La rotura de la Presa de Barlovento causó daños por 35.000 euros
La rotura de la presa de Barlovento en el mes de abril del año 2011 supuso daños en las fincas situadas en el barranco de La Gata por valor de 35.000 euros. El Consejo Insular de Aguas de La Palma ha llevado a cabo esta valoración después de que, tras la aparición de grietas en el embalse, se desalojara el caudal por este cauce, lo que dio lugar a numerosos desperfectos en las plantaciones cercanas.
Los técnicos del Cabildo palmero realizaron diversos informes y se entrevistaron con los propietarios de los terrenos que resultaron inundados. La institución insular admitió desde un principio que los daños dieron lugar al brusco vaciado de la presa y se mostró dispuesta a pagar a catorce agricultores cantidades que oscilan entre los 63 euros como mínimo y 6.500 como máximo. Sin embargo, el Consejo Consultivo considera que se ha vulnerado el derecho de estos agricultores a conocer los pagos que se van a realizar a los restantes y por ello obliga al Cabildo a retrotraer todo el proceso a su momento inicial y de manera que los afectados puedan así conocer los pormenores del expediente y presentar las correspondientes alegaciones si lo estiman conveniente.
En aquella jornada se produjo también un terremoto en las cercanías de la isla aunque desde un principio se descartó una relación causa-efecto entre ambos fenómenos. Aquel día el Cabildo de La Palma procedió a la evacuación de unas 50 personas como medida de precaución. En concreto, el desalojo se produjo en las zonas de Las Cabezadas y La Lomada, situadas algo más abajo de la balsa. Si bien no existió ningún peligro para la población, el Cabildo tomó esta decisión para evitar cualquier tipo de riesgos, especialmente por la noche. Los vecinos tuvieron que ser trasladados a un hotel.
A partir de aquí los técnicos calcularon que el arreglo de la Balsa de Barlovento, implica un coste de 8,7 millones de euros al tiempo que hablaron de unos 18 meses para terminar las obras. El coordinador del equipo de trabajo, José Jiménez Suárez, explicó en su momento que la avería consistió en una comunicación entre el interior de la balsa, a la cota 702 metros y la galería más profunda de acceso a las válvulas de gestión de la balsa, ubicada a la cota 690 metros y a unos 8 metros por debajo del fondo. Los técnicos sostuvieron que la rotura partió de un deterioro causado en la avería en 2005 y no detectada entonces y que por lo tanto tampoco pudo ser reparada, lo que ocasionó las primeras pérdidas de agua en el entorno de la primitiva toma que se modificó en 1992.
Localizada en un lugar hidrológicamente privilegiado, La Laguna de Barlovento a los 700 metros de altitud, cumple con las características de ser un vaso natural, ubicado en un lugar de la isla con abundantes recursos de agua y con la posibilidad de ser también el principal centro de almacenamiento y distribución de La Palma. Junto a estas ventajas, cuenta con una dificultad y un condicionante de envergadura: el vaso es una caldera de explosión con la chimenea rellena de materiales arcillosos de muy poca consistencia y muy deformables. Es decir, los técnicos opinan que “La Caldera de Barlovento es la gran solución, pero sus cimientos son el gran problema”. Se proyectó en los años 1970 para satisfacer las necesidades de regadío de la zona, con una capacidad máxima de 5,5 Hm3 y una superficie aproximada de 300.000 metros cuadrados. Fue construida dentro de un cráter de un volcán de naturaleza basáltica, en el que tuvo lugar, hace aproximadamente medio millón de años, una erupción violenta, que provocó el ensanchamiento del cráter original hasta la forma elíptica actual, con un diámetro máximo de 700 metros en el borde superior. La mala suerte parece haber perseguido desde un principio a esta infraestructura ya que durante años sólo sirvió para que las vacas pastaran en su suelo dado que no podía retener el agua.
Casi dos decenios antes, en 1952 ya se había propuesto la construcción de una balsa en el cráter natural, pero no fue hasta 1974 cuando se construyen los azudes de llenado y se remodela el cráter original recubriéndolo con arcilla del lugar para conferirle impermeabilidad. El resultado no fue el adecuado porque la deformabilidad de las arcillas del cráter produce asientos del terreno de cierta importancia. En los años 80 se realiza un ensayo experimental de una balsa de menor capacidad y recubierta de arcillas seleccionadas. Tampoco funciona y entre 1990 y 1993 se realiza la primera obra de impermeabilización de la caldera con láminas sintéticas colocadas encima de una capa de hormigón poroso y una red de drenaje debajo que cumple una doble función: avisar de posibles roturas de la lámina y evitar que el agua llegue al núcleo resistente porque sería su ruina. Cuando doce años después, en el 2005, la balsa alcanzó una altura de agua de unos 24 metros sobre el punto más bajo, se produjo un fallo generalizado en el fondo de la balsa por deformación del terreno y rotura de la lámina.
Entre 2006 y 2007 se realizó una obra de emergencia para reparar la lamina. Se adoptó una nueva tecnología para amortiguar el efecto de las deformaciones del fondo y se construyó una nueva galería visitable en el fondo para mejor manejo de las válvulas. En abril del 2011, con algo menos de altura de agua que en el 2005, se produjo la última avería localizada. En este casi medio siglo, se han elaborado 10 proyectos, se han realizado 9 informes, han intervenido 6 empresas constructoras y más de 30 técnicos han opinado acerca de las soluciones planteadas. Este cúmulo de aportaciones técnicas, deja clara la complejidad de la obra y de las singulares características del sustrato; una caldera con las paredes más o menos compactas y resistentes y un fondo dominado por una chimenea volcánica rellena, hasta donde se conoce, 65 metros de profundidad, por materiales poco consistentes y muy deformables.