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“El mundo está perdiendo la capacidad de ser diferente”

Pilar Rubio, junto a Javier Reverte, fue una de las protagonistas de una de las charlas del Festival Periplo.

Erick Canino

Santa Cruz de Tenerife —

El machismo en el viaje existe. Así lo ve Pilar Rubio, ex-librera, editora y directora del Festival El Viaje y sus Culturas que este año vivirá su segunda edición en Madrid. Amante de los viajes y de sus relatos literarios que se han generado durante años, tiene una visión clara de las diferencias que aún perduran entre lo masculino y lo femenino a la hora de afrontar algo tan enriquecedor como pueden ser los viajes. “El mundo sigue siendo desigual –afirma-; las circunstancias religiosas, culturales y sociales de las que disfruta el hombre no son nunca las mismas que las de las mujeres, y esto también influye en los viajes”.

Para Pilar Rubio, la imagen a veces romántica, a veces transgresora, que muchas veces produce la figura de la mujer viajera no está exenta de muchas dificultades y mediatizaciones sociales: “Desde una perspectiva contemporánea quizás nos dé la sensación de que las mujeres viajamos igual que los hombres y que todo es tan fácil como les ocurre a ellos. Eso no es verdad. Todavía hay una gran distancia entre las posibilidades de unos y de otras. Esta es la razón por la que hay tan pocos relatos interesantes escritos por mujeres”.

Y todo se debe a un aspecto básico y primigenio: “La sociedad es machista. La cultura todavía deposita en la mujer un rol clásico, que es el cuidado de lo familiar, del espacio íntimo, del territorio que tiene que ver con los sentimientos, con lo afectivo y con el cuidado de las personas. No sólo en nuestro papel como sociedades desarrolladas, sino con muchas más limitaciones en sociedades menos desarrolladas, en las que la religión y las creencias culturales tienen un peso tremendo”.

Su experiencia laboral (entre otros muchos argumentos ha sido crítica de viajes en el diario El País) y su actitud hacia la vida le permitió ser uno de los ponentes en la reciente edición de Periplo, Festival Internacional de Literatura de Viajes y Aventuras celebrado en el Puerto de la Cruz. Su persona es una voz autorizada por experiencia y vocación. De toda su vivencia acumulada también afirma que la cultura del mundo global está empobreciendo los matices del planeta. Cada vez más viajar es menos diverso.

¿Cuáles son, según usted, las diferencias básicas de un viaje hecho bajo una perspectiva femenina y una masculina?

Es evidente que cuando viajamos lo hacemos como individuos, como personas; eso significa que viajamos desde una mirada muy particular, desde una mirada femenina o masculina. Esto no sólo tiene importancia a la hora de comprender lo que vemos, y de generar una opinión sobre el mundo, sino que además esas diferencias se transmiten en la escritura. Es curioso como casi siempre la mirada de los hombres se enfoca sobre cuestiones más de ámbito general, más en el qué o en el cómo. La mujeres, sin embargo, nada más iniciar un viaje, ya lo hacen con conciencia de que están haciendo algo que es inusual, entre otros aspectos porque en muchas culturas la mujer no puede sentirse igual de libre que un hombre. La mirada femenina se fija muchas veces en lo particular, en el detalle. Hay grandes ejemplos de escritoras que en situaciones concretas, como pudo ser por ejemplo la Guerra Civil española, introducen muchos elementos distintos a los que se encuentran en los textos hechos por hombres. Ellas se fijan en los aspectos de la retaguardia, mientras que ellos se fijan en lo que ocurre en el frente. Siguiendo con este caso, a ellas les importa lo que pasa con las mujeres, les importa lo que queda atrás, esos aspectos que son consecuencia de la guerra y que muchas veces no aparecen en las noticias. Siempre está esa mirada tan particular que en la literatura de viajes se dan en casos muy destacados.

Siguiendo con el relato literario, ¿se puede decir también que los escritos de los hombres pueden tener una mayor salida comercial sólo por el hecho de ser escrito por hombres?

