Espacio de opinión de La Palma Ahora
Rescate en Fuencaliente II
(Esta es la segunda parte de una historia ya publicada y que parecía que iba a tener buen final?)
“La situación no era fácil, 9 cachorros?” Así comenzaba una lucha para encontrarles una solución. Al final fue Antje en Garafía quién con su albergue privado nos dió el aviso de que los lleváramos allí. Bien!! pensamos, cielos abiertos y una oportunidad para estos pequeños...
Pero el dicho dice: “El hombre propone y Dios dispone”. No sé si será verdad pero lo que sí sé es que dentro de este mundo de protección y amor por los animales, hay muchas alegrías pero también muchas tristezas?
Y hoy acabo de recibir la triste noticia de que no todos esos cachorros han logrado sobrevivir. Cuando son tan pequeños y como hasta determinado momento no se les puede vacunar están a expensas de muchas enfermedades, entre ellas el parvo, una enfermedad que la mayoría de las veces es mortal.
Quiero compartir las vivencias de esta persona ya que fue ella la que les abrió los brazos y las puertas de su hogar, ella ha hecho lo imposible para sacarlos adelante, y procurarles una vida sana para encontrar un buen hogar para ellos.
Todos sabemos que su amor por los animales es demasiado grande para no haber hecho todo lo imposible para salvarlos, siempre lo hace pero no siempre se obtiene los resultados deseados.
Hoy quiero darte las gracias por ello Antje y decirte:
“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindible”. Así eres tú Antje.
Estas son sus palabras y sus sentimientos:
“Fue un 7 de Julio cuando me trajeron 8 cachorritos de Fuencaliente, eran 9 pero uno de ellos fue adoptado antes de traérmelos, su madre, una perrita podenca que por lo visto ya ha parido otra camada en el mismo lugar, ha sido abandonada a su suerte y dió a luz en una madriguera, solita y sin cariño.
Los amables vecinos del Caserío la Fajana, se hicieron cargo de ellos, para vigilarlos y darles de comer, haciendo turnos de vigilancia para que no les pasara nada.
Los perritos crecieron y claro, ya les llamaba la curiosidad para saber “que es lo que hay allí fuera”, impacientes para inspeccionar el entorno. Pero allí había peligro para ellos, mucho!!! Entonces se decidió buscar una solución para ellos, para que no sean atropellados o cualquier otra cosa.
Unas personas de mucho corazón se encargaron de cogerlos y traérmelos aquí, a nuestro albergue privado de perros abandonados que cada vez está más lleno de tantas pobres criaturas que nadie quiere.
Ellos no entienden nada, siendo siempre tan fieles a sus amos y éstos, cuando ya se cansan de ellos, o los dejan a su suerte o los matan, porque ya no sirven para nada. Los cachorritos estaban asustados, solos, sin mama que tanto los ha mimado. No se pudo cogerla a ella y se quedo allá.
Poco a poco entraron en confianza, jugaron, han sido mimados por nosotros, desparasitados etc.
Era una alegría diaria verlos crecer, jugar, comer y cada día más seguros de sí mismos. Todos los días salían un ratito para estar con los “grandes” que tanto les impresionaban, y todos eran buenos con ellos hasta que un día... Hasta que un día, para ser exacta el 26 de julio, empezaron los dos primeros a sentirse mal, diarrea, vómitos... nuestros pequeños que se llamaban Gina y Gazzi, y ya el 28 murieron esos dos, mi pequeña Gina y el pequeño Gazzi, luchamos juntos, aguantaron todo, inyecciones, infusiones... pero nada, no fue posible salvarlos, Gazzi cerró los ojos el domingo a las 15.30 h. y sólo dos horas más tarde la Gina, en mis brazos... es muy triste ver como se te van y no puedes hacer nada, comenzando a vivir?
Ese mismo día comenzaron con los mismos síntomas otros dos, una era Gianna que murió ya el martes, era la tercera que se nos iba, y Gina luchó hasta el jueves para morir junto con Gio, que tampoco sobrevivió a la lucha contra la enfermedad.
No pudieron vencerla, tal vez era su destino, sólo pasamos unas tres semanas juntos, felices, y yo feliz de haberlos recogido, pero no sirvió para nada.
Pero Gino, Giorgio y Guilia si han sobrevivido a la lucha, están ya fuera de peligro, ya comen y juegan de nuevo. Mereció la pena luchar...
Os llevo en mi corazón mis pequeños luchadores, Gina, Gianna, Gela, Gazzi y Gio, no os olvidaré nunca y espero que seáis felices donde estáis ahora, sin dolores, ni hambre, ni maltrato por parte de los ser humanos.
Os quiero? y seguiréis en mi corazón junto a todos los que, de una forma u otra, se han ido“.
Antje Albrecht
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