Los rescates de montaña en Tenerife se triplican en un lustro hasta 109 en 2013
Los bomberos de Tenerife intervinieron en 109 rescates en zonas de montaña a lo largo de 2013, lo que supone el triple frente a los contabilizados en 2008, informó este jueves el citado consorcio de emergencias.
En un comunicado se indica que se ha creado una comisión de rescate vertical y se realizan cursos de formación continua para mejorar la eficacia de este tipo de servicios, que han aumentado ante el incremento en la afición por hacer senderismo y realizar deportes en zonas de alta montaña.
Con frecuencia los afectados por este tipo de incidencias son extranjeros que desconocen las características orográficas y la gran diversidad climatológica que existe en la isla, y el interés que despiertan las carreras de montaña entre la población tinerfeña ha hecho que en los últimos meses también aumenten los rescates de residentes.
Según explica el presidente del Consorcio, Carlos González Segura, con la creación de una comisión de rescate vertical se quiere potenciar la efectividad de los servicios de rescate, estableciendo qué procedimiento y qué material es el más adecuado de utilizar según el tipo de actuación.
Unos 40 bomberos de Tenerife cuentan con formación específica sobre rescates en montaña, aprovechando la experiencia adquirida en la Escuela Nacional de Alta Montaña en Huesca, así como el desarrollo de diversas maniobras en medio rural y urbano.
Además, el Consorcio de Bomberos organiza, de forma periódica, diversas jornadas de formación y prácticas dirigidas a todo el personal y que tienen como objetivo reciclar los conocimientos básicos adquiridos en relación con el rescate en vertical durante la instrucción recibida para el ingreso en el cuerpo.
Por ello el año pasado se realizó un simulacro en el Teleférico del Teide, en el que se rescató a 50 personas de las cabinas, y se celebraron unas jornadas sobre progresión en nieve y hielo para personal con conocimientos básicos sobre el tema.
Falta de planificación
En cuanto a las causas que están detrás de los servicios de rescate, los expertos señalan como uno de los motivos principales la falta de planificación previa.
Al respecto, el presidente del Consorcio de Bomberos de Tenerife considera que“ buena parte de las incidencias que se registran en las zonas de montaña podrían evitarse si los montañeros adoptasen unos consejos prácticos antes de salir de casa, como son comprobar las condiciones meteorológicas, calcular los horarios y el tiempo que se tarda en cubrir la distancia o comprobar que se cuenta con el equipo necesario”.
Carlos González insiste también en que “nunca se deben hacer excursiones en solitario y, en caso de hacerlo, debe comunicarse el horario y recorrido a los más próximos”.
De acuerdo con los datos estadísticos, casi todos los servicios de rescate que se solicitan en invierno se producen entre las cinco y las siete de la tarde, que es el momento en que comienza a anochecer, lo que desorienta a muchos senderistas que no disponen de los medios (linternas, ropa de abrigo, móvil) para realizar por sí solos lo que queda de la ruta.
Las malas condiciones meteorológicas suponen también una dificultad para muchos montañeros, en especial para los extranjeros que, en ocasiones desconocen que se encuentran en una zona de alta montaña donde las temperaturas caen drásticamente y no llevan el equipamiento adecuado.
Por lo que respecta a la localización, la mayor parte de los servicios se concentran en las zonas montañosas de La Orotava (29), Buenavista del Norte (21) y Santiago del Teide (12).
Durante los meses de invierno más de la mitad de las incidencias se concentran en el Parque Nacional de Las Cañadas del Teide donde muchas veces los servicios se demoran debido a las distancias que hay que recorrer y al mal tiempo.
Los bomberos recuerdan que las temperaturas en el Teide pueden llegar a situarse en -20 grados, convirtiendo la nieve acumulada en placas de hielo que dificultan el avance, incluso aún siendo un montañero con cierta experiencia.
También se dan casos de rescate en los que las personas afectadas sufren de agotamiento, debido a que han querido realizar una actividad para la que no están preparadas físicamente o padecen síntomas del mal de altura (fiebre, saturación baja) que le impiden seguir adelante.
