Reducir el consumo y fomentar los productos locales, alternativas para afrontar en Canarias la crisis global de abastecimiento

Centro comercial.

Iván Alejandro Hernández

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Canarias depende casi en un 90% del comercio exterior y de las importaciones. Ni durante la pandemia ni en la huelga del transporte el Archipiélago ha sufrido desabastecimiento, aunque sí una merma en algunos productos. Pero los problemas logísticos y de suministros derivados de la COVID, que generó un cuello de botella en el transporte marítimo de contenedores, o la inflación de los precios de la energía sí han tenido repercusiones en las Islas a través del aumento de la cesta de la compra, retrasos en la llegada de determinados suministros y reducciones de stock. Los sectores tecnológico, textil y de alimentación han sido los más afectados por este escenario, tal y como exponen distintos comerciantes en el capitulo 12 de Informe Trópico titulado La crisis del consumo y emitido la Televisión Canaria este domingo, que trata de esclarecer las causas de los cuellos de botella logísticos en el transporte marítimo, así como en el impacto real que tiene esta situación en el comercio y las dinámicas de consumo.

Juan Carlos Martin, propietario de la tienda Élite Tecnología, reconoce que han tenido problemas de suministros en componentes como las tarjetas gráficas. “Ha sido casi imposible conseguir disponibilidad y, las que se han podido adquirir, es a unos precios muy altos; los clientes han retrasado las compras porque supone un sobrecoste de 200 o 300 euros en sus equipos”. Por su parte, Graciliano Godoy, directivo de Roly Canarias, también confiesa haber experimentado “desabastecimiento en una serie de productos” textiles, pero lo han paliado importando vía aérea a pesar de que los costes “eran exagerados” con el afán de abastecer al mercado canario. Y en congelados Susana, la propietaria Jéssica Báez expone que ha sufrido un incremento en los precios a la hora de recibir la mercancía.

“Se han producido desajustes en el transporte marítimo, lo que ha ocasionado que no tengamos las mercancías cuando las solicitamos”, explica Alicia Valero, doctora en Ingeniería Química y experta en el capital mineral de La Tierra. En este sentido, Valero pone el foco en el origen y lo que considera la principal causa que genera este escenario: “En el siglo XXI demandamos cada vez más recursos al planeta”; y expone, a modo de ejemplo, que en 22 años se ha consumido tanto cobre como en toda la historia de la humanidad. “Demandamos más y tarde o temprano nos enfrentamos a cuellos de botella”, añade.

El presidente de la Federación Canaria de Empresas Portuarias (Fedeport), José Juan Ramos, indica que en Canarias “el consumo es brutal”, no solo por sus más de 2 millones de habitantes, sino por los millones de turistas que visitan las Islas cada año. Sin embargo, a su juicio el abastecimiento está garantizado porque el Archipiélago es una de las mejores regiones en Europa en conectividad y logística, tanto desde Las Palmas de Gran Canaria como en Santa Cruz de Tenerife, que cuentan con grandes navieras que mantienen comunicaciones con terminales de contenedores importantes y con rutas de transbordo.

Maximiliano Díaz, presidente de la Asociación Sindical de Estibadores de Las Palmas, corrobora que en el Puerto de La Luz y de Las Palmas opera MCC, una de las navieras más importantes del mundo y la que genera más actividad en el muelle de la capital isleña. “Venía solo a traer transbordos, pero entendió que es un puerto seguro y ha concentrado contenedores”, lo que ha provocado que durante la pandemia y en la actualidad, los estibadores estén al 100% de actividad. “Hemos tenido que dedicar más horas al puerto, doblar turnos y librar cuando se puede”, añade.

Sin embargo, esto no significa que los problemas internacionales no hayan afectado también a los puertos canarios. El presidente de Fedeport recuerda que “ha tenido consecuencias en los precios, la carestía, el incremento del coste combustible o la falta de transporte” y “el que paga la fiesta al final es el consumidor”. Lo que ha provocado la pandemia se ha debido, en parte, a la deslocalización de la industria europea. “Se traspasan todas las producciones a China; cuando vuelve el consumo, los contenedores vacíos están en destino y no en origen, por lo que se debe cargarlos, ponerlos de nuevos en el circuito y eso genera más gastos y retrasos”. De hecho, un contenedor de 12 metros ha pasado a principios de año de costar 1.800 euros a valer 9.000 euros en la actualidad. Y Ramos reconoce que es difícil saber cual de los dos es el coste real.

“Se nota en Canarias que los precios han subido como consecuencia de esta crisis de suministros”, señala la doctora en Economía por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y Directora de la Cátedra Marítimo-Portuaria, Lourdes Trujillo. Pero no cree que la raíz del problema esté en sistema capitalista: “La economía de mercado funciona”. Si bien, matiza que para evitar practicas abusivas, como la obsolescencia programada, los monopolios o la deslocalización de las industrias, que básicamente buscan maximizar los beneficios, existe la regularización y la intervención de los gobiernos. 

Para Valero, el modelo económico y de desarrollo se debe cambiar. “Estamos en un modelo de usar y tirar” como si el planeta fuera infinito en recursos y generando un vertedero infinito de residuos; “ya estamos tocando los límites y hay pocas reservas de determinadas materias primas”, señala. Además, el cambio climático “está desbocado y no podemos seguir quemando combustibles fósiles que ya dan señales de escasez”, por lo que es fundamental “cambiar el paradigma de los combustibles fósiles a otro más renovable”. 

Pero Valero recuerda que la transición energética “implica que necesitaremos una cantidad y variedad de materiales que, en ocasiones, son muy escasos. La pregunta es, ¿podemos pintar de verde la economía tal y como la estamos desarrollando? No hay recursos suficientes”. Por ello, considera fundamental que se fomenten materias primas que se puedan recuperar y reutilizar y “reducir el consumo sí o sí”. “Cuanto antes empecemos a replantearnos el modelo, menores serán los sacrificios”, añade.

Y en este sentido la producción local también juega un papel importante. La presidenta de la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Canarias (Asaga), Ángela Delgado, también considera que se deben “cambiar las cosas”.  Los ganaderos ha tenido unas fuertes subidas de piensos y forrajes y el sector primario ha experimentado un incremento en los precios de los transportes, abonos, fertilizantes, cartonaje y embalaje, que se suman a la inflación de la energía y las dificultades en el transporte marítimos.

“Es un momento resiliente. Todas las crisis son el origen de nuevas formas de vida. Tenemos que adaptarlos al mercado, pero también cuidar el medio ambiente y defender nuestras producciones de las que vienen de fuera. Hay que invertir en investigación en estas islas. Y que nuestros consumidores decidan siempre consumir primero lo de aquí”, concluye Delgado.

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