El Ayuntamiento de Las Palmas mantuvo abierto 401 días un parquin subterráneo que amenazaba derrumbe

Estado en el que se encontraba el aparcamiento de San Bernardo.

José J. Jiménez

Las Palmas de Gran Canaria —

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Un aparcamiento público de Las Palmas de Gran Canaria estuvo abierto durante algo más de un año aunque los informes técnicos aconsejaban “actuaciones de emergencia” por su alto grado de deterioro estructural. Entre la primera evaluación, publicada el 9 de marzo de 2015, y el cierre efectivo del aparcamiento de San Bernardo, el 12 de abril de 2016, median 401 días en los que miles de ciudadanos corrieron peligro real al usar una infraestructura en la que “no es posible garantizar la estabilidad de dicho elemento en el tiempo” (en relación al forjado del sótano -4 del aparcamiento). “Es por ello que, en aras a evitar un posible accidente, se insta a realizar una actuación inmediata y con carácter de urgencia, consistente en el apuntalamiento de dicho elemento”, señala el informe técnico publicado el 28 de enero de 2016 al que ha tenido acceso este diario.

Pero la situación del aparcamiento de San Bernardo se conocía tiempo ha. Un informe con registro de entrada del 9 de marzo de 2015 ya alertaba de que ese sótano -4 del estacionamiento de San Bernardo “presenta un estado próximo a la ruina técnica”. “De continuar esta situación, el deterioro de la estructura irá en aumento (…) produciendo el colapso de la misma”, advertía. El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, gobernado por aquel entonces por el Partido Popular, no hizo nada al respecto.

“El aparcamiento no se vino debajo de puro milagro” reconoció hace unos días Pedro Quevedo, concejal de Empleo, Turismo, Movilidad, Promoción Económica y Ciudad de Mar del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria al presentar ante los medios de comunicación el estado de las obras de recuperación de la instalación. El actual equipo de gobierno, que conoció el estado del edificio después de ese informe técnico de enero de 2016, aprovechó la finalización del contrato con la concesionaria, la empresa Empark Aparcamientos y Servicios SA, para ordenar el cierre del parking, rescatar 1,15 millones de euros en concepto de indemnización a la empresa y acometer las obras pertinentes de reparación. “El equipo de gobierno anterior conocía el estado del aparcamiento y tenían información que aconsejaba su cierre. Pero no lo hicieron”, desveló José Eduardo Ramírez, concejal delegado del área de Movilidad, Promoción Económica y Ciudad de Mar del consistorio capitalino.

Para comprender el estado en que estaba el aparcamiento hay que remontarse a los tiempos en los que Juan José Cardona (PP) era alcalde de la capital grancanaria. El informe de marzo de 2015 puso de manifiesto la gestión negligente de la instalación por parte de la empresa adjudicataria y, en consecuencia, la dejación de funciones de control y fiscalización por parte de las autoridades municipales. “En el interior del edificio el principal problema son los daños estructurales ocasionados por las filtraciones de agua y el deficiente mantenimiento”, señala la evaluación técnica, que incide en que “algunas partes del mismo se encuentran en estado de ruina técnica”.  

El talón de Aquiles del aparcamiento de San Bernardo fue la acción destructiva del agua. “No se aprecia la presencia de agua a nivel freático”, por lo que todos los problemas se ocasionaron por filtraciones, fallos de ejecución de la obra o problemas en los edificios colindantes. Un ejemplo claro de esta situación es la “deficiente solución de impermeabilización y ejecución” de la junta de dilatación de la calle colindante Primero de Mayo, un lugar dónde el agua “se filtra con mayor facilidad”. “Esto ha provocado que las dos vigas metálicas a ambos lados de la junta hayan perdido la protección contraincendios que las recubre y el acero tenga problemas de corrosión”. El arquitecto advierte que este problema debe ser resuelto de inmediato e insiste en que “el fenómeno de la corrosión una vez iniciado no se detiene”.

Los daños en las tres primeras plantas del edificio son moderados. En los sótanos -1, -2 y -3, el informe registra filtraciones y desconchados en revestimientos y pinturas por el efecto de la corrosión. Se advierte de la “afección de elementos estructurales debido a la corrosión de armaduras provocadas por filtraciones de agua de lluvia” y “en ocasiones el desprendimiento del hormigón de recubrimiento de los nervios del forjado como consecuencia de la corrosión”.

Es en el sótano -4 dónde se localizan los problemas más serios; los que comprometían la seguridad del edificio. Daños que, a través de este informe, conocía el grupo de gobierno comandado por el popular Juan José Cardona. Daños que situaron al aparcamiento de San Bernardo en “un estado próximo a la ruina técnica”. “Las filtraciones son latentes, con presencia de charcos en el suelo y paramentos mojados. Hay restos de cascotes, procedentes de los desprendimientos del recubrimiento de los forjados y revestimientos”. “Este forjado, suelo de la planta tercera, es transitado por vehículos para salir del edificio” aunque “se han suprimido algunas plazas de la planta tercera para aliviar la carga sobre el mencionado forjado”. Esto es, sin duda alguna, el punto más delicado del informe. Durante años, cientos de vehículos transitaron por una losa de hormigón forjado “en un estado próximo a la ruina técnica” que, según el informe, necesitaba una “reparación estructural” para “evitar un deterioro mayor y el colapso de algún elemento”.

Después de leer esto, “el desconchado en pinturas y revestimientos”, las “pérdidas en las canalizaciones del saneamiento público”, el “deterioro en la pintura epoxi” en los accesos rodados o el “evitar que las salidas peatonales sean usados como aseos públicos” parecen sólo una simple anécdota. Una broma pesada que pone de manifiesto la más que deficiente gestión por parte de la empresa adjudicataria y la responsabilidad de un Ayuntamiento que permitió que una estructura con riesgo de “colapso de algún elemento estructural” fuera utilizada a diario por cientos de personas. Al ser preguntado por este periódico si se había planteado la posibilidad de emprender acciones penales, Pedro Quevedo destacó que no se había estudiado aún esa posibilidad.

Una obra de envergadura

Desde su cierre, el aparcamiento de San Bernardo ha sido sometido a una profunda rehabilitación. En estos momentos, los técnicos trabajan en la puesta a punto de las cubiertas de las calles Primero de Mayo y San Bernardo, que han sido impermeabilizadas y sustituidas por nuevas losas de hormigón de alta resistencia. También se han construido nuevas cimentaciones y se han reemplazado las vigas afectadas por la corrosión. La actuación en el sótano -4 ha sido integral. Después del verano de 2019, el estacionamiento de San Bernardo volverá a abrir sus puertas. La avenida Primero de Mayo quedará abierta al tránsito antes del puente de La Constitución junto al tramo afectado de San Bernardo, que lo estará de manera temporal durante la campaña de Navidad para minimizar el impacto de las obras en el comercio de la zona. Entre medias, una inversión de 2,8 millones de euros de los que 1,15 los aporta la antigua empresa adjudicataria condenada por la gestión negligente del espacio concesionado.

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