Espacio de opinión de Canarias Ahora
Siempre es tarde
Desde que las hordas, silentes y ruidosas, han descubierto que demonizar a la juventud acusándola de tendencias y pensares ultraderechistas da réditos, estamos saliéndonos todos los días en todos los ámbitos.
No pienso explicarme: mañana hay un concierto de Nick Lowe en Madrid, nada más y nada menos que en la estación de trenes Clara Campoamor-Chamartín, allí donde llegaban las composiciones del norte, cargadas de vapores y de ilusiones, y de la vajilla de plata que la reina Victoria Eugenia, “Ena”, -que pronto va a tener una serie en TVE- le regalara en su día a los wagon lits. Los vagones azules de los grandes expresos europeos tenían un turgente coche restaurante en el que desayunábamos algunos desde Santiago a Coruña, y no viceversa: viceversa significaba cenar -¡aquellos olores de la caldera y las falsas moquetas!- y dos o tres guisquies de cualquier marca.
Rauda que no veloz, me advierte, ¿quién?, que ya no estoy en el asunto, que me he ido de la cuestión, como se dice en el congreso y en el senado. Lo importante es eso, ¿cuál es la cuestión? La cuestión siempre es la misma: decir la verdad o, lo que es casi igual, no mentir. Miente Loterías del Estado con el anuncio navideño de su sorteo, y lo saben muy bien, por eso se agarran al calvo muerto hace un año y a la reciente patochada abrumadoramente nostálgica como en un remedo pestilente de Oliver Twist.
Mienten los aprendices de brujo sociológicos que repiten machaconamente “cuidado con la juventud y sus tendencias electorales” Poco menos que nos dicen que son todos y todas de extrema derecha. Por favor, salgan a las calles, mézclense en las manifestaciones por la defensa de la sanidad pública, de todos los derechos, de la supervivencia de Palestina y del pueblo saharaui, por la justicia y la igualdad, por la paz y la alegría, por la libertad, y observen a las personas que tienen al lado, observen sus edades y no se acomplejen: siempre seremos mayores en todas partes desde que dejamos de ser los de menor edad.
Mañana jueves, o sea lo que sea mañana, iba a ir al concierto de Nick Lowe, pero no puede ser, maldita sea, porque llevo días en manos de la nube negra y sus consecuencias. Ya saldremos, no es país para pesimistas. Que se lo pregunten a los jugadores de fútbol, a las campeonas de tenis y a las aficionadas al parchís en el bar O Pote de Santiago de Compostela, en cuya universidad algunos estudiaron derecho y otros menesteres.
Mañana, el jueves 13 de noviembre, o lo que sea, tenía un concierto, y lo sigo teniendo, y hasta podríamos cenar después con una vajilla de “Ena” imaginaria, imaginaria Ella, cómo no, porque siempre aparece de manera inesperada; imaginada la vajilla porque ya no existe, se la llevó a Suiza la hija de Franco.
Qué contento estaría el ectoplasma del general superlativo si lo tuviera: no quiéralo dios. Qué contenta estará la hermana de Ella después del concierto: me lo contará, seguro. Vale.
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