Parque Nacional de Zonas Áridas, sueño majorero
Una década después de que el Cabildo de Fuerteventura encargara a sus servicios técnicos estudiar la posible creación en la isla del Primer Parque Nacional de Zonas Áridas de España para presentarlo al Gobierno canario, esta posibilidad sigue siendo sólo un sueño en el corazón de los majoreros.
Con un clima árido y seco y una precipitación media anual que ronda los 60 milímetros, Fuerteventura reúne todos los requisitos para ello, como comprobó el propio presidente del Cabildo, Mario Cabrera, al recibir los primeros informes de sus técnicos.
Informes que ponen en valor, según ha explicado Cabrera, características de la isla que los propios locales no son capaces de percibir, “más allá de las enormes playas, las zonas de acantilados, las áreas desérticas y las especies singulares que habitan en ellas”.
Y esas características están recogidas en el estudio preliminar encargado por el Cabildo y aprobado en julio de 2012, que responde a las indicaciones sobre las líneas básicas que definen un Parque Nacional.
Estas son que se trate de un espacio de alto valor natural y cultural, representativo del patrimonio español, poco alterado por la actividad humana que, en razón de sus excepcionales valores naturales, de su carácter representativo, de la singularidad de su flora y de su fauna o de sus formaciones geomorfológicas, merece una atención preferente.
Además, en un Parque Nacional de zonas áridas la componente paisajística adquiere una importancia más destacada que en otros parques de características distintas y las áreas de Fuerteventura se caracterizan por una escasa presencia de agua y por unos flujos hídricos superficiales irregulares, prácticamente inexistentes y poco prolongados en el tiempo.
De llevarse a cabo su aprobación, el Parque Nacional abarcaría en principio 44.000 hectáreas distribuidas a lo largo de la isla, en su mayor parte el espacio costero de barlovento, incluidos unos 150 kilómetros de costa.
El Cabildo recuerda que para que un territorio sea clasificado como Parque Nacional debe ser representativo del sistema natural al que aspira a albergar, tener una superficie suficiente para permitir todos y cada uno de los procesos ecológicos, que prevalezcan sus valores naturales y una escasa intervención sobre los mismos, la continuidad territorial y que no abunden los núcleos habitados.
Mario Cabrera ha recordado que Fuerteventura “compite con Almería” para albergar ese espacio protegido, “pero aquí se dan las condiciones de mucho espacio donde toda la costa oeste de la isla es árida desértica” y donde habitan especies endémicas como la hubara, símbolo de la isla, o el cardón de jandía.
Fuerteventura sería además el primer Parque Nacional de Zonas Áridas marítimo-terrestre de Europa; y en Europa paisajistas y antropólogos tendrán especialmente en cuenta cómo afecta la vida de la población local en el ambiente, y viceversa.
“Nosotros creemos que, además de la protección, tenemos mucho suelo también para nuestro nivel de desarrollo, y elevarle el nivel de protección es elevar también el valor de la isla y cómo no vincularlo al turismo”, ha explicado Cabrera.
Con este Parque Nacional se pretende avanzar en el cambio de modelo de desarrollo de la isla, que persiga regular actividades tradicionales como la agricultura o la ganadería e impulsar un turismo basado en el arte, la cultura y la naturaleza.
“Lo que queremos -ha explicado el presidente del Cabildo- es que el parque ponga en valor el resto del territorio; nuestra apuesta está en ese modelo de desarrollo sostenible en que juegue un papel muy importante el territorio y el paisaje”.
Aunque de momento continúan los trámites y que sea finalmente Almería o Fuerteventura el territorio que se lleve la declaración de Parque Nacional dependerá de cómo se valore la singularidad medioambiental, económica, social y cultural de cada uno.
Para el Cabildo de Fuerteventura, la clave irrenunciable será que la propuesta sea compatible con el desarrollo lógico de los núcleos poblaciones y de la economía de la isla, para que el Parque Nacional de Zonas Áridas se convierta también en un elemento que favorezca la dinamización económica y contribuya a generar riqueza.