Viaje a la desesperada a un hospital de Barcelona

''No me lo pensé, es mi vida“. Francisco Javier Armas se plantó este martes pasadas las 23.00 horas en la puerta de Urgencias del Hospital Clínic de Barcelona. El avión que lo trasladó desde Gran Canaria había aterrizado apenas una hora antes en el aeropuerto de El Prat.

Cuando se presentó en el complejo hospitalario de la Ciudad Condal tenía unos niveles de glucosa en sangre de 492 miligramos por decilitro (los niveles considerados normales oscilan entre los 80 y los 120 mg/dl). Unos valores alarmantes que, sin embargo, acompañan día y noche a este agaetense de 37 años desde hace poco menos de un lustro, cuando fue sometido a un cambio de tratamiento para controlar la diabetes que padece. Entonces le suministraron un tipo de insulina que contenía protamina, una sustancia a la que, como después supo, es alérgico.

Desde esa fecha, Francisco Javier asegura haber vivido un auténtico calvario. A caballo entre Gran Canaria y Tenerife, el joven ha visitado los últimos cuatro años varios hospitales en busca de un tratamiento que consiga equilibrar sus niveles de azúcar. Ha tocado todas las puertas y ha exigido responsabilidades a los médicos que lo han atendido. Más de una treintena de reclamaciones ante el Servicio Canario de Salud y un procedimiento penal que continúa abierto en los juzgados de Las Palmas de Gran Canaria así lo atestiguan. Sin embargo, Francisco Javier sigue sin encontrar respuestas y teