Existen muchas maneras de homenajear a un artista, sin importar la disciplina artística que éste cultive. Lo importante es tener muy claro quién es esa persona y el legado que representa su carrera y su impronta personal para el momento histórico en el que vivió.
En el caso de Albert Uderzo su nombre está y siempre estará íntimamente ligado al lenguaje gráfico y, en especial, al tandem Astérix y Obelix, personajes que creó y desarrolló junto al guionista René Goscinny. Juntos realizaron una de las series gráficas más importantes y duraderas de cuantas han surgido del vasto y comprometido mercado francés, auténtico referente cuando se habla del noveno arte, escrito éste, con letras mayúsculas. Lo mejor del caso es que ninguno de los dos pensó que su creación lograría perdurar al implacable paso del tiempo, cosa que al final sí ocurrió y de qué manera.
Alberto Aleandro Uderzo (1927-2020)
Teniendo todo esto en mente, durante el pasado mes de abril del presente año 2007, Albert Uderzo celebró sus ochenta años en este planeta y otros tantos en la profesión. Y, para celebrarlo, a su hija Sylvie no se le ocurrió nada mejor que reunir en un álbum el trabajo de algunos de los mejores autores del mundo del cómic para que éstos le rindieran su personal homenaje al trabajo del artista gráfico francés.
El proyecto, tal y como comentó la propia Sylvie durante la presentación del álbum en la primera jornada del Salón internacional del cómic de Barcelona de ese mismo año, supuso un auténtico desafío para todas las personas que trabajan en la editorial que representa los derechos del autor –y de los personajes creados junto con Goscinny Les edicions Albert René/ Goscinny-Uderzo-, dado que todo aquel con cierta relevancia dentro del noveno arte quería formar parte de dicho homenaje, sin tan siquiera preguntar la cantidad de páginas que debía dibujar o la fecha de entrega de dichas páginas.
Y es que quién mejor representa, gráficamente, la admiración que sienten los profesionales ante la tremenda personalidad artística y human de Uderzo es el dibujante español Juanjo Guarnido, co-creador de la serie gráfica Blacksad junto con Juan Díaz Canales, uno de los artistas con los que comienza el álbum, tras una primera ilustración, obra de Jacques de Loustal.
La imagen de un “pequeño” Guarnido –a imagen y semejanza del valeroso guerrero Astérix- firmemente agarrado a una de las piernas del dibujante galo, demuestra, sin necesidad de mayor explicación, el respeto, la admiración y el legado que Albert Uderzo despierta y representa para todos aquellos que amamos el noveno arte desde siempre, sin importar el lugar, la edad, el sexo o la raza de dicha persona.
© 2020 Les edicions Albert René/ Goscinny-Uderzo.
Edición española © Salvat, 2020
Siguiendo con el desarrollo de álbum y tras seleccionar a los autores que formarían parte de el, un total de treinta y cuatro, sólo quedó darle forma a las sesenta páginas, llenas, éstas, de referencias y pequeños chistes privados para con los héroes de la aldea gala, de la mano de buena parte del mundo gráfico francés y de otras tantas partes del mundo.
Lo mejor de todo, tras detenerse a leer las historias que lo componen, es comprobar cómo los universos de cada uno de los autores se entremezclan, a la perfección, con el universo de los personajes creados por René Goscinny y Albert Uderzo en 1.959.
Por dicha circunstancia, en la obra desfilan, con total soltura, personajes tan reconocibles Titeuf, Natacha, Thorgal, el amnésico personaje de XIII, Gaston Lagaffe, Michael Vaillant, Lucky Luke, Ric Hochet, Bernard Prince, el combativo Marsupilami o las también creaciones del dúo Goscinny-Uderzo, Oumpah-Pah y Hubert de la pasta de hojaldre y los pilotos Tanguy y Laverdure, creación de Arbert Uderzo junto con el guionista Jean-Michael Charlier.
Junto a todos ellos, verdaderos iconos de la Bande Dessinée francófona, Astérix, Obelix y su fiel mascota se cruzarán con otros personajes, llegados de lejanas latitudes tales como el pato Donald y sus sobrinos –procedentes de Patoburgo- o Kripto, el perro de Superman, quien se encontrará con Idefix, el fiel can del orondo Obelix.
Nombres tan ilustres como los pudiera ser David Lloyd, responsable gráfico de V de Vendetta, el italiano Milo Manara o nuestro indispensable Forges tampoco quisieron perderse esta oportunidad de oro para rendir homenaje a uno de los más grandes artistas del noveno arte –dos auténticos extraterrestres del mundo de la creación, refiriéndose a su padre y a René Goscinny, según palabras de Sylvie Uderzo.
En estas sesenta páginas hay mucho más de lo que yo les pueda contar en estas líneas, sobre todo para quien creció leyendo las aventuras de la irreductible aldea gala y sus irrepetibles ciudadanos. Además, los homenajes hay que tratar de vivirlos siempre que se pueda en directo y, en esta ocasión, gracias al empeño de los responsables de la organización del Salón de cómic de Barcelona y de su director en ese momento, Carles Santamaría -responsable de la traducción de los textos originales franceses al castellano- los lectores españoles pudimos disfrutar del placer de leer este álbum seis días antes de que apareciera en el mercado francés, una circunstancia poco habitual, todo sea dicho.
Por añadidura, en noviembre de este mismo año, se celebra el treinta aniversario de la desaparición de René Goscinny con lo que el álbum supone, como también expresó Sylvie Uderzo en el encuentro catalán, un recordatorio a la figura del desaparecido guionista y escritor francés, responsable de las aventuras de una aldea gala, rodeada de campamentos romanos, que resiste sola al invasor, gracias al buen humor, los jabalíes y cierta poción mágica...
¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS, Albert Uderzo!! Gracias por tantos momentos inolvidables. Esperamos celebrar otro homenaje como éste, cuando cumpla los cien años.
© Eduardo Serradilla Sanchis, Helsinki, 2007 y 2020
Astérix et ses amis © 2020 Les edicions Albert René/ Goscinny-Uderzo
Edición española © Salvat, 2020
Sobre este blog
Empecé a leer cómics a la misma vez que aprendí a leer y, desde entonces, no he parado de hacerlo. En todas estas décadas he leído cómics buenos, regulares y no tan buenos, pero siempre he creído que el lenguaje secuencial es la mejor -y más idónea- puerta de entrada para leer tanto letras como imágenes. Ahora leo más cómics digitales que físicos, pero el formato me sigue pareciendo igualmente válido y sigo considerando el cómic un arte.
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