociedades se dedican a otras cosas -, de tal manera que no tiene perspectiva ni prospectiva para establecer hacia dónde vamos, si es que vamos a algún sitio que no sea el infierno. De ese modo, al panorama definido a lo largo del texto, hay que añadir la incorporación acelerada de las máquinas en las labores de producción.
El conocido ingeniero Oussama Khatib, nacido en Siria en 1950 y educado en Francia, mantiene que la robótica no quitará puestos de trabajo a los hombres porque, a su juicio, lo que harán las máquinas será simplemente ayudar. Y yo le digo que eso es mentira y que lo único que ocurre es que la visión que expone se adapta perfectamente al entramado político /económico donde ejerce sus funciones. Es un peón más en el tablero. La máquina siempre ha destruido puestos de trabajo. ¿Nacerán otros? Sí, pero serán muchos menos y pordioseros, como se ha dicho en Davos. Porque el sistema pretende liberarse de todas las cargas sociales y laborales que pueda, a costa de millones y millones de vidas, con tal de elevar los beneficios y alejar cada vez más a los ricos de los pobres, desarmados estos últimos de cualquier derecho, en base a dinámicas descarnadamente corporatocráticas.
Sobre este blog
Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona y Master en Periodismo y Comunicación por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Fue Jefe de la Sección Política del periódico Canarias 7, Jefe y analista de la Sección de Economía del periódico La Provincia, Jefe de las secciones Nacional, Internacional, Edición y Cierre de La Opinión de Murcia, Corresponsal y analista económico en Canarias del periódico La Gaceta de los Negocios, Director del diario La Tribuna de Marbella, Jefe del Gabinete de Comunicación del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Director del diario La Gaceta de Las Palmas, Cofundador y director del peridico digital CanariasAhora.com. Director del Canal Canarias de la productora Media Report y Director de la Televisión Canaria Internacional. Como escritor, ha publicado cinco libros.