''Algunos propietarios de fincas ya vienen a tocar la puerta''
El mundo rural es complicado y funciona de manera muy diferente a la ciudad. Lo sabe perfectamente Sergio Armas (Las Palmas de G.C., 1972), gerente de Foresta, una fundación privada de ámbito canario que se dedica a localizar suelos rurales y reforestarlos. Las fincas particulares suponen el 75% del suelo de las Islas, y se necesita un gran trabajo para convencer a sus propietarios de los beneficios de la reforestación. Aún así consiguen plantar 30 hectáreas al año, el equivalente a 18.000 árboles.
Tres profesionales relacionados con el medio ambiente, Carlos Velázquez, José Julio Cabrera y Jorge Naranjo, se dieron cuenta hace 14 años de que la reforestación necesitaba un intermediario con los propietarios privados, y pusieron en marcha esta fundación como agencia de extensión forestal. Su naturaleza es privada y existe gracias a los patronos que la financian: Bonny, Domingo Alonso, Grupo Flick, Global y Spar.
Aunque es licenciado en Ciencias del Mar, Armas dirige Foresta desde 2004, después de haber trabajado para la misma como monitor medioambiental y para el Ministerio de Medio Ambiente en temas marinos. Cuenta orgulloso que a partir de los grandes incendios de Gran Canaria y Tenerife, en 2007, la respuesta de sus voluntarios no ha dejado de aumentar, hasta una nómina actual de 1.600 personas listas para actuar en cualquier momento. “Hay gente muy concienciada, que recolecta semillas y tiene pequeños viveros en casa”, comenta.
La fundación colabora además con todos los cabildos insulares, que tienen la mayoría de las competencias en medio ambiente, y ha realizado actuaciones en Fuerteventura, Gran Canaria, Tenerife y La Palma. También trabaja con uno de los mayores operadores turísticos, TUI, organizando visitas a zonas rurales.
Pregunta. Un 80% de propiedad privada del suelo parece una cifra muy alta.
Respuesta. Este fin de semana estuve caminando por el centro de Gran Canaria, y atrevesé muchas fincas privadas, lo que pasa es que ya tienen asumido que son zonas de paso y normalmente no ponen pegas. Pero nos encontramos con una finca que tiene su valla electrificada, porque a lo mejor se les meten a robar sacos de castañas... Los propietarios son muy reacios a la hora de que les vayamos a reforestar. Es muy complicado convencerlos de la necesidad o de las ventajas que supone.
P. ¿Por qué?
R. Le decimos que le plantamos la finca y durante el primer año se la vamos a mantener. Aún así te preguntan: '¿Y qué gano yo?'. Estamos aumentando el valor del vuelo, que es todo lo que está encima del suelo. Estás teniendo una masa forestal donde puedes tener castaños, nogales, almendros... Árboles de los que el propietario puede sacar frutos, y con los años leña, además del valor ambiental que tiene.
P. Y aún así se oponen.
R. Están los dos lados, porque también hay quien sin tú llamarlos se ponen en contacto. Nos pasa mucho, propietarios que al principio se niegan y cuando ven la finca de al lado con árboles, ven los resultados vienen a tocarte la puerta.
P. Foresta es una fundación privada. Interesa resaltarlo porque en Canarias abundan los que parece que quieren vivir de las administraciones públicas.
R. Somos completamente independientes. Aunque siempre estamos en contacto con los cabildos y sabemos lo que hacemos unos y otros. Sabemos cual es nuestro trabajo, de hecho empleamos técnicas completamente diferentes respecto a los cabildos y seguimos nuestras propias directrices.
P. ¿Por qué diferentes técnicas?
R. El Cabildo cree que con un riego al año es suficiente, pero yo cuando entré en 2004 me di cuenta de que si las repoblaciones no se regaban, se iban a pique en un porcentaje muy alto. Así que Foresta las riega los dos primeros veranos para garantizar el éxito. Cuando plantamos en pendiente, hacemos las orejas de burro, un invento de un empresario de aquí. Se hacen el agujeros donde va la planta y un canal en uve que conecta con las otras plantas. Entonces tienes una malla, y cuando cae el agua en la ladera, todo el agua se distribuye. La estrategia por ejemplo del Cabildo de Gran Canaria es regar menos pero con mucha densidad de plantas, para que aunque mueran más, al final quede la misma densidad que a nosotros. Pero nosotros lo hacemos con mayor atención.
