Espacio de opinión de La Palma Ahora
La Coral Awara en Nueva York: Diario de un viaje muy lejos de casa
El pasado mes de julio del 2013 la Coral polifónica Awara viajó muy lejos de casa, viajaron a Nueva York para ofrecer un concierto, para visitar el Metropolitan Museum, cruzar a pie el Puente de Brooklyn, pasear por el Central Park, visitar el museo del Moma, el Mercado de Chelsea y el Times Square, admirar la ciudad más cinematográfica del mundo. Viajaron muy lejos de casa para difundir su arte. Para cantar bajo la dirección de Marcos Francisco Lorenzo Afonso en la Catedral de San Patricio, en Manhattan y en el Interpid Sea-Air-Space Museum situado en el muelle 86.
El poder ofrecer un concierto en Nueva York era un proyecto que tenía la Coral Awara, hace ya más de siete años, cuando nació en Los Llanos de Aridane. Pero hacía falta un punto de arranque, tener contactos con personas o grupos de allá.
Y hace un año aproximadamente consiguieron una media docena de contactos, al final fue el maestro de órgano de la Saint Patrick quien aceptó la propuesta de Awara, después de visualizar actuaciones del grupo a través de vídeos y estudiar el curriculum que les envío la secretaria de la Coral, Charo González Palmero, cerraron fecha, seleccionaron partitura; los textos, las piezas a cantar, el vestuario.
Y se pusieron a trabajar. A trabajar duro. Organizaron rifas, programaron conciertos, y por qué no decirlo, el Cabildo de la Isla de La Palma, Ayuntamientos y algunas parroquias tanto de la Isla como fuera de ella también aportaron su granito de arena, así como la organización de eventos y recursos humanos.
Llenos de efervescencia se despidieron en el Aeropuerto los familiares y amigos. Tampoco quisieron faltar D. Noelia García y Ñeñe, alcaldesa y concejal de cultura de Los Llanos de Aridane. Porque ellas también han entendido que la tradición coral ha tenido gran arraigo en el ámbito popular de la isla: en fiestas y en rituales, en iglesias, por lo que debemos preservarla y promoverla.
Y llegaron a la capital del mundo. Al principio se sintieron desconcertados por su inmensidad. Pero comenzaron a caminar por las largas calles bordeadas de altos edificios. Embelesados miraban a la derecha e izquierda, tornaban la cara al cielo y decidieron realizar su primera visita. Subir a lo más alto del Empire State Building, actualmente el único edificio que llega al cielo: -¡Mira,mira! Se decían alborozados unos a otros. Lo que vieron desafió la imaginación de todos.
Bajaron de las alturas, pasearon por calles soleadas, treparon las escalinatas de la Biblioteca Pública de la Quinta Avenida, esquina con la Calle Cuarenta y Dos. Y estaban haciéndose las fotos de rigor cuando alguien comentó: -¿por qué no cantamos aquí? No perdieron la oportunidad. Enseguida se convirtieron en el blanco de todas las miradas que se arremolinaron para escucharles. Les aplaudieron, les pidieron otra canción. Fue un momento entrañable. Un buen comienzo.
Como las edades del grupo son muy variadas, algunos hacían de padres otros de maestros, así que recordaron que Nueva York ha sido y es la ciudad de las oportunidades, recordaron a algunos cantantes o literatos españoles que han dedicado su obra a la ciudad como Manuel Falla, Amancio Prada o Alejandro Sanz, Rubén Darío, Lorca o Salinas. También les explicaron a los más pequeños que a Nueva York la llaman “la manzana del mundo” y que Nueva York está en la isla de Manhattan. Las explicaciones llegaron al punto que alguien recordó unos versos del escritor Jardiel Poncela: Una ciudad con dos ríos. /Chinos, negros y judíos/con idénticos anhelos. /Y millones de habitantes, / pequeños como guisantes, / vistos desde un rascacielos? Así hablando y hablando llegaron a Broadway in the Park, llovía pero eso no importó para hacerse un hueco, entre un público numeroso, para contemplar un espectáculo callejero en primera fila.
Aquella misma tarde, vestidos para la ocasión, unos cuantos fueron a ver el musical “El fantasma de la ópera”, otros optaron por el Rey León y unos pocos bajaron caminando hasta Chinatown. Un lugar ruidoso con olor a puestos de comida callejera, al humo de los coches. Un lugar en donde se encontraron ratas deambulando entre las cloacas. Las chicas del grupo se asustaron con su presencia, se miraban con cara de susto y hasta llegaron a gritar:- ¡Ay, qué asco!
Otra visita obligada de la Coral Awara fue llegar hasta el edificio Dakota, acercarse al Central Park, al Strawberry Fields Memorial, al mosaico que recuerda a John Lennon, y tararear la canción Imagine tumbados en el césped con una manta que cada uno había traído de su isla de La Palma y en plan romántico volar por el techo del mundo.
Cruzaron a Battery Park y durante un rato contemplaron la Estatua de La Libertad., contemplaron una mujer grande que se alza con su bata verde y su antorcha? como la definió John Dos Passos en Manhattan Transfer.
Y estando allí fueron testigos de una boda curiosa, íntima, sin amigos ni fotógrafos. Solo un sacerdote y una niña de testigos. Se trataba de un momento emocionante, pero con ese atrevimiento que caracteriza a los adolescentes se fueron acercando a mirarlos primero con extrañeza, después con alegría, tanta que terminaron entonando los acordes del “Juramento de Miguel Matamoros”:
Si el amor hace sentir hondos dolores/ y condena a vivir entre miserias/ yo te diera, mi bien, / por tus amores/ hasta la sangre que hierve en mis arterias.
Al final las risas se mezclaron con lágrimas. La novia también lloró.
El domingo visitaron The Mother A, M. E. Zion church, la iglesia más antigua del barrio de Harlem. Allí escucharon voces maravillosas que atravesaban los ciclos celestiales. Total el Grupo Awara comenzó cantando una canción sacra “Natale” Pero mientras cantaban, Awara creció y creció tanto que terminaron con un góspel “Swing Low Sweet Chariot” Y los coros se unieron para chasquear los dedos, mover los hombros, las manos. Bailar y bailar.
También hubo tardes para los ensayos, para ir de compras, para saborear el brunch neoyorquino, para sorpresas como la noche que alquilaron una limusina. Y noches para disfrutar de la inacabada Saint John, la catedral católica mayor del mundo, para visitar el mercado de Chelsea. Para volver a cantar en el Rockefeller Center.
Por fin llegó el día de la actuación en la catedral de Saint Patrick, en plena Quinta Avenida, todo el grupo vestido de rigurosa etiqueta y con las voces cantando en sus oídos se subieron a los vagones abarrotados del metro. Y llegó el momento de participar en el ciclo Guest Choir Concert Series. Interpretaron bajo la dirección de Lorenzo Afonso un programa sacro “Natale ” de Pablo Quagliati, Alla Madonna del campi de forzano y otros muchas obras. Se ganaron al auditorio americano y a un puñado de palmeros residentes en Nueva York que también les arroparon. Todos empezaron a balancearse al compás de sus voces, a fotografiarlos, a tocar las palmas. El grupo mostró su madurez. Al terminar el concierto se estrecharon las manos, se besaron, se felicitaron y creo que hasta se intercambiaron regalos. Aquella noche Nueva York les perteneció.
El sueño se había hecho realidad, por eso ya relajados, brindaron, se intercambiaron experiencias, anécdotas como cuando un neoyorquino intentó ligar a una de las chicas más tímidas del grupo.
Pero llegó la hora de regresar de nuevo a la isla de la Palma. Esta vez el avión olía a sueño y a cansancio, a confidencias y a buenos recuerdos, como los galardones que han recibido en Bélgica, Italia y Grecia. Pero alguien me ha contado en secreto que están dispuestos a marcarse un nuevo reto, otro viaje: Más conciertos muy lejos de casa.
Se cumplirá o no, pero de lo que no hay duda es de que el viaje a Nueva York marcará un antes y un después en la Coral polifónica Awara de la isla de La Palma.
Lista de los miembros de la Coral que participaron en el viaje:
SOPRANOS:Carlota, Andrea, Mónica (vicepresidenta y monitora),Lucía Braun, Christian, Elisabeth, Eugenia y Yanira.
CONTRALTOS: Carmen (presidenta y monitora), Uardy (tesorera y monitora), Virginia, Tamara, Amanda, Aroa, Gabriela, Eva, Lucía Leal.
TENORES: David, Joniker, Gabriel, Yarogui, Diego; Sergio; Udo.
BAJOS: Marcos (padre del director), Basilio, Mario, Hugo, Pablo, Carlos David.
ACOMPAÑANTES: Charo (secretaria, madre de Carlota y monitora), Chelo (madre de Carlos David), María del Mar (madre de Virginia y Andrea), Remedios (madre del director), Janine (vocal de la directiva y madre de Joniker)
Blog-rosariovalcarcel.blogspot.com
0