Comer en el Hospital casi como en casa
El equipo de profesionales del Servicio de Cocina del Hospital General de La Palma se desvive por mimar al paciente y hacerle una estancia lo más agradable posible. En pocos recintos hospitalarios se elaboran 30 o 40 tortillas francesas a mano o se exprimen naranjas para jugos naturales, como en casa. “La comida es importantísima, si el paciente come bien evita tomar suplementos alimenticios y acorta el tiempo de recuperación”, ha asegurado a La Palma Ahora María Rosa Hernández Álvarez, responsable del Servicio de Hostelería. “El momento de la comida es el más agradable y esperado, e intentamos que cuando el paciente abra la bandeja aumente su apetito y disfrute, dentro de sus posibilidades, porque cuando uno está enfermo no está del todo a gusto”, añade.
En el Servicio de Cocina del Hospital General trabajan siete cocineros, una dietista, dos gobernantes, 23 pinches y una jefa de grupo, que elaboran de media entre 190 y 240 menús diarios, tanto para los pacientes como para el personal del centro hospitalario. “Todas las gerencias, a pesar de los recortes que se han visto obligados a realizar, siempre han tenido muy en cuenta el Servicio de Cocina, han sido conscientes de su importancia a la hora de destinar presupuesto, y eso debo agradecerlo”, recalca María Rosa Hernández. “Este es un trabajo compartido con la Dirección de Enfermería, con las plantas, es un trabajo conjunto, de colaboración, hay muy buena sintonía entre todos”, subraya.
El Hospital ofrece un menú de verano y otro de invierno que cambia cada 15 días. “Es un menú único pero con opciones para el primer plato, el segundo y el postre; el paciente puede elegir, por ejemplo, entre unas lentejas y una sopa, una carne y un pescado, o fruta y natilla”. “Toda la comida se elabora aquí, excepto los yogures y el pan, del que servimos cinco variedades”, destaca. “Se hacen compotas naturales de fruta, arroz con leche, natillas, bizcochos, mojos… todo es casero, como lo que cualquiera puede comer en su casa”. La fruta que se consume es de temporada y el agua que se sirve, embotellada.
El Servicio de Cocina también elabora menús especiales para pacientes con algún tipo de intolerancia. “La dietista se encarga de las dietas personalizadas y de controlar el tratamiento de los productos para que no se contaminen”, precisa. “Y también tenemos en cuenta los alimentos que no les gustan a los pacientes y cuando ingresan se les hace una encuesta para saber lo que quieren comer”, añade. “A veces hay cosas que se nos escapan, que no llegamos, y también nos podemos equivocar, pero nuestro objetivo es que el paciente esté feliz y contento dentro de sus posibilidades”. “En ocasiones nos falta tiempo, pero siempre recalco a mis compañeras que hay que sacarlo de donde sea porque el paciente es lo importante; tenemos que conseguir que coma y que se sienta a gusto”, insiste. Los horarios de las comidas “se cumplen a rajatabla: el desayuno es a las nueve, la comida a la una, la merienda a la cinco y la cena a las ocho”.
María Rosa admite que “siempre hay quejas” y que “todo el mundo no se va contento, pero nosotros sí que intentamos mimar al paciente, y cuando alguien come poco o no come nos interesamos por los motivos”. “A los abuelitos le preguntamos qué quieren comer, y a lo mejor nos dicen que una papita guisada con sardinas, y se les da”. “Nuestro objetivo es que la comida sea la que el paciente quiera comer, lo más parecido a su casa”, apunta.
A los pacientes de diálisis “les preparamos bocadillos con lo que ellos pidan: sardinas, jamón y queso, mermelada… y para los oncológicos tampoco tenemos un menú marcado, comen lo que les apetezca, dentro de nuestras posibilidades”. “A los pacientes oncológicos la comida se la llevamos troceada porque tenemos en cuenta que suelen tener un brazo inutilizado por la vía de la medicación”, detalla. “En Urgencias también hay comida disponible para darle al paciente a cualquier hora, y a los niños les preparamos los espaguetis como ellos quieran”, agrega. “Y de noche seguimos sirviendo la famosa agüita, lechita y yogur por si a alguien le apetece a las once o las doce”.
Los días festivos hay “algo distinto”. “El domingo por la mañana servimos bizcochón y a mediodía una paella riquísima”. “También hay menú especial, o algún detalle, la festividad de Canarias, de La Cruz, de San Pedro, de la Madre y el Padre, y en Reyes siempre preparamos conejo con mojo y papas y boniatos”.
El personal del Servicio de Cocina es un equipo humano entregado a su trabajo que recibe su mayor recompensa cuando en una bandeja llega una servilleta en la que un paciente ha escrito: “Gracias por la comidita, estaba muy rica”. “Tenemos muchos agradecimiento, aunque también hay quejas, pero puedo asegurar que nos esmeramos para cubrir las necesidades nutricionales y, a la vez, hacer agradable la comida y la estancia, y esto nos lo podemos permitir porque somos un hospital pequeñito”, concluye María Rosa Hernández.