El campamento de Tamadaba se marchita en el interior de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria
El Parque Natural de Tamadaba, entre los municipios de Artenara, Agaete y La Aldea de San Nicolás, alberga una de las maravillas mejor conservadas de Gran Canaria; los pinares. En medio de esta naturaleza, que es Reserva de la Biosfera de la Unesco, descansa un campamento de grandes dimensiones construido a finales de los 50 y que, debido a la crisis y al elevado coste de su mantenimiento, ha caído poco a poco en el olvido.
Desde hace 7 años, estas instalaciones han permanecido cerradas al público. Sin vigilancia y sin cuidados, apenas queda en pie aquella edificación de la que disfrutaban jóvenes de todas las islas que se quedaban en ellas para realizar actividades deportivas y estar en contacto con la naturaleza.
El área se divide en dos partes, unas instalaciones recreativas al aire libre que dependen de la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo y que está funcionando con normalidad, y por otro lado, la parte que gestiona Juventud, donde se encuentra el campamento. Esta zona pertenece al municipio de Agaete y es la que ha quedado abandonada en los últimos años.
Las casas de madera en las que se podía dormir se estropearon por la humedad y por razones de seguridad hubo que derribarlas; las máquinas, como una antigua depuradora, se han estropeado, por lo que no se pueden poner en marcha; la piscina cuando llueve parece un estanque y la valla que rodea al campamento tampoco es segura.
El actual consejero de Educación y Juventud del Cabildo, Miguel Montero (Podemos), explica que, cuando llegó al cargo y se acercó a ver las instalaciones, quedó sorprendido por el “nivel de abandono”. Solo quedan en pie cuatro edificaciones: la casa del antiguo guarda, que “está desvalijada”; la cocina de este campamento, que también está “saqueada”; un edificio anexo construido en chapa y que era el antiguo comedor y, por último, la zona donde se encuentran las duchas, que, según explica, es necesario derrumbarlas porque el techo es de uralita y contiene amianto.
El político señala que en el año 2010, debido al recorte que sufrió el área de Juventud del Cabildo, se tuvo que elegir y se decidió cerrar el centro porque el mantenimiento tenía un coste muy elevado. Más tarde, el PP tampoco recuperó las instalaciones “hasta llegar a este punto en el que parece que ha pasado una catástrofe”, indica Montero. Además, agrega que el PSOE preguntó en el mandato de los populares por este campamento y se aseguró que no se podía abrir por un tema de legislación medioambiental.
El consejero indica que es cierto que existe un problema de legislación medioambiental en el sentido de que hay que ajustarse a una normativa, “por ejemplo, no podemos construir un edificio de cuatro plantas, o que afecte al entorno”, asimismo, también hay que tener en cuenta los materiales que se emplean. No obstante, aunque es consciente de que la legislación debe estar muy presente y que el coste de mantenimiento es elevado, no se justifica con ello el nivel de olvido en el que ha quedado este lugar, que “parece que lleva más de 30 años cerrado”, puntualiza.
Objetivo: reavivar el campamento
La Corporación insular baraja diferentes proyectos que vuelvan a dar vida a este campamento. Lo primero que se debe solucionar es la depuradora, necesaria en esta edificación y la valla, que asegura que puede ser peligrosa para cualquier persona que se asome, ya que no está bien sujeta. Después de estos primeros pasos, se debe buscar una alternativa con la que los ciudadanos puedan disfrutar de él.
Montero afirma que está estudiando diversas posibilidades y hablando con distintos colectivos: empresas, Scouts, asociaciones sin ánimo de lucro ... hasta encontrar la mejor alternativa. Su deseo es que pueda continuar teniendo una gestión pública aunque existan pequeñas empresas del sector del turismo rural, turismo saludable, deportes al aire libre... que puedan beneficiarse de este proyecto.
Estas instalaciones estaban dadas por perdidas por muchos, afirma el consejero, quien añade que está convencido que puede ser muy beneficioso para los municipios de la zona que este campamento vuelva a despegar. Por ejemplo, cree que podría albergar a Scouts de otras partes del mundo o que se podría fomentar el deporte de orientación aprovechando las cualidades de este Parque Natural.
Sobre todo en las décadas de los 60 y 70, cientos de jóvenes se acercaban a disfrutar de las actividades que se celebraban en este campamento. Fue utilizado por la OJE (Organización Juvenil Española), vinculada en el pasado a la Falange y que más tarde se despolitizó, así como por colegios de diferentes islas que venían a pasar días en estas instalaciones.
En un principio esta edificación pertenecía al Gobierno Estatal, después al Ejecutivo Regional, hasta que pasó a gestionarla el Cabildo de Gran Canaria.
El consejero de Juventud insiste en el potencial de turismo que tiene la zona y que si en su día llegó a ser un referente en toda Canarias del turismo de naturaleza, confía en que pueda volver a serlo. Señala que el actual presupuesto que maneja su área no le permite avanzar como quisiera, pero está convencido de que en 2017 podrá ponerlo en marcha, y afirma que ya se están dando pasos a pequeña escala.