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Los huesos aborígenes se utilizaron como abono

Esther R. Medina / Esther R. Medina

“Era un abono fabuloso, calcio puro”. El polvo de huesos aborígenes se utilizó como fertilizante natural para la agricultura en la época de la posguerra, según ha señalado a LA PALMA AHORA Jorge Pais, doctor en Arqueología y responsable de la Unidad de Patrimonio Histórico del Cabildo. “Se hizo muy popular y la gente buscaba los huesos desechos por la humedad”, ha recordado este experto, quien asegura que “la gran mayoría de las cuevas funerarias de la Isla (hay contabilizadas más de 200) están desechas y destrozadas, quedando intacta sólo alguna de difícil acceso”.

La arqueóloga Nuria Álvarez Rodríguez, que realiza en la actualidad el doctorado sobre cremación en cuevas funerarias de La Palma, asegura en su tesina, titulada 'Estudios de arqueología funeraria y bioantropología en la Isla de La Palma. Un estado de la cuestión', que “la extracción masiva de polvo orgánico de las cuevas ha incidido de forma muy negativa en La Palma en su registro antropológico”. “Fue particularmente apreciado por sus características nutritivas el que procedía de yacimientos funerarios, hasta el punto de que se hizo de uso corriente la expresión 'cueva de polvo' para designar aquellas cuevas ricas en esta materia orgánica”, explica Nuria Álvarez. Añade que “ese polvo fue muy utilizado y apreciado como abono natural para la agricultura, lo que implicó la destrucción de muchos yacimientos funerarios”.

Uno de los grandes campos de investigación que apenas ha sido trabajado en La Palma, asegura esta arqueóloga, es “el mundo funerario tanto en lo que se refiere a sus prácticas como al estudio bioantropológico de los restos humanos”. Insiste en que “las costumbres funerarias de los benahoaritas son uno de los apartados menos conocidos de su cultura”. “Si comparamos a La Palma con las demás islas observamos que allí no se ha producido la reactivación y el desarrollo que estos estudios han tenido en Gran Canaria, El Hierro, Tenerife e incluso La Gomera”, afirma.

Las razones de este escaso desarrollo, en opinión de esta investigadora, son diversas. Señala, en primer lugar, que “es muy difícil encontrar un yacimiento intacto, que previamente no haya sido visitado por los expoliadores”. Otro de los motivos es que “no se han publicado los resultados de los yacimientos excavados”. Asimismo, añade, “la metodología no fue la adecuada en su momento”. Todo esto, dice, “ha repercutido en la recuperación de un material escasísimo para las investigaciones antropológicas”.

Nuria Álvarez, con su tesina, se propuso “recopilar toda la información disponible sobre los yacimientos sepulcrales de los benahoaritas”. “La mayor fuente de información se la debemos a la documentación aportada por el doctor Jorge Pais, responsable de Patrimonio Histórico del Cabildo de La Palma”, indica.

Entre los distintos tipos de prácticas rituales, Álvarez cita la inhumación, el depósito superficial, la cremación antrópica (diferenciándola de la cremación natural) y la momificación. Recuerda que “otro gran problema es el desconocimiento que parece pesar sobre las cuevas funerarias; de hecho, hasta hace pocos años se conocía un número muy reducido de yacimientos sepulcrales, de los cuales la mayoría estaban expoliados”. En La Palma, resalta en este sentido, “hay muy pocos yacimientos funerarios que se conserven intactos y nos tenemos que conformar con desear que por lo menos no estén muy descontextualizados”. El expolio, sostiene, “es una de las grandes causantes de su destrucción”. La reutilización de los yacimientos “también ha sido un grave problema para su conservación, tanto en época histórica como en la actualidad”, apunta esta experta en arqueología. “Tampoco podemos olvidarnos del efecto de los animales sobre los restos antropológicos de los yacimientos funerarios, que pisotean el material y dejan sus excrementos sobre el mismo provocando su contaminación y destrucción”, detalla.

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