De bozales y ladridos

Salvador Lachica / Salvador Lachica

Existen aparatos de ultrasonido con los que se pueden evitar los molestos ladridos de los canes inquietos y gruñones.

Lástima que el Parlamento de Canarias no tenga un adminículo de esas características que impida que en la Cámara regional se incremente la espiral de insultos, improperios, vituperios, agravios, injurias, ofensas, ultrajes, oprobios y escarnios que últimamente proliferan por el salón de plenos.

El diputado del Grupo Popular Miguel Cabrera Pérez-Camacho ha vuelto por sus fueros de cuatro años atrás y, en clara paradoja, ha usado un insulto para supuestamente defender a su compañera Aurora del Rosario, que fue víctima la pasada semana de un agravio de similares características en una trifulca dialéctica que mantuvo con la consejera de Empleo, Francisca Luengo.

Flaco favor ha hecho Pérez-Camacho a Del Rosario al querer solventar una afrenta usando otra, por lo que la diputada debería poner en manos de otro su propia defensa. O ni siquiera, sobre todo cuando la portavoz de Empleo del Grupo Popular ha dado sobradas muestras de no necesitar ayuda y de valerse sola para ese menester.

Los versos machistas

Porque Pérez-Camacho, el mismo diputado que inauguró en el salón de plenos el capítulo de versos machistas contra la propia Luengo, o que en un pasado pleno llamó frígida (con ese buen gusto que le caracteriza al usar el juego de palabras) a la consejera de Sanidad, Brígida Mendoza, ha solicitado al vicepresidente del Gobierno, José Miguel Pérez, que “ponga un bozal” a Luengo por su “machismo de alta calidad”.

Y lo dice quien, de forma soez y grosera en marzo de 2009, durante el debate del estado de la nacionalidad, aquel ripio que rezaba “Ay, Paquita Luengo Orol/ me despido en re bemol/ Sin rencor te ofrezco un higo/ Mi afecto te llega al moño/ Si lo aceptas, tan amigo/ Y si no te vas pa´l?”.

Aquella actuación de Pérez-Camacho hizo que la Mesa del Parlamento, que también presidía Antonio Castro, rechazara el ripio y decidiera que en el Reglamento de la Cámara se incluyeran sanciones para comportamientos de este tipo.

Cuatro años después de aquellos ripios y decisiones de la Mesa, no se estipula en el Reglamento ningún tipo de procedimiento sancionador contra las señorías que protagonicen incidentes de estas características.

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