Ir al psicólogo: de tabú a indispensable en las sociedades modernas

Francisco Javier Sánchez, decano-presidente del Colegio Oficial de Psicología de Las Palmas

Silvia Álamo

Las Palmas de Gran Canaria —

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“Yo no lo necesito, para eso me desahogo con una amiga”. “¿Cómo será la primera vez?”. “Entro en la consulta y no sabría qué hacer”. Son algunas de las reflexiones que hace una persona cuando en su entorno nace la idea de acudir a un psicólogo. Aquellos prejuicios de una profesión joven -empieza a surgir en los años 80- que iban desde “ir al loquero” o “para que vayas y le cuentes cuatro cosas y te de un consejo me voy con un amigo o el cura”, en los últimos años han ido disminuyendo, dando paso a una descripción del profesional más ajustada a la realidad. Sin embargo, aún quedan muchos mitos que tumbar y algunas cuestiones que resolver a la hora de decidir acudir a un profesional. “Es cierto que la psicología tiene una parte de tratamientos de patologías mentales, pero no solo trabajamos con personas que tengan problemas, también somos una profesión que busca que mejore el desarrollo y la salud de las personas”, expone el decano-presidente del Colegio Oficial de Psicología de Las Palmas, Francisco Javier Sánchez. 

Han pasado 39 años desde que surgió la profesión de psicólogo o psicóloga y se creó el organismo oficial que la regula en la provincia de Las Palmas. Durante estas casi cuatro décadas, esta actividad profesional ha dado réditos a la ciudadanía y se ha abierto un nicho de mercado cada día más normalizado por la población. “Es una profesión que ha ido creciendo, con una titulación universitaria, por lo que es una profesión científica que hace investigación, principalmente para la aplicación de sus métodos en el estudio y comportamiento del ser humano”, indica Sánchez. 

El decano cree que aquellos prejuicios -los llama así y no mitos porque cree que era una forma de perjudicarles- han quedado desfasados. “Ya la psicología no es una profesión desconocida, habrá personas que sigan funcionando así pero ya ese rechazo ha ido desapareciendo”. No obstante, considera que es un tema que se debe seguir trabajando, pero la figura de este profesional está cada vez más integrada en la sociedad. “Hoy en día verás psicólogos en todos los centros educativos, ellos van a trabajar ahí para que el niño rinda académicamente, se pueda sentir a gusto, esté motivado con sus compañeros, no va a tratarle una enfermedad mental”, ejemplifica. 

Sánchez explica que a las consultas acuden personas que quieren mejorar su rendimiento, su desarrollo, su modo de vida y que necesitan ayuda para gestionar su vida. “Lo que se ha puesto muy de moda con el término coaching, nosotros llevamos haciéndolo muchos años”, afirma. El decano destaca que la psicología es una ciencia que está basada en unos parámetros lógicos y en un estudio de la realidad humana y social. En base a esos estudios se realiza el sistema de intervención y actuación con las personas. “Trabajamos con las personas en todos los ámbitos de intervención, social familiar, organizativo, educativo… ”

Un claro ejemplo de ello, apunta, es la psicología deportiva. La especialidad que estudia el comportamiento antes, durante y después de una actividad deportiva. Van en relación con la personalidad, la motivación, la ansiedad, la agresividad, el trabajo en equipo… “Somos profesionales de la salud, pero no solo trabajamos con patologías, también desde el punto de vista de la prevención”, afirma. 

Cada vez menos, pero en la actualidad hay muchas personas que ven el ir al psicólogo como la última opción para tratar su problema, sobre todo entre los jóvenes que por vergüenza evitan hablar de estas terapias. El decano recalca que la decisión de acudir a un profesional tiene que ser de la misma persona. “Es una relación terapéutica y se tiene que establecer una relación de confianza, si no se hace no se podrá avanzar”, señala. Los mejores pacientes son los niñas y niñas, afirma, ya que tienen una mentalidad “mucho más abierta”, excepto cuando tienen un problema de fondo. Suelen ser abiertos y con ellos se juega por lo que, normalmente, son muy participativos. 

En relación a los adultos, explica que hay pacientes muy convencidos y con muchas ganas de hablar y otros más reticentes o cautelosos. En ese momento actúa la figura del profesional, quien tiene que darle la suficiente confianza a la persona que ha acudido a su servicio porque considera que tiene problema al le puede dar respuesta o, simplemente, porque le puede ayudar a mejorar su calidad de vida. “Los pacientes llegan a la consulta por muchos motivos, cuando ves que hay una situación problemática detrás, en los menores cuando hay un bajo rendimiento académico, cuando hay disfunciones en clase, desmotivación…” 

Sánchez se siente satisfecho de que su profesión está siendo cada vez más reconocida en la sociedad. “Nos vamos metiendo en más sitios, profesionales que intervienen en situaciones de emergencias y catástrofe, en alto rendimiento, en los ámbitos organizativos para la psicología del trabajo, recursos humanos y organizaciones”. El decano asegura que hay grandes empresas que tienen equipos de psicólogos en sus departamentos de recursos humanos. Sin embargo, reconoce que la introducción en España “no es tanto” como les gustaría. “Si vas al mundo anglosajón o EEUU estamos presentes en casi todos los ámbitos de actuación y en casi todas las organizaciones empresariales”. Buscan a profesionales que trabajen con las personas y que les ayuden a que sean más productivas, la figura el psicólogo beneficia a la salud emocional de los trabajadores y el resultado se traduce una mayor productividad en su empresa. “Ninguna empresa te va a contratar si no das beneficios”, reitera. 

Sobre la atención psicológica en la sanidad pública, el decano señala que una de los ámbitos que están trabajando es que el profesional no lo solo debe estar en la unidad de Salud Mental especializada sino en Atención Primaria. Debería haber una figura que haga lo que “muchas veces” hace el médico de cabecera, pero que sepa actuar en la base del problema que se está generando o sobre la situación de crisis que se puede generar. 

En otras ocasiones, los pacientes son derivados a las unidades de Salud Mental, que están saturadas y no pueden dar una respuesta adecuada al problema. “Muchos de los temas de consulta psicológicas que llegan a la unidad de Salud Mental de Sanidad, son temas que se podrían quedar en un mero tratamiento de atención primaria”. Además, al ser una unidad especializada se satura y las listas de espera están en cuatro o cinco meses.  

El decano asegura que desde la institución se trabaja en que los profesionales reciban una formación continúa para tratar todos los ámbitos de actuación.

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