P. Foresta busca más eficiencia.
R. Pretendemos que lo que plantamos, sobreviva.
P. Parece más lógico lo que hacen ustedes.
R. Son presupuestos diferentes, distintas técnicas. Muchas veces subcontratan empresas como Gesplan (de titularidad pública), que tiene su propia forma de trabajar.
P. Suena a despilfarro.
R. Nuestro éxito es mucho mayor que el de los cabildos. Tenemos un convenio con el de Gran Canaria, por el que nos cede material. Ellos producen la planta, pero entonces ya estamos trabajando con una materia prima cuya calidad no depende de nosotros. Hemos presionado al Cabildo para que mejore la calidad de la planta, pero dependemos de ellos en cierto modo.
P. ¿Qué parte del trabajo lo hace Foresta para cabildos y ayuntamientos?
R. Cada uno tiene su línea de reforestación. Puntualmente nos pueden hacer algún encargo, cada dos o tres años. Otra cosa es que a veces trabajamos en suelo público, pero hacemos todo el proceso previo. Por ejemplo cuando sacamos a los niños, me interesa que puedan volver a ese suelo en cualquier momento para ver el cambio. Algunas empresas dicen que nos financian proyectos solo si están en suelo público. Pero este trabajo no va de si reforestamos fincas privadas o públicas, va de que estamos reforestando por el interés de Canarias. Porque al final el que haya árboles va a repercutir en la calidad paisajística, el freno de la erosión del viento, que aumenten los acuíferos... Eso nos repercute a todos.
P. ¿Qué tipos de árboles plantan?
R. Cualquier especie recogida en el Plan Forestal de Canarias. Autóctonos, pertenecientes a los ecosistemas canarios. Primero escuchamos la idea del propietario y le asesoramos. Si estamos en zona de laurisilva, pero el propietario no quiere tenerlo todo de laurisilva porque es un bosque húmedo y cerrado, y él quiere sacarle un rendimiento, nosotros nos adaptamos a sus necesidades. Plantamos agroforestales, higuera, acebuche, que es el olivo canario... Árboles que dan fruto para poder tener un aprovechamiento. Pero esa ladera, que el propietario no va a utilizar, sí me la vas a dejar para laurisilva. Así hacemos dos cosas, conservamos el piso potencial de vegetación y creamos un núcleo de propagación de semillas para que los pájaros que vivan en ese bosque puedan propagar las semillas en los terrenos abandonados y se produzca una regeneración natural de los terrenos colindantes.
P. ¿Qué ha cambiado en la reforestación?
R. La reforestación en Canarias en nueva, viene de hace 50 o 60 años. Ha sido todo experimentación, porque todas las técnicas estaban desarrolladas para territorio peninsular, que no tiene nada que ver. Cuando empezamos a trabajar nos encontramos con un gran problema, que la reforestación no era conocida ni entendida. Los propietarios tenían además el miedo de los últimos 50 años, donde la administración llegaba, te plantaba pinos y después no podías hacer nada. Todo eso fue un gran impedimento al principio. Con el paso de los años, los resultados y el boca a boca, ha cambiado.
P. ¿Y en cuanto a financiación?
R. Hemos mantenido el núcleo inicial y se han ido haciendo gestiones con más empresas. Se ha concienciado no solo a la sociedad, sino al mundo empresarial. Las experiencias, las plantaciones, han ido dándonos a conocer. El objetivo principal siempre ha sido el mismo. Los patronos están aquí de forma desinteresada, y hoy en día que algo cueste dinero puede ser motivo para quitarlo de en medio. Pero la filosofía de los patronos se sigue manteniendo, están convencidos de que nuestro trabajo es necesario.