Ómicron llena los hospitales canarios como nunca, pero el porcentaje de casos que acaba en UCI es menor a otras olas

Personal sanitario atiende a un paciente en una UCI

Toni Ferrera

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En Canarias, alrededor de nueve de cada diez personas que se contagian de COVID desde finales del año pasado lo hacen con la nueva variante del virus, ómicron. A partir de entonces, se han notificado más de 50.000 positivos, según datos del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), y los hospitales de las Islas están con más pacientes COVID que nunca, pero con una diferencia: se está derivando a menos ingresados a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).

Las cifras nos ofrecen una imagen muy clara. La semana pasada hubo 268 ingresos COVID en el Archipiélago, muy cerca de los 275 que se registraron en la semana del 25 al 31 de julio de 2021, la peor. Sin embargo, las UCI están lejos de alcanzar su pico. En los primeros siete días de agosto ingresaron en la unidad de cuidados intensivos 57 personas a causa del virus. En esta ocasión, del 2 al 8 de enero de 2022, lo han hecho 30 pacientes.

Este patrón se está viendo en muchas regiones del mundo donde ómicron ya es la variante dominante. Desde Reino Unido, donde la curva de casos y hospitalizados ya ha empezado a caer, hasta Estados Unidos. La razón podría deberse a dos motivos, principalmente: los pacientes COVID están sufriendo durante esta ola menos cuadros graves de la enfermedad y el número total de ingresados es mayor debido a un aumento de los “casos accidentales”, esto es, aquellos que llegaron al hospital por un motivo ajeno al coronavirus y dieron positivo tras la realización de una prueba PCR.

“La ratio de ingresos en UCI es menor. Lo estamos soportando”, señala Sergio Ruíz Medina, jefe del Servicio de Medicina Intensiva en el Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín. “Todo apunta a que sí, a que están entrando menos personas en UCI que en otras olas. Agosto, por ejemplo, fue horroroso. Pero todavía tenemos que esperar, porque esto puede empeorar en las próximas semanas”, agrega Mar Martín, intensivista del Hospital Nuestra Señora de la Candelaria, en Tenerife.

La incidencia de la COVID en los hospitales suele tardar en notarse unas semanas después de la explosión de contagios, siempre ha sido así desde que comenzó la crisis. En un primer momento, se sabía que, desde la infección hasta la manifestación de síntomas, pasaban entre seis y siete días. Con ómicron, el periodo de incubación ha caído a tres jornadas, según reveló un estudio en Sudáfrica, país donde se detectó por primera vez la variante.

Esta realidad también ha llegado a los hospitales. Fuentes del Hospital Materno-Insular de Gran Canaria apuntan a que están viendo estancias más cortas. Que los pacientes están tardando menos en recibir el alta o, en los cuadros más graves, ser intubados.

El Gobierno de Canarias publica en abierto cuándo se contagiaron los canarios que han contraído la COVID en el último año y cuándo recibieron el alta o, en el peor de los casos, fallecieron. En ambos casos, el tiempo de un evento a otro se ha acortado en las últimas semanas. Por ejemplo: para los fallecidos por COVID en enero de 2022, la mediana de días desde el diagnóstico de la enfermedad hasta la defunción es de siete jornadas. Según el ISCIII, durante toda la pandemia, la mediana asciende a 16 fechas.

Esta sería una buena noticia (cogida con precaución) porque podría indicar que, en el momento en que los casos comiencen a caer, no pase tanto tiempo hasta que también lo hagan las hospitalizaciones y las muertes. Así ha ocurrido en Sudáfrica, donde todas las curvas de la epidemia cayeron en picado desde que se alcanzó el pico de contagios. Y también se está viendo en Reino Unido, con Londres como principal ejemplo.

El perfil de los pacientes en UCI y planta

Ómicron parece llevar a menos gente a la UCI que delta, lo dicen múltiples informes publicados en las últimas semanas. El servicio británico de salud analizó más de 500.000 casos, tanto de una variante como de otra, para averiguar el riesgo de hospitalización en ambas. Y halló que, a diferencia de delta, los pacientes que se infectaron con ómicron tenían tres veces menos posibilidades de acabar recibiendo asistencia sanitaria de emergencia.

En California, un reciente estudio (aún a la espera de ser publicado en una revista científica), halló que, de más de 52.000 casos de ómicron identificados desde el 30 de noviembre al 1 de enero, ninguno de ellos requirió ventilación mecánica, a diferencia de 11 de delta (de cerca de 17.000 positivos diagnosticados). En Francia, esta semana se publicaron datos que diferencian a más de 3.000 ingresados por COVID en París según la variante con la que se contagiaron. De las cifras recogidas entre el 1 de diciembre hasta el 4 de enero, se extrae que los infectados por ómicron se corresponden con el 54% de los ingresados en planta, pero solo el 20% en UCI.

En Canarias no se han publicado datos similares. Lo único que se conoce por el momento, según confirman las fuentes consultadas, es que hay un mayor número de no vacunados en las UCI. La directora gerente del Hospital Universitario de la Candelaria, Natacha Sujanani, afirmó recientemente en la televisión canaria que el 65% de los ingresados en UCI en el complejo hospitalario son personas no vacunadas y el resto tienen “muchísimas patologías orgánicas”. “Son personas que están en un estado de salud muy precario y que incluso una gripe les haría pasar a la UCI”, añadió.

En cuanto a la edad de los hospitalizados, hay un patrón diferencial en esta sexta ola: están siendo ingresados en planta muchos más mayores de 80 años que en cualquier otra época. No obstante, de estos, muy pocos están llegando a las UCI, lo que podría ser un ejemplo más de casos “menos graves” que provoca ómicron o de “positivos accidentales”.

Varios hospitales norteamericanos, según ha recabado The Washington Post han notado un aumento muy notable de estos últimos casos, que han llegado a representar entre el 30 y el 40% del total de hospitalizaciones COVID. En Canarias, los porcentajes no son tan altos, acorde a las fuentes consultadas. Por no hablar, además, que estos pacientes, al haber dado positivo, requieren de un cuidado especial y una carga aún mayor para la ya mermada plantilla sanitaria (el 5% está de baja por coronavirus).

Está muriendo mucha más gente que antes

La semana pasada fallecieron en las Islas 56 personas por COVID, 22 más que en el peor registro anteriormente contabilizado. Amós García, jefe del Servicio de Epidemiología del Gobierno de Canarias, aclara que “estamos teniendo una incidencia tan brutal, que eso deriva en un problema para los casos más deteriorados. Están muriendo personas con pluripatologías”.

Las cifras reflejan que los fallecimientos se están dando en su mayoría entre los mayores de 80. Y, al saber que las personas de esta franja poblacional apenas están ingresando en las UCI, es previsible que la mortalidad en el Archipiélago esté siendo principalmente extrahospitalaria. Algo que también cree José Luis Arocha, epidemiólogo y experto en transmisión de enfermedades infecciones en complejos hoteleros. Sea como fuere, habrá que esperar hasta finales de enero para apreciar aún mejor todas las tendencias que está marcando la última ola del virus. 

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