Si un libro de relatos de una mujer es interesante y está bien escrito puede alcanzar también tiradas extraordinarias y ser muy popular. La gran cuestión es que no hay muchas mujeres que escriban libros de viajes, por lo tanto no podemos llegar a esa cuestión muy a menudo. Los hombres tradicionalmente han viajado más y han podido escribir sobre ello. Hay más modelos masculinos sobre los que poder hacer un estudio. También si hablamos de los medios de comunicación nos vemos ante una situación inevitable porque las grandes secciones de los medios están dominadas por lo masculino, hay muchos críticos de viajes pero pocas críticas. Siempre se tiende a considerar que el valor que se le puede dar al relato de un hombre es más interesante que el de la mujer. Se suele tener la idea de que lo que escribe una mujer muchas veces son detalles menores, no tan universales. También es verdad que hoy en día el número de lectoras es mayor que el de los lectores y las mujeres cada vez tienen un criterio más definido sobre lo que leen y sobre todo, les interesa muchos sobre lo que una mujer puede escribir desde la experiencia femenina.

Hoy en día, cuando una mujer se dispone para hacer un viaje sola, ¿estamos todavía hablando de pequeñas conquistas?

Afortunadamente se viaja cada vez más. Las mujeres viajan mucho y lo hacen solas a muchos lugares. También es cierto que hay otros que por razones de sus tradiciones culturales y por religión son muy complicados de transitar por una mujer. También está el aspecto positivo, las mujeres solemos ser muy acogedoras entre nosotras en determinados aspectos, por ejemplo en compartir la casa cuando se trata de un viaje. Dependiendo de qué lugares y destinos, sí se puede decir que las mujeres pueden viajar solas y de manera segura. Eso, en lo referido a literatura de viajes, quiere decir que cada vez tendremos más relatos y así se enriquecerá este género.

Y para llegar a este punto se ha tenido que traspasar la barrera del machismo…

No creo que sea así exactamente, porque el machismo camina solo a su aire. Se van demoliendo lentamente parcelas, pero se puede decir que sigue siendo muy complejo. Si un hombre tiene una familia y le interesa viajar, a lo mejor puede hacerlo porque sus hijos están cuidados por una mujer que se queda en casa, mientras que lo contrario no es lo habitual. No es fácil que, por ejemplo, el marido se quede en casa con los niños y la mujer se vaya un año a China a poner en práctica cualquier tipo de proyecto. El ejemplo pueden ser las periodistas que son corresponsales en otros países, que muy difícilmente logran tener una vida familiar normal. No tienen ese apoyo que tradicionalmente tienen los hombres de contar con alguien en casa que cuide de la familia y el hogar. Este es un inconveniente importante que hoy en día sigue pesando sobre la mujer. Todo esto claro está, cuando hablamos de viajes largos.

¿Para usted qué es lo mejor de viajar?

Sobre todo abrir la mentalidad a lo nuevo, encontrar respuestas en situaciones novedosas, ver las cosas desde un punto de vista diferente, salir de la cotidianidad para sumergirte en otros mundos de los que desconocer casi todo y en los que tienes que plantearte nuevas interrogaciones. Esto es lo más interesante. Como ya se ha dicho, creo que todo viajero vuelve siendo diferente del que se fue. Pueden pasar tantas cosas, que ya nunca se puede volver a ser la misma persona, y eso sin duda enriquece mucho. Viajar es una actitud y desde el punto de vista lo importante estriba no tanto en lo lejos que se viaje, o en la dificultad que entrañe ese desplazamiento… el encanto del viaje muchas veces es tan sencillo como poner en acción toda la capacidad de disfrute y de interés por lo que se tiene delante. Y para ello no hace falta irse al otro lado del mundo. Eso se puede hacer yendo a lugares cercanos porque lo más importante es la predisposición con la que se viaja. Puedes ir a Mongolia, por ejemplo, pero si a la vuelta no tienes nada de valor que contar ni experiencias interesantes vividas, de poco servirá ese viaje.

El mundo globalizado ofrece muchas ventajas para viajar, ¿tiene también sus desventajas?

