Espacio de opinión de La Gomera Ahora
Como el agua
La política hidráulica del Cabildo de La Gomera ha sido una de las acciones que más éxitos ha cosechado a lo largo de estos años. Los planes hidráulicos de nuestra Isla y de Gran Canaria para el período 2009-15 son los únicos que han superado la vía rápida pensada por el Gobierno canario. Un atajo que busca evitar sanciones desde Bruselas a raíz de los retrasos que experimenta la elaboración de estos documentos en Canarias. En el caso de La Gomera hemos pasado los estrictos filtros de la Cotmac y nos situamos a la cabeza en cuanto al cumplimiento de trámites y plazos.
No se trata de un logro cualquiera dada la cantidad de leyes, normas y directrices que es necesario tener en cuenta para elaborar unos documentos, cuya complejidad y nivel de exigencia es cada vez mayor. Todo lo relacionado con el agua ha sido siempre una prioridad para el Cabildo. Vivimos en una Isla con muchas peculiaridades en cuanto a su hidrología.
De nuestros mayores heredamos una red de presas que nos ha convertido en el lugar del mundo con mayor densidad de embalses en relación con la superficie. En 1993 tomamos el testigo y la política desarrollada por la institución insular ha dado sus frutos: en la actualidad La Gomera tiene su agua de abasto garantizada, a precios razonables y de una indudable calidad.
Todo ello lo hemos conseguido a base de saber asesorarnos por los mejores expertos, tomar las decisiones políticas más adecuadas y conseguir fondos para hacer realidad los proyectos. Muy atrás queda ya la época marcada por las penurias y los períodos de escasez, sobre todo en verano.
Pero como cualquier otra acción política que se precie, tampoco aquí podemos bajar la guardia. En estos momentos, estamos embarcados en dos frentes. Por un lado aprobar los nuevos planes hidrológicos que abarcan desde 2009 a 2021 y por otro en atender cuestiones concretas.
Entre ellas, actuaciones como la conexión del abastecimiento para el caserío de El Cedro, una vieja aspiración a la que el Cabildo dará cumplimiento. El proyecto ya ha sido aprobado y ahora culminan sus últimos trámites administrativos para que de forma inmediata se adjudique y comiencen las obras. Simultáneamente ocurrirá lo mismo con la construcción de un depósito regulador en Guariamiar en Alajeró.
En estos momentos trabajamos en inversiones que este año suman 900.000 euros en obras nuevas o en conservación de las existentes. El objetivo es dar respuesta a las necesidades que existen en todos y cada uno de los rincones de nuestra Isla. Tengamos en cuenta que el año pasado destinados 400.000 en ayudas a los regantes para que pudieran tener a punto sus infraestructuras. Porque nadie puede negar el papel primordial que tienen los síndicos a la hora de ayudarnos a tomar decisiones. Por ello, reiteradamente pedimos que se involucren en todo lo posible para lograr una gestión eficaz de los recursos y solucionar cuestiones concretas o generales.
Como la problemática histórica que se localiza en la presa de Mulagua. Este depósito con capacidad para 827.000 metros cúbicos fue construido hace ya cincuenta años. Desde un primer momento presentó fallos estructurales que han dado lugar a que pierda importantes cantidades de caudal. Concretamente, 50 litros por segundo, un derroche que no podemos permitirnos. Desde el Cabildo hemos decidido tomar cartas en el asunto y trabajamos en las alternativas que una vez puestas sobre la mesa consensuaremos con los regantes de Hermigua.
La propuesta pasa por conectar Mulagua con la presa de Liria para evitar pérdidas de caudal. El coste de 400.000 euros no es desmesurado si se tiene en cuenta que la construcción de una nueva presa supone un desembolso de cerca de cinco millones. Las previsiones apuntan a que en fechas veraniegas podremos vaciar la balsa y localizar el fallo. A la vez llevaremos a cabo una limpieza de estos depósitos lo que nos permitirá disponer de 250.000 metros cúbicos más. Lo que significa en la práctica, un nuevo embalse.
Estamos pues ante un ejemplo más de que existen políticas y gestiones cuyo éxito es que pasen desapercibidas. Que el ciudadano apenas repare en ellas porque simplemente funcionan con la efectividad y discreción de un reloj.
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