Liberada en aguas canarias una ballena atrapada en una maraña de cabos

Un equipo de biólogos y buceadores profesionales ha liberado en aguas canarias a una ballena rorcual tropical de unos diez metros de longitud y 20 toneladas, que apenas podía nadar tras quedar extenuada y aprisionada entre una maraña de cabos de casi 40 kilogramos de peso.

Vidal Martín, presidente de la Sociedad para el Estudio de los Cetáceos en el Archipiélago Canario (SECAC), explica en una entrevista a Efe que la ballena fue avistada en aguas de Lanzarote prácticamente inmóvil y tan cansada que apenas se movía.

Los cabos se le habían enterrado en la carne y le seccionaban la aleta caudal, y el animal parecía más delgado de lo habitual en su especie, lo que hace pensar que llevaba días aprisionado y no podía moverse para buscar alimento, lo que lo hubiese acabado matando.

De hecho, Vidal Martín precisa que estas ballenas son más rápidas que los delfines y pueden desplazarse a casi 40 kilómetros por hora.

El animal es un ejemplar juvenil y fue localizado el viernes cuando miembros de la SECAC realizaban un censo de ballenas y delfines frente a las costas de Lanzarote y se apercibieron de que había un rorcual tropical (Balaenoptera brydei) que nadaba con dificultad.

Desde la embarcación de la SECAC se avisó a un equipo de tierra que planificó el rescate del animal gracias a la ayuda del Consorcio de Emergencia de Lanzarote (Emerlan), que facilitó otra embarcación y cuyos buceadores profesionales liberaron al rorcual “tras cortar, no sin dificultad, la trampa mortal que esta ballena llevaba arrastrando probablemente varias semanas”.

La maraña de cabos le había producido un corte de más de 15 centímetros y el buceador que la subió al barco tuvo que inflar su chaleco para izarla.

En el rescate también participó el fotógrafo Carlos Suárez y, según apunta Vidal Martín, que también es director del Museo de Cetáceos de Canarias, son escasas las ocasiones en que se puede liberar un cetáceo de estas dimensiones.

Para Martín, esta situación “es la punta del iceberg” pues hace dos semanas apareció un rorcual en aguas de Gran Canaria que murió aprisionado por una red de nylon que le había deformado completamente el rostro, en lo que debió ser “una muerte sumamente dolorosa”.

“No hay conciencia sobre el plástico, que está matando un elevado porcentaje de tortugas en Canarias, que tienen este material en el estómago, y un día sí y otro no estamos liberando tortugas en el mar”, mientras que las que no se detectan “mueren lentamente, con una agonía tremenda”.

También apareció hace unos años en Fuerteventura un rorcual común, la segunda ballena más grande, con un cabo enrollado en la boca, lo que le ocasionó la muerte por inanición.

El tropical es el único rorcual que no realiza migraciones con carácter estacional, habita en las aguas cálidas y tropicales de todos los océanos y prefiere normalmente aquellas con una temperatura en la superficie superior a 20 grados centígrados.

Frecuenta las aguas del Archipiélago desde abril, adonde penetra probablemente con los frentes cálidos desde el centro del Atlántico, y se mantiene en las islas hasta septiembre u octubre.

En Canarias han sido observados ejemplares solitarios adultos, parejas y madres acompañadas de sus ballenatos, y esta especie llega a ser puntualmente abundante en áreas donde hay alimento.

Su presencia suele ir asociada a la de algunas especies de túnidos, por lo que estas ballenas son indicadores de la presencia de atunes para los pescadores canarios.

Se desconoce el origen de tal asociación, aunque ambas especies se alimentan de un recurso común por lo que puede que se trate de una asociación trófica o simplemente del instinto de algunos túnidos de buscar refugio bajo grandes “objetos”.

Vidal Martín precisa que en aguas de Lanzarote se conoce un solo varamiento de esta especie y también se trató de un caso inusual, un animal que apareció varado vivo y pudo ser reflotado.

La Sociedad para el Estudio de los Cetáceos en el Archipiélago Canario realiza estudios científicos en el mar sobre cetáceos desde su creación en 1993 y cuenta con ocho investigadores y tres embarcaciones que realizan campañas durante todo el año en todo el archipiélago.

Actualmente realizan trabajos más específicos en Tenerife, Gran Canaria y especialmente en el entorno de Fuerteventura y Lanzarote, donde desarrollan varios proyectos relacionados fundamentalmente con las poblaciones de zifios y cachalotes.

Cuando encontraron el rorcual tropical la SECAC estaba de campaña tras apenas haber podido salir al mar en los últimos cinco meses “por el inaudito mal estado del mar” en el Archipiélago para el proyecto sobre distribución de zifios y otras especies de hábitos profundos.

Los biólogos pretenden conocer “dónde, cuándo, como y por qué” están estos cetáceos en Canarias para poder determinar las zonas importantes para ellos, y de esta forma tomar medidas de conservación y que eviten que se realicen actividades que puedan perjudicarlas, como pueden ser maniobras con uso de sonares activos.

El proyecto está financiado por el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino dentro del convenio con el Ministerio de Defensa y del Gobierno de Canarias para evitar los varamientos accidentales.

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