Por supuesto, como casi todo en la vida. Primero porque el mundo tiende cada vez a ser más igual. La globalización va desalojando lentamente las diferencias y allá donde se vaya las costumbres tienden a ser cada vez más homogéneas. El mundo está perdiendo la capacidad de ser diferente, que en realidad siempre fue uno de sus principales atractivos. También es cierto que esas culturas que avanzan y se igualan por el desarrollo pueden alcanzar un mayor nivel de bienestar y eso está claro que influye de manera positiva. Tiene su lado bueno y lado malo, claro está, pero si me preguntas por las desventajas tengo que decir que se están perdiendo las diferencias, los contrastes. Cada vez más, todo se parece más, nuestras actitudes, la estética de los lugares. Eso es una pena sin duda.

¿España es un país interesante para viajar?

Creo que sí. Sigue siendo un país relativamente encantador. Su personalidad, sus costumbres, la estética… España es un país diferente, con una personalidad propia, que a pesar de que ha sufrido un desarrollo muy violento en algunas zonas, sigue manteniendo un encanto muy especial, que estriba en una cierta filosofía de vida que es muy valiosa.

¿Cuál ha sido el gran viaje de Pilar Rubio en su biografía particular?

Las valoraciones de los viajes son muy particulares, porque depende mucho de quién es cada uno en el momento de realizarlos; las circunstancias personales, claro está, mediatizan mucho. Los lugares se ven muchas veces en función de las gafas que se lleven puestas, cosa que no debería ser así, pero así es como ocurre. A mí cada vez me interesan más los viajes a naturalezas impresionantes. Me gusta mucho la montaña y me gusta especialmente el desierto. Ahora me quedaría con los grandes paisajes de desiertos, porque son ambientes espirituales, llenos de estética, llenos de simbología, en el que, precisamente porque no hay nada alrededor, tu presencia física sobre él es muy poderosa y ayuda a pensar y a sentir sensaciones que en otro sitio sería imposible. Si tuviera que elegir un lugar sería los Montes Tassili en Argelia. Viajé varias veces a ellos, tengo muy buenos recuerdos y estéticamente me parece uno de los lugares más fascinantes del mundo. También podría hablarte de Yemen, sin duda alguna, un país muy muy bello e interesante, aunque desgraciadamente hace muchos años que es complicado viajar por allí.

¿Cuánto tiempo pasa entre la finalización de un viaje y el momento en el que Pilar Rubio comienza a sentir esa ansiedad por volver a hacer la maleta?

También es una cuestión que tiene una respuesta que va variando con el paso de los años. Yo ya tengo una edad, no soy una muchacha y ahora por diversas circunstancias puedo viajar menos. Hubo épocas en mi vida en las que me desplacé mucho. Ahora viajo a lugares más cercanos pero que me motivan mucho, porque ejemplo, lugares de paisajes. No tengo la necesidad de ir a lugares lejanos, estoy más volcada sobre temas reflexivos, más culturales, que me ayuden a alimentar proyectos que he puesto en marcha, como mi editorial sobre relatos de viajes. Esto me tiene más atrapada que la experiencia del viaje en sí, pero si esto me lo preguntas a los 30 años pues seguro que te hubiese dado una lista de lugares enormes. Puedo decir que, por suerte, la mayoría de esos destinos lentamente los he podido visitar casi todos y en ese sentido me siento una persona muy afortunada. Ahora mismo no tengo la urgencia de irme tres meses a un lugar determinado, mi horizonte es otro.

¿Qué nos puede contar del festival de literatura de viajes que usted dirige en Madrid?

Esperamos este año poder llevar a cabo la segunda edición y se denomina El Viaje y sus culturas y como su propio nombre indica se basa en los viajes desde un sentido cultural. No nos interesa el turismo, ni las cuestiones de marketing, sino el qué ocurre. Llevábamos varios años pensando en él y por fin en 2014 ya pudimos ponerlo en marcha. La idea es hacerlo bajo un formato monográfico, que cada año se centre un tema. En su primera edición nos centramos en las ciudades, toda la actividad, charlas, conciertos, cine, tenía que ver con las ciudades. Este año, si no hay inconvenientes, lo centraremos en la literatura de viajes, que puedo decir que es el gran tema de mi vida.

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