José Lull: “Los astrónomos egipcios observaban desde las terrazas de los templos y palacios”
José Lull sabe mucho de tumbas reales egipcias del Tercer Período Intermedio y de Época Tardía. De hecho fue el tema de la tesis doctoral –publicada como monografía en Oxford- de este egiptólogo formado en la Universidad de Tübingen (Alemania) y doctorado por la Universidad de Valencia. Pero este historiador, actualmente profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, es también un experto en la antigua astronomía egipcia. Así lo demostró recientemente en el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), donde ha estado colaborando con el investigador Juan Antonio Belmonte, arqueoastrónomo de este centro, y donde dio la conferencia titulada “Desvelando a los astrónomos del antiguo Egipto”. Y es que la Astronomía fue una de las herramientas más poderosas de la que se sirvieron los antiguos egipcios en su búsqueda continua de la Ma’at, el orden cósmico en la Tierra.
-¿Existía la profesión de astrónomo en el antiguo Egipto? ¿Era una profesión única?
-En el antiguo Egipto no parece que existiera una profesión específica equivalente a lo que nosotros entendemos como astrónomo. En Egipto, quien se dedicaba a la observación de la bóveda celeste solía ser un sacerdote que tenía muchas otras ocupaciones que nada tenían que ver con el mundo celeste. Por otro lado, cuando el astrónomo no pertenecía al estamento sacerdotal, era también un escriba con los cometidos propios de esta profesión.
-¿Cómo lo sabemos? ¿Qué testimonios se han conservado al respecto?
-Esto lo sabemos gracias a las inscripciones que han llegado hasta nosotros. Tenemos numerosos ejemplos de individuos que, al tiempo que emplean títulos que reconocen su función como astrónomos y horólogos (usando estrellas horarias entre otros medios), también nos muestran otros cargos muy diversos, propios tanto del funcionariado civil como del mundo religioso. Sirva el ejemplo de un noble llamado Tjenti, de la VI dinastía (hacia 2300 a.C.). Él era “superior y observador de los secretos del cielo”, por tanto, un astrónomo. Pero también era “sacerdote sem”, “sacerdote lector”, “escriba del libro divino”, “grande de los videntes” en Heliópolis, entre otras muchas funciones.
-¿Qué relación tenía la astronomía con la astrología?
-Durante toda la historia del Egipto faraónico vemos la relación que existía entre la astronomía y el mundo religioso, pero no con la astrología. La astrología propiamente dicha, de origen mesopotámico, se introduce en Egipto con fuerza en la época ptolemaica. Sin embargo, antes de que esto se produzca, sí tenemos pruebas de que los egipcios, como muchas otras culturas antiguas, asociaban acontecimientos celestes con malos o buenos augurios. Esto queda claramente expresado, por ejemplo, en una conocida estela del rey Merenptah, hijo de Ramsés II, en la que se dice: “Él es quien traerá el fin de sus enemigos, dicen los que escudriñan sus estrellas”. Otro texto más tardío, la Crónica del príncipe Osorkón, dice: “Aunque el cielo no se tragó la Luna (aunque no hubo eclipse de Luna), una gran contienda devino en esta tierra”, es decir, un eclipse era entendido como un mal presagio.
-Sabemos que muchos edificios egipcios estaban orientados astronómicamente. Los astrónomos ¿desde dónde observaban? astrónomos
-Los astrónomos egipcios observaban desde las terrazas de los templos y palacios. Desde esa altura buscaban horizontes más libres de obstáculos. Así, por ejemplo, en los papiros de Abusir, de la V dinastía, se habla de los “vigilantes en la terraza del templo”, siendo estos vigilantes, con gran probabilidad, astrónomos y observadores de las estrellas horarias; y en una estela del Imperio Nuevo un personaje lleva el título de “horólogo/astrónomo sobre el techo del palacio”.
-¿Qué instrumentos de observación y medida utilizaban?
-Los instrumentos de observación empleados por los astrónomos egipcios eran muy simples. Por un lado tenían el bay, un nervio de palma en cuya parte superior se había practicado una ranura para emplearlo como instrumento tipo mira. El merkhet, por otro lado, era básicamente una pieza de madera que se colocaba horizontalmente y del que pendía una plomada. Podía ser utilizado en combinación con el bay. Además intuimos la existencia de otros dos instrumentos de observación: por una parte, una especie de gnomon, que aparece representado en muchos techos astronómicos; y, por otra, una suerte de groma, que bien podría corresponder al extraño objeto que corona la cabeza de la diosa Seshat. Por supuesto, los astrónomos egipcios también hicieron uso de clepsidras así como de relojes de Sol y sombra. Y para sus observaciones contaban con la ayuda de listas de estrellas con información sobre sus ortos, ocasos y culminaciones.
