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Una podóloga alerta de los daños que pueden sufrir los niños que caminan de puntillas

Lucas, con un año, dando sus primeros pasos en la calle junto con su madre y su hermana Lucía

Efe

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La podóloga Beatriz Torcida ha alertado de los daños que pueden sufrir los niños que caminan de puntillas tanto en los pies, la espalda, la rodilla o en la cadera.

Esta especialista indica que el 5% de los niños aprenden a caminar de puntillas, y recomienda consultar con un especialista en Podología esta realidad. No solo porque puede ser señal de un problema neurológico, que habría que descartar, sino también porque, si no se aborda a tiempo, puede generar otras patologías. La podóloga asegura que los niños que se mueven de esta manera son más rápidos y ágiles, pero también están sometidos a una mayor inestabilidad.

“Mantener el pie siempre en esta posición, que es similar a la que tenemos en el útero materno, provoca un acortamiento de toda la musculatura del tren posterior de la pierna”, añade la experta. Torcida apunta que muchas personas tienden a banalizar los problemas de los pies, sin saber que un correcto cuidado de estos puede prevenir muchos problemas de salud, como pies planos, pronados, cavos, dedos en garra, lesiones de rodilla e incluso de espalda. Desde su punto de vista, la visita al podólogo debe ser anual y “lo ideal es que los niños acudan a consulta a partir de los 3-4 años, que es cuando la musculatura ya está definida”. “Cuanto antes empecemos a tratarnos, menos tiempo de tratamiento tendremos que seguir y mucho más efectivo será. El diagnóstico precoz es esencial”, subraya la especialista.

Añade que en el caso de los niños que andan de puntillas es fundamental la valoración de un podólogo, tanto a través de una exploración biomecánica, como del estudio de la marcha. Y tras este análisis lo habitual es que el problema se resuelva con tratamiento ortopédico, así como con la realización de unos ejercicios que permitan fortalecer los músculos más débiles.

Torcida añade que, si bien la mayoría de los niños que caminan sin apoyar el talón deja de hacerlo entre los 2 y los 3 años, algunos persisten en este hábito a pesar de no tener ninguna alteración neurológica, lo que se puede asociar a un leve acortamiento del tendón de Aquiles que se conoce como “marcha de puntillas idiopática”. En estos casos se propone a los niños ejercicios adecuados articulados en forma de juegos que le permitan ir corrigiendo la postura para que apoyen toda la planta del pie y así prevenir daños futuros.

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