Adiós, de nuevo, a las mascarillas en Canarias: así se ha convivido con esta medida anti COVID en estos dos años de pandemia en las islas
Las calles de Canarias, y las del resto del país, están a punto de despedirse (está por ver si para siempre) de las mascarillas después de que el Consejo de Ministros aprobase este martes el Real Decreto por el que se elimina su uso en espacios exteriores. Por tanto, a partir del día siguiente a su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE) los ciudadanos ya no se verán obligados a llevarlas puestas, con algunas excepciones, como en eventos multitudinarios al aire libre cuando los asistentes estén de pie o, si están sentados, cuando no se pueda mantener una distancia de seguridad de, al menos, 1,5 metros entre personas, salvo grupos de convivientes.
Canarias fue la última comunidad, junto a Madrid, en adoptar esta medida obligatoria cuando, tras pasar la primera ola de la pandemia, allá por junio de 2020, el país entró en la llamada nueva normalidad. Una a una, las regiones fueron incorporándolas a sus restricciones, pero las islas se resistían, hasta que, finalmente, tras Madrid, el Archipiélago también las implantó en agosto de ese año, cuando, con Gran Canaria a la cabeza, los contagios se dispararon en pleno verano. También se prohibió fumar en las vías públicas. Así, todos los mayores de seis años debían llevarla en cerrados de uso público o abiertos al público, sin incluir las playas.
Esta obligatoriedad duró hasta el 26 de junio de 2021, cuando el Ministerio de Sanidad consideró que la buena evolución de los indicadores epidemiológicos merecía una relajación de las medidas, aunque siempre bajo una premisa: “llevar una mascarilla siempre a mano”. Nuevamente, y justo en verano, cuando el calor más aprieta, los canarios se libraban de la mascarilla en exteriores, siempre y cuando se respetara la distancia de seguridad.
A pesar de este alivio de las restricciones, lo cierto es que el escenario tampoco cambió mucho entre los canarios, que se quitaron la mascarilla, sí, pero sin mucha euforia, ya que en sus calles seguía habiendo más personas con el cubrebocas que sin él. Esta casi nueva normalidad duró menos de dos meses.
Vuelta a la obligatoriedad
Canarias, que fue la comunidad más rezagada en un primer momento para implantar la mascarilla obligatoria en exteriores, no dudó en rescatar la mascarilla en exteriores en septiembre de ese mismo año, cuando la quinta ola de la pandemia ya perdió fuerza. Cabe recordar que este repunte, que comenzó a finales de junio y terminó a comienzos de septiembre, fue el que registró cifras más alarmantes en las Islas hasta la llegada de la sexta ola, con más de 35.000 contagios y 160 fallecimientos con la COVID-19. En este contexto, el Archipiélago nadaba a contracorriente del resto de regiones, que mantenían el uso de la mascarilla como algo opcional.
Desde las pasadas Navidades, la imposición de esta restricción dejó de estar en manos de las comunidades cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, implantó de nuevo la obligatoriedad de esta medida ante el avance de la variante ómicron. Esto no trastocó la realidad de los canarios, que la llevaban desde hacía tres meses.
La agilidad de ómicron para expandirse recordó de nuevo a la población que la mascarilla es uno de los mejores aliados para protegerse del virus. Precisamente, ha sido ese grado de contagiosidad de la variante la que ha hecho que en la sexta ola se hayan visto cifras nunca antes vistas durante la crisis sanitaria, si bien hay que subrayar que su letalidad ha sido menor y que las vacunas han hecho que el panorama no haya sido tan catastrófico como se antojaba ante el elevado volumen de contagios que ha registrado esta ola.
Este nuevo adiós, ¿el definitivo?
Los contagios ya han empezado a bajar en enero en el Archipiélago y en el resto del país. Este martes, 8 de febrero, el Consejo de Ministros ha aprobado el Real Decreto por el que se elimina el uso de las mascarillas en espacios exteriores. Será obligatorio su uso en los eventos multitudinarios que tengan lugar en espacios al aire libre cuando los asistentes estén de pie o, si están sentados, cuando no se pueda mantener una distancia de seguridad de, al menos, 1,5 metros entre personas, salvo grupos de convivientes.
Así, los canarios se despiden de la imposición de llevar el cubrebocas después de seis meses desde que el Gobierno regional declaró su uso obligatorio, aunque, después de tantas idas y venidas, no se sabe si esta será, finalmente, la definitiva.
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