-¿Vestían de alguna manera especial?
-Una estatua de un noble y astrónomo de la dinastía XVIII llamado Aanen, actualmente en el Museo Egipcio de Turín, nos muestra a este individuo vistiendo, como lo haría un sacerdote, una piel de pantera. Sin embargo, en lugar de manchas tiene estrellas. También la diosa Seshat, vinculada en parte al mundo celeste, muestra en muchas ocasiones una vestimenta decorada con estrellas. Teniendo esto en cuenta podríamos decir que, de haber una vestimenta propia de los astrónomos egipcios, esta podría ser como la de Aanen. Pero como es un ejemplo excepcional y el resto de los astrónomos que tenemos identificados como tales no muestran ninguna vestimenta distintiva, lo probable es que, realmente, el astrónomo egipcio no usara de ordinario una prenda singular que lo identificara.
-¿Qué descubrimientos astronómicos se hicieron en el antiguo Egipto? ¿Podían predecir eclipses? ¿Avistaron algún cometa?
-El gran descubrimiento que nos han legado los antiguos egipcios es el año de 365 días y la división del día en 24 horas (si bien esto último no obedece meramente a una cuestión astronómica). Ellos catalogaron estrellas, observaron objetos de cielo profundo visibles a simple vista, hicieron un preciso seguimiento de los movimientos del Sol y de la Luna, pero no supieron predecir eclipses y aunque, sin duda, vieron cientos de cometas, no nos han legado ni una sola referencia al respecto. Hay que tener en cuenta que, desgraciadamente, no nos ha llegado ninguno de los libros o tratados de astronomía escritos por los egipcios, muchos de cuyos títulos sí conocemos.
-¿Parcelaron el cielo en constelaciones? ¿En qué se parecen o diferencian de las nuestras?
-Como es usual en muchas culturas, para dar orden y reconocer mejor el fondo de estrellas de la bóveda celeste, los egipcios formaron constelaciones a partir de grupos de estrellas. Tras estas constelaciones se esconden historias y mitologías, pero en la inmensa mayoría de los casos nos es desconocida. Algunos, sin embargo, están muy bien documentados, como la constelación de Meskhetiu (compuesta por las siete estrellas principales de la Osa Mayor), que según los egipcios corresponde a la pata que el dios Seth perdió en uno de sus combates contra Horus (representado, a su vez, por la constelación de Anu) y que fue llevada al cielo circumpolar y atada mediante una cadena de oro a dos postes de amarre sostenidos por la diosa Isis en forma de hipopótamo (otra de las constelaciones egipcias). La constelación de Mai, el león, corresponde a nuestro Leo zodiacal, pero en el caso egipcio desconocemos su significado mitológico. Vemos que existe cierta similitud entre el concepto de constelación del antiguo Egipto y el nuestro, con tamaños muy variables, y con historias asociadas que las hacían más reconocibles a los egipcios.
-¿Existía una diosa de la Astronomía?
Los egipcios no tenían una diosa o musa de la Astronomía al estilo de Urania en el mundo griego. No obstante, la diosa Nut era la diosa celeste por excelencia, quizá plasmada en el mismo cielo por la Vía Láctea.
-¿Qué colaboración mantiene con el IAC? ¿Hasta qué punto se complementa la perspectiva del historiador con la del astrónomo?
-Con el IAC y, en concreto, con el Dr. Juan Antonio Belmonte, mantengo una buena colaboración y amistad que se remonta ya a muchos años atrás. Juntos hemos trabajado principalmente en la identificación del cielo de los egipcios, consiguiendo grandes resultados. Y ahora estamos trabajando en una monografía, Ancient Egyptian Astronomy, que verá la luz en 2021. Formamos un buen equipo, pues su formación profesional como astrofísico y su pasión por el antiguo Egipto se complementan perfectamente con mi formación profesional como egiptólogo y mi pasión por la Astronomía. En mi opinión, esta combinación es una fórmula ideal para abordar muchos de los problemas que ofrece la antigua astronomía egipcia.
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