El gorila León prepara su viaje a Brasil
A punto de cumplir quince años, León es un macho típico de su edad, chulito y bravucón. Piensa que es el rey del mundo y sólo rinde pleitesía a su hermano Aladdin, porque sabe que es un poco más fuerte. Es inteligente y muy listo, siempre tiene algo que hacer y no se aburre nunca.
León es un gorila de llanura occidental, de 170 centímetros de estatura y 198 kilos de peso que vive en el zoológico Loro Parque de Tenerife con otros cinco machos como él. Últimamente percibe algo raro, la rutina no es la misma: recibe continuas visitas del veterinario, ya no coincide tanto con su hermano en el exterior del recinto y tampoco duermen juntos como solían.
Él no lo sabe, pero lo están preparando para que este otoño haga el viaje de su vida: dejará a su hermano y a sus camaradas y cruzará el océano hasta el zoo de Belo Horizonte. En Brasil formará una familia con las gorilas Imbi, que ya lo espera allí, y Lou-Lou, que será trasladada simultáneamente desde el zoo inglés de Howletts.
Cuando llegue, será el único gorila macho en toda Sudamérica, “la estrellita” de un zoo en el que nadie va a retar su liderazgo. Tendrá todas las hembras para él, sus descendientes serán los futuros reproductores del continente e irán a verlo personas de los países de alrededor, según relatan su cuidador, Juan Vicente Martínez, conservador de mamíferos terrestres de Loro Parque, y Rafael Zamora Padrón, biólogo del departamento de conservación del centro.
Imbi y Lou-Lou serán las primeras hembras que vea y huela León desde que hace ocho años se separó de su madre en su Tel Aviv natal. Tuvo que dejar a su familia en un zoo de Israel porque al convertirse en un adolescente pletórico de testosterona se le ocurrió retar a su padre para arrebatarle el liderazgo del grupo. Perdió.
Junto a su hermano, fue trasladado al Loro Parque, donde se han mantenido muy unidos, hasta el punto de que formaron una exitosa coalición para derrocar a Pole Pole, que entonces era el líder del grupo y ahora desarrolla su vida pacíficamente bajo el mandato de Aladdin.
“Tiene toda la pinta de que saldrá bien”
En la naturaleza, las familias de gorila están formadas por un único macho adulto y varias hembras con las crías. Cuando los machos alcanzan la adolescencia abandonan el clan y forman grupos de solteros con otros desterrados, hasta que encuentran hembras para fundar sus propias familias.
Antiguamente, los gorilas jóvenes en cautividad expulsados del grupo familiar eran un problema y se los escondía en jaulas en las trastiendas de los zoos, separados del resto. “Eso no era vida para un animal social”, explica cerca del recinto del gorila Juan Vicente Martínez, mientras León observa con enfado (labios apretados, mirada de reojo...) la presencia de extraños junto a su cuidador.
Para resolver el problema y reproducir lo más fielmente posible la vida social de esta especie (Gorilla gorilla gorilla), críticamente amenazada de extinción en su hábitat de África Central, en unos pocos zoos se crearon grupos de machos solteros como reserva genética, y el del Loro Parque, con sus seis ejemplares, es el más numeroso de Europa. Cuando en otro zoológico se necesita un macho reproductor, la EEP, el Programa Europeo de Especies en Peligro, acude a estas reservas.
En esta ocasión ha seleccionado a León por sus características genéticas, físicas y psicológicas para que forme la primera familia en Sudamérica en el zoológico de Belo Horizonte, donde Imbi convivía con un viejo macho y otra hembra hasta que murieron. “Esto tiene toda la pinta de que saldrá bien. Belo Horizonte es un buen sitio, con un clima e instalaciones parecidas, y serán tres ejemplares primerizos”, dice con optimismo Juan Vicente Martínez, muy orgulloso por la elección de León pero sin ocultar la tristeza que le produce separarse de su amigo.
Juan Vicente, a quien León y sus otros cinco camaradas reconocen al primer golpe de vista, viajará con él en la bodega del avión, junto a la enorme caja reforzada y confortable del animal, con el fin de eliminar al máximo su estrés. La logística del transporte es muy complicada, puede durar meses la preparación, explica Rafael Zamora, el biólogo del departamento de conservación que se encarga de estos pormenores.
Normas sanitarias y de seguridad, chequeos veterinarios y cuarentenas son aspectos que están previstos hasta el último detalle.
“Tiene que aprender a tratar a una hembra y a copular”
Juan Vicente reconoce su curiosidad sobre cuál será la reacción de León en su nuevo entorno. “Está acostumbrado a estar con machos, a jugar a lo bruto con su hermano. Ahora tiene que aprender a tratar a una hembra y a copular, nunca ha olido a ninguna desde que alcanzó la madurez”.
El olor del sexo opuesto es muy importante en el comportamiento de los gorilas macho. Para mantener la paz interna, donde hay un grupo de solteros en cautividad no puede haber hembras al alcance del olfato.
Rafael Zamora explica que para los zoológicos puede resultar más comercial tener una familia que un grupo de solteros, porque las crías son irresistibles para el público. “Pero también es esencial contar con una reserva. Somos el salvamento de machos que no tendrían otro sitio y que sirven como futuros reproductores. Así podemos ayudar mucho”.
En los zoos europeos hay 429 gorilas (192 machos y 237 hembras), del millar que viven en cautividad en el mundo. La mayoría, salvo los más viejos (pueden vivir hasta 50 años con buenos cuidados), han nacido en cautividad, puesto que ya no se cazan ejemplares para los zoos.
Las poblaciones en África Central se reducen por la presión humana, la caza furtiva o las guerras, lo que hace muy difícil la defensa de esta especie, que, después de los chimpancés, es la más cercana al homo sapiens, con una diferencia en el ADN de sólo el 1,6%. La esperanza de Rafael Zamora es que el mantenimiento y reproducción de estos animales en cautividad sirva como red de seguridad para que en el futuro sea posible repoblar su hábitat original.