Desde el mantel de la cena al envoltorio de los regalos: alternativas para una Navidad más sostenible
Luces, compras compulsivas, papel de regalo que no se puede reciclar, contenedores llenos de juguetes a los que no se les quitan las pilas antes de depositarlos y muchos desechos. Suele ser el balance ambiental de las fiestas navideñas. Canarias es uno de los territorios más vulnerables del país y que sufrirá una degradación de su territorio por el cambio climático si no se pone remedio. La coordinadora de Oficinas Verdes de Canarias, Carmen Nieves González, explica que toda la población puede contribuir en estas fiestas a minimizar el impacto. “Se habla de que son pequeños gestos, pero en realidad son grandes”, apunta. Como ejemplo, cita que el hecho de no retirar las pilas de los juguetes y arrojarlos al cubo de la basura, lo que conlleva a que acaben en el vertedero y que esas pilas viertan líquido que contiene metales pesados al subsuelo, de manera que dañen los acuíferos. “El hecho de quitar esas pilas de los juguetes o las baterías, genera una gran diferencia”, asegura. Además, el lugar del juguete viejo no es el contenedor sino el punto limpio.
González señala que muchas cuestiones la población las desconoce. En esta época, por ejemplo, se emplea mucho dinero en comprar papel de regalo. Un papel muy colorido y de unas características que impide su reciclaje. “Es un papel que está muy encerado, muy lleno de tinta y con ese aluminio que al final termina en el vertedero. El costo de ese papel empieza en su fabricación, en su transporte, que para nosotros muchas veces viene desde Asia y luego el hecho de que termina en nuestros vertederos para siempre”, recalca. De hecho, añade que por mucho que se coloquen en el contenedor del reciclaje, no es posible reciclarlos en Canarias, pues “ahora mismo no tenemos tecnología ya que hay que lavar la pasta de papel, dejarlas limpias de tinta porque tienen metales pesados y no se puede generar papel nuevo cuando hay presencia de ellos”, aclara.
¿Qué alternativas existen?
González ha sido durante muchos años docente en áreas de Sostenibilidad y gestión de residuos. En las clases y ahora en las charlas que sigue impartiendo destaca que existen multitud de alternativas para realizar un consumo más responsable. Por ejemplo, para el papel de regalo propone el papel maché al que “puedes estampar un sello bonito o colocarle un lazo”. No obstante, la mejor solución explica que siempre pasa por reutilizar lo que tengamos en casa como papel de periódico, de revista, dibujos de los peques de la casa, retales, telas… y añade que existe una técnica japonesa que consiste en que el regalo se envuelve en un pañuelo que también es parte del regalo. “Hay multitud de tutoriales sobre cómo envolver un regalo en un pañuelo”, apunta.
Reflexionar sobre el regalo añade que también es importante. Primero sobre las cantidades, ya que muchas veces los niños y niñas no los valoran cuando tienen demasiada cantidad. Plantea regalar lo que de verdad le haga ilusión y si son juguetes educativos que fomenten la imaginación y creatividad de los menores mejor. “El trabajo con los niños es primero el de las cantidades, no hace falta llenar a un niño de juguetes que al final no sabe ni lo que tiene, ni juega”, insiste. También remarca la importancia de fomentar el comercio de cercanía. Para los adultos, menciona apostar también por regalos útiles y que perduren, que se fomente la compra en mercadillos y en puntos de confección artesanal. “Un regalo hecho a mano es único”, recuerda. Así mismo, aboga por buscar regalos cuyo envoltorio sea el mínimo, “porque muchas veces tenemos una pequeña cosa que acabamos de comprar y si te pones a pensar en el envoltorio pesa más todo el plástico y cartón que conlleva, cuando todo lo que no es el producto en sí llega a la basura. Por eso, siempre digo por favor miremos el embalaje, si podemos comprar lo mismo pero que tenga lo mínimo de embalaje o si esa caja de cartón la podemos usar para otra cosa mejor todavía”, apunta.
¿Una mesa de Navidad sostenible?
González explica que para contar con una mesa de Navidad sostenible, por ejemplo para esta Nochevieja, primero hay que elegir un mantel que no sea de usar y tirar. “Usar el mantel de toda la vida, el que se lava mil veces y todas las navidades lo pones, cuanto más durable y reutilizable mejor”, apunta. Tampoco hay que olvidar la vajilla, “nada de platos de usar y tirar de plástico, vamos a usar vajillas de la de siempre que lavamos y reutilizamos, pasando por una compra de mercado y una elaboración de productos medidos, es decir, dependiendo de cuántos comensales tengo”, señala. La coordinadora también apunta que debe existir un plan b con los restos de comida, de forma que se aprovechen en la elaboración de nuevas recetas al día siguiente. Por ejemplo, “hacer un postre con el turrón que te quedó, que el queso puedas trocearlo y fundirlo en una pizza al día siguiente…” y “siempre pensar en que vamos a darle vida a lo que va a sobrar porque al final siempre sobra”.
La experta remarca que si estamos pensando en productos de “tinte verde”, “el producto más verde es el del agricultor canario, de cercanía si estamos hablando realmente de huella del carbono y de que vamos a contribuir al planeta”, puntualiza. En este punto recuerda que también hay opciones que pasan por el hecho de ser “una persona vegetariana que quiera cuidar su alimentación hacia una alternativa ecológica, es decir, aquellas producciones agrícolas en las que no se utilizan pesticidas, herbicidas… Eso ya es una elección también sostenible para el planeta, por supuesto, pero también se puede optar por lo tradicional”, que es ese agricultor de cercanía.
Más educación ambiental
La coordinadora de oficinas Verdes de Canarias resalta que los colegios e institutos lo están haciendo cada vez mejor concienciando al alumnado sobre la necesidad de cuidar al planeta y llevar a cabo prácticas más sostenibles. Sin embargo, considera que esa información no ha llegado a todo el mundo por igual y que muchas acciones se siguen cometiendo por desconocimiento. Por ello, aboga por impartir más charlas en distintos sectores para que la información llegue ya que la perspectiva medioambiental insiste en que se puede aplicar en todos los ámbitos. “Ser medioambientalmente sostenible es una elección, pero las decisiones se toman con información en la mano y esa es la información que tiene que llegar”, remarca.
Explica que los medios de comunicación también son aliados para que la información llegue y que la Navidad es un momento de consumismo en el que hay que incidir en las tres R (reducir, reutilizar y reciclar) pero también en Carnaval, abogar por eventos más sostenibles, como las competiciones deportivas al aire libre, que suponen todo un reto entre combinar deporte y salud con cuidar del territorio. Por último, insiste en comprar productos de cercanías, o en su caso que sean nacionales o europeos, que cumplan con los estándares medioambientales y repensar en que los artículos tengan una durabilidad y un envoltorio mínimo o que se pueda reutilizar.
0