Falsificó un documento para perjudicar a un interno minusválido
La Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife ha condenado a nueve meses de prisión, inhabilitación y una multa de 180 euros a la coordinadora y auxiliar de enfermería del Centro de Atención a los Minusválidos Físicos (CAMF) de El Sauzal, por haber falsificado un documento de parte interno por medio de cual acusaba a uno de los internos, hoy fallecido, de mantener un comportamiento “insultante y desobediente” hacia el personal que lo atendía.
La Audiencia condena a la entonces coordinadora de haber suscrito este documento y simular que también lo habían firmado otras dos trabajadores que según declararon en su momento nunca tuvieron conocimiento del escrito. En el informe se acusaba al paciente de haber proferido frases como “inútiles” o “sinvergüenzas” a la hora de referirse al personal sanitario y negarse a que lo levantaran con grúa eléctrica y fue luego entregado por la auxiliar a la directora quien desconocía la imitación de las rúbricas.
Por su parte, el interno optó en el año 2004 por presentar una demanda contra la Dirección General de Servicios Sociales de la Consejería de Empleo y Asuntos Sociales del Gobierno de Canarias, organismo del que dependía el centro en cuestión y que en aquellos años estaba gestionado por la empresa Aeromédica SL. La sentencia es firme y se emite después de que quedaran archivados otras acusaciones como la de los supuestos delitos contra la integridad moral y detención ilegal inicialmente denunciados.
Sin embargo, la Audiencia considera en el fallo recientemente emitido que de las declaraciones de los testigos se puso de manifiesto, “la voluntad de que la fue directora del CAMF de perjudicar la situación personal y administrativa del denunciante en este centro, siendo que para ello así se lo manifestó a la que era entonces coordinadora y auxiliar hoy condenada”.
La Sala sostiene que con este fin esta última redactó y firmó un parte de incidencias en el año 2004 en el cual se describía un determinado comportamiento del denunciante que le pudiera perjudicar y en el que se involucraban a dos trabajadoras que no lo llegaron a firmarlo de su puño y letra.
Así quedó demostrado durante la prueba pericial caligráfica que se realizó de las dos rúbricas y que apuntaron a que probablemente fueron realizadas por la hoy condenada, “alterando por ende y suponiendo la intervención de personas que no participaron en dicho parte de indcidencias”, se indica por último.