El Diablo apareció esta madrugada en Tijarafe

E.R.M / E.r.m.

El Diablo andaba suelto estos días y apareció esta madrugada por una de las esquinas de la plaza de La Candelaria de Tijarafe, donde le esperaba una multitud exaltada y deseosa de danzar con la infernal figura. El número más emblemático y esperado de las fiestas en honor a la Virgen de La Candelaria es un singular espectáculo pirotécnico declarado Bien de Interés Cultural.

La Danza del Diablo cumple en esta edición 90 años. Fue en 1923 cuando tres tijaraferos, Antonio Cruz, Pedro Brito y Orocio Martín, crearon el número festivo, que se ha convertido en seña de identidad del municipio. “La construcción de este machango era muy rudimentaria y utilizaban tablas forradas de sacos que sujetaban con aros metálicos”, recuerda el Ayuntamiento en un folleto que ha editado sobre esta arraigada tradición. “Minutos antes de sacarlo a la plaza para bailarlo, le daban una lechada de cal por toda la carcasa exterior para protegerlo del fuego, y con el fin de darle más lucimiento, lo adornaban con algunos detalles, como la corbata, el cigarrillo? para lo que utilizaban papeles de colores”. Pero El Diablo, al que se le considera 'embajador de Tijarafe', ha evolucionado. “A partir de 1978, tras más de 20 años de preparación por los colaboradores del pueblo, el minado y la colocación de los fuegos de artificio se encarga a pirotécnicos profesionales, dada la complejidad del trabajo y los niveles de riesgo existentes en la plaza de La Candelaria la noche del 7 de septiembre”, aseguran.

Explican que “la carcasa que durante estos años sirvió de 'vestido' al Diablo era un armazón metálico de un peso cercano a los 50 kilos, de modo que se dificultaba bastante a la persona que iba dentro los movimientos normales y propios de la danza que tiene que realizar rodeado de cientos de personas”. En la actualidad, la vieja carcasa metálica “ha sido sustituida por otra más ligera de fibra de vidrio, manteniendo, eso sí, la fisonomía tradicional del machango”. Destacan que “también se ha avanzado mucho en el aspecto de la seguridad, sobre todo para quien lo 'corre”.

Después de varias horas de verbena, que este año estará amenizada por las orquestas Salsaludando, Ritmo, Tamarindo y Silvia Reyes, tendrá lugar el desfile de gigantes y cabezudos, que marcan la cuenta atrás de la llegada de El Diablo. A las 02.30 horas aproximadamente, los llamativos ojos rojos de Lucifer irrumpen en una plaza abarrotada que espera con impaciencia el macabro baile. La primera en arder es la horqueta, a la que le sigue el rabo y el resto de partes de la figura incandescente. Durante unos 20 minutos, dispara más de 500 cohetes. Como colofón, en el mismo centro de la plaza, explota la cabeza y desaparece, dejando en el ambiente un rastro de humo y olor a pólvora.

Al coincidir la fiesta con un fin de semana, unas 10.000 personas se dieron cita en el recinto festivo de Tijarafe, por lo que se intensificaron las medidas de seguridad.

Disfrutar El Diablo, aseguran los responsables municipales, “significa también conservarlo, de modo que, al igual que nos lo transmitieron nuestros antepasados, podamos encomendárselo a nuestros descendientes, por ello debemos cuidar su evolución al compás de los tiempos; no se puede pretender que se mantenga estático en un estadio arcaico, en un pasado que ya no volverá, pero tampoco incorporar elementos que no concuerden con la esencia que late en el acto festivo desde 1923”.

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