¿Cuántos ceros más necesita La Palma?

La Palma vuelve a vivir un nuevo apagón total. Ya son tres ceros eléctricos en lo que va de año. Un hecho de esta gravedad no puede seguir abordándose con notas de prensa llenas de vaguedades o con promesas que nunca se materializan. Es hora de pasar de las excusas a las soluciones. Y las soluciones existen. Requieren valentía política, determinación técnica y, sobre todo, una visión que sitúe la seguridad de los palmeros por encima de los intereses corporativos.

Tanto el Gobierno de Canarias como el Gobierno central tienen herramientas –ordinarias y extraordinarias- para actuar con contundencia. Si no las utilizan, la ciudadanía tendrá derecho a concluir que están permitiendo esta degradación deliberadamente. A continuación, algunas de las medidas urgentes y necesarias que pueden y deben tomarse, a juicio de Salto a la Transición Ecológica.

Emergencia energética insular

La primera decisión política valiente sería declarar La Palma en situación de emergencia energética, al amparo de las competencias autonómicas en materia de ordenación energética. Esta figura, más allá del titular, permitiría acelerar procedimientos, movilizar recursos extraordinarios y coordinar de forma directa a los equipos técnicos del Gobierno de Canarias con el Ministerio para la Transición Ecológica. Esta isla no puede seguir esperando mientras se hunde en la oscuridad.

Declarar específicamente a La Palma en “situación crítica o prioritaria dentro de la emergencia energética existente” sí puede tener un valor técnico, político y estratégico añadido, con implicaciones claras.

Grupos electrógenos de respaldo ya

Dada la actual situación no hay excusas para que La Palma no disponga de grupos electrógenos móviles que puedan entrar en funcionamiento en caso de emergencia, como se hizo en La Gomera. Mientras tanto, en esta isla con tres apagones a cuestas, no se busca una solución a corto plazo a la altura de la gravedad de la situación ¿Dónde están los criterios objetivos? ¿Dónde está la planificación equitativa?

La propuesta más racional y ambiciosa sería:

Intervención temporal del sistema

Si la empresa concesionaria no puede garantizar el servicio, y los fallos se repiten de forma sistemática, el Estado o la Comunidad Autónoma debe intervenir. No estamos hablando de nacionalizar, sino de una gestión temporal y excepcional de las instalaciones críticas, hasta garantizar la seguridad del suministro. Si una planta de agua o un hospital fallara tres veces en seis meses, nadie dudaría en actuar. ¿Por qué aquí sí?

Auditoría externa independiente

La raíz del problema en La Palma no está solo en los motores envejecidos, sino en una red auxiliar precaria, obsoleta y mal mantenida: sistemas de protección anticuados, subestaciones deterioradas, transformadores con más de cuarenta años de servicio, líneas que se caen con el viento.

Es imprescindible una auditoría externa, profesional e independiente, encargada por una institución neutral como el IDAE o la CNMC. No puede seguir dándose crédito únicamente a los informes que presentan las propias empresas implicadas. Esta auditoría debe arrojar luz sobre las causas reales y establecer un plan de renovación estructural con plazos y presupuesto.

Inversión acelerada en infraestructuras

A través de fondos europeos o estatales, se puede articular un plan de modernización exprés para sustituir los elementos más críticos de la red. Se trata de intervenir quirúrgicamente en los puntos donde el fallo es más probable: servicios auxiliares, relés de protección, cuadros de mando, etc. No se puede permitir que la isla entera dependa de sistemas que ya deberían estar retirados hace décadas.

Comité de seguimiento con transparencia

La ciudadanía merece ser informada. Proponemos la creación de un comité de seguimiento técnico y ciudadano, con participación de profesionales independientes, representantes insulares y asociaciones vecinales. Este comité podría publicar informes mensuales, servir como canal de denuncia técnica y promover una cultura de responsabilidad y transparencia. El oscurantismo actual sólo genera desconfianza.

Un nuevo modelo energético para La Palma

A medio plazo, La Palma necesita algo más que parches. Necesita una estrategia de resiliencia energética insular: con renovables, almacenamiento distribuido, autoconsumo gestionado, redes inteligentes, capacidad de operación en isla y renovables firmes como la geotermia o el bombeo reversible. La transición energética no puede hacerse a costa de la seguridad del suministro, pero tampoco puede justificarse la inacción bajo el paraguas de la emergencia.

El silencio administrativo y la pasividad técnica ya no son aceptables. Si el Gobierno de Canarias quiere tener credibilidad, debe actuar hoy. No mañana. No después del próximo cero. Hoy. Porque lo que está en juego no es solo la luz, sino la dignidad de una isla que merece ser tratada como lo que es: parte esencial de Canarias.