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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Nuevas tecnologías, factor clave en la violencia juvenil

El filósofo José Antonio Marina alertó este martes del inesperado papel de las tecnologías en la violencia, pues crean adicción, los vídeo-juegos son brutales, los mensajes cortos disminuyen el valor de los argumentos y porque las horas pasadas ante la televisión generan hiperactividad.

El experto agregó que su incidencia es imprevista porque nadie esperaba su gran penetración en la sociedad, ni el éxito, por ejemplo, del móvil en España, donde los menores piden primero un teléfono que una habitación propia.

A través del móvil el adolescente establece con sus amigos una relación íntima y peculiar, pues una simple llamada perdida les indica que están conectados.

Estos aparatos crean adicción, y todo lo que sea adicción está indirectamente relacionado con la violencia porque limita la libertad decisión del individuo, advirtió Marina, quien intervino en las II Jornadas de Prevención de la Violencia Juvenil celebradas en la capital grancanaria.

Por otra parte, internet ejerce una influencia importante, no sólo por los contenidos, sino porque contribuye a la proliferación de mensajes cortos a través de los chats, lo que, junto a los esloganes y consignas, simplifica y endurece la comunicación, tanto que el 40% de los jóvenes de 24 años es incapaz de seguir un razonamiento complejo como el editorial de un periódico.

El argumento es el “gran proceso pacificador”, pero pierde valor por la incapacidad de los jóvenes de utilizarlos como instrumento de lucha.

Los vídeo-juegos, por su parte, “son de una brutalidad y de una incitación a la violencia” tal que los expertos están “realmente asustados”, pues jóvenes y adultos les dedican muchísimas horas y “nadie les da importancia” a pesar de que son “clarísimamente ofensivos y perjudiciales” porque transmiten patrones crueles y machistas, por lo que las autoridades deberían tomar medidas, aseveró.

La televisión, una tecnología no tan nueva, también incide en la violencia, aparte de por los contenidos, porque las horas que pasan los niños ante ella producen una alteración neurológica que, según las últimas investigaciones, es probable que incida en el déficit de atención y la hiperactividad, alertó.

Inquietantes estadísticas

Así, entre el 7 y el 11% de los menores escolares son hiperactivos, lo que supone un antecedente, al menos en un 40% de los casos, de actitudes violentas.

Los niños hiperactivos, prosiguió, encajan mal con sus compañeros en el colegio y, mientras la mitad se deprime, la otra mitad adopta conductas agresivas.

Por ello, aunque el niño esté viendo “dibujos animados absolutamente angelicales” no debe pasar ante la televisión más de una hora.

Los planes de lucha contra la violencia juvenil, que afecta al 3% de los jóvenes -lo que no se debe confundir con la falta de disciplina, que es otro gran problema y afecta en torno al 30%-, precisa acciones en centros educativos, en las horas en las que no hay clase ni los padres se pueden ocupar de los niños, y en los barrios, que son un antídoto contra la violencia, detalló.

El 80% de los profesores está preocupado por la falta de disciplina, que se relaciona con el endurecimiento de los modales de padres, hijos, políticos y presentadores, pues “todo el mundo grita mucho y se insulta con facilidad”, lo que se suma a la cantidad de niños impulsivos que se detecta en la actualidad.

La violencia, concluyó, es un asunto complicado, pero se tienen los conocimientos necesarios para frenarla, aunque hace falta paciencia y voluntad, pues los planes que ha diseñado para secundaria precisan dos años de ejecución, pero pueden reducir las conductas agresivas en un 60% de los casos.

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