''Me persiguen por defender los derechos de la población negra de Colombia''
Se le asignó el número 6 en la lista de personas que iban a ser fusiladas aquella noche cálida que acabó en masacre, pero el destino quiso que le dieran por muerto y pudo, milagrosamente, salvar la vida. El 11 de mayo de 2000, a las 01.30 de la madrugada, en la comunidad de Sabaletas, en el corregimiento número 8 del municipio de Buenaventura, la ciudad colombiana más grande de la región del Pacífico, Rosaliano Riascos Rodríguez, de 55 años, volvió a nacer. Se convirtió en objetivo de los paramilitares por reclamar la titularidad de las tierras que trabajan y derechos básicos para la población afrodescendiente. “Sólo buscamos vivir dignamente, tener trabajo y educación, porque a los negros se nos niegan todas las oportunidades”, dice. Desde hace un año reside en León acogido dentro del Programa de Protección Temporal de Defensores de Derechos Humanos que Amnistía Internacional puso en marcha en 1998. Estos días se encuentra en La Palma invitado por el grupo local de la citada organización no gubernamental.
La comunidad de afrodescendiente ocupa territorios considerados estratégicos por los grupos armados de Colombia y ha tenido que pagar con vidas su lucha por lograr el título de propiedad de las tierras. Rosaliano Riascos, el 11 de mayo de 2000, era presidente de la comunidad de Sabaletas cuando los paramilitares lo intentaron asesinar. Logró sobrevivir a la masacre. “Mientras la gente dormía, llegaron camiones y camionetas y se estacionaron en la plaza del pueblo; vestían prendas militares, y los que estábamos despiertos pensamos que eran miembros del ejército, pero se bajaron y empezaron a tumbar las puertas y a disparar”, cuenta.
Los grupos armados sacaron a los vecinos de Sabaletas de sus casas y los llevaron a la plaza. “Con una lista que tenían comenzaron a seleccionar a los que iban a asesinar; a mí me nombraron el número 6; una persona con una capucha decía cuántos tiros había que meterle a cada uno”, recuerda Rosaliano. “A mi lado había un joven, José Antonio, que estudiaba bachillerato, y cuando a él le pegaron el primer tiro, se desplomó sobre mí y yo me dejé llevar, cayendo al suelo; la balacera siguió y a mí me dieron por muerto”, narra emocionado. A partir de esta trágica noche, en la que fueron asesinados 12 comuneros, la vida de Rosaliano Riascos, que era promotor social rural de la alcaldía de Buenaventura, dio un dramático giro de 360 grados. “Cuando se percataron los matones de que yo no había muerto, empezaron a buscarme para acabar conmigo”, señala. Llegó a residir hasta en 27 departamentos del país para impedir que los paramilitares le localizaran. En Bogotá, junto con otros líderes, logró crear la que hoy es la Asociación Nacional de Afrocolombianos Desplazados.
Ultimatún mediante correo electrónico
El Gobierno de Colombia le asignó protección durante algunos periodos, pero luego se la retiró alegando que ya no era un objetivo para los paramilitares. Sin embargo, después de once años huyendo de un lugar a otro, en junio del pasado año recibió el ultimátum: “Llegó a mi correo electrónico una amenaza en la que se me decía que tenía 20 días para abandonar la ciudad; presentamos una denuncia en la fiscalía, pero tenía que vivir encerrado en mi propia casa como si fuera una cárcel, así que decidí abandonar el país”, relata. Amnistía Internacional, a través del Programa de Protección Temporal de Defensores de Derechos Humanos, logró sacarlo de Colombia. Vive en León desde hace un año, y en menos de quince días deberá enfrentarse a una difícil decisión: quedarse en España sin perspectivas económicas o regresar a su país y asumir los riesgos. “El ser humano lo primero que quiere es la vida, pero no tengo condiciones para quedarme en España; todavía no tengo claro qué voy a hacer”, reconoce.
Rosaliano Riascos se encuentra estos días en La Palma invitado por el grupo local de Amnistía Internacional. A lo largo de esta semana impartirá charlas en los institutos de enseñanzas secundarias y este jueves, a las 19.30 horas, estará en la Casa Salazar de Santa Cruz de La Palma, para hablar sobre el tema “Territorio y conflicto armado”. A la población afrodescendiente de Colombia, sostiene, “se le violan sus derechos sin que intervenga la comunidad internacional y sin que quienes tienen la responsabilidad de tomar medidas para evitarlo, actúen”. Los negros, afirma, “no tenemos derecho a titular las tierras del andén del Pacífico porque es una de las zonas más ricas de Colombia”. “Estamos en medio de una guerra que no hemos originado y sólo buscamos el derecho a vivir dignamente, al trabajo, a la educación, a que nuestros hijos se formen”. Rosaliano Riascos concluye con una pregunta que él mismo responde: “¿Cuándo vamos a tener los negros en el mundo la posibilidad de ser competitivos? Nunca, porque se nos niegan todas las oportunidades”.