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Sor Josefa Argote: la monja ‘correcaminos’ que llevó auxilio médico, ilusión y optimismo a los más necesitados

Manuel Lorenzo Arrocha

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Sor Josefa Argote Argote nació en la aldea de Sáseta, en el condado de Treviño (Burgos), el 19 de septiembre de 1932. En ella permaneció casi toda su juventud, compaginando las faenas domésticas con las agrícolas hasta que decidió profesar como religiosa en 1957 en la Comunidad de las Hijas de la Caridad de la Orden de San Vicente de Paúl.

Un año más tarde llega a Canarias, concretamente al Hospitalito de Niños de Santa Cruz de Tenerife, institución de la que fue directora, destacando por su humildad y gran profesionalidad.

También estuvo más tarde, ya como diplomada en Enfermería, prestando sus servicios en Gran Canaria, La Gomera y Santa Cruz de La Palma, hasta que en 1977 la Iglesia realizó a su Congregación una llamada urgente para que fueran a ayudar a la población de Garafía, que padecía una gran necesidad sanitaria y ayuda a los mayores del municipio.

Una de las hermanas enviadas a este municipio fue Sor Josefa, quien, sin escatimar esfuerzos ni sacrificios, se convirtió en la monja correcaminos, la que llegaba al último pago del norte de la isla llevando el auxilio médico, la ilusión y el optimismo a los más necesitados.

Igualmente, junto con otras hermanas de su Comunidad funda el Centro Asistencial, en el barrio de Franceses (imagen al final de página), que lleva su nombre, participando en Cáritas Diocesana, Cruz Roja, y en todos los acontecimientos en los que era solicitada su presencia.

En Garafía estuvo hasta su muerte, ocurrida en un desgraciado accidente de tráfico el 19 de septiembre de 1995, en la carretera general Gallegos-Franceses, muy cerca del cementerio donde se encuentra enterrada (segunda imagen).

El Ilustrísimo Ayuntamiento de la Villa, en septiembre de 1996, la declara Hija Adoptiva del Municipio y perpetúa su memoria rotulando una de las calles de la Villa con su nombre (tercera imagen).

Así mismo, el Excelentísimo Cabildo Insular de La Palma, en octubre de 2010, le otorga la distinción, a título póstumo, de Hija Adoptiva de la Isla de La Palma por su trabajo impagable a los más necesitados y por su entrega en cuerpo y alma a los vecinos de Garafía y de La Palma en general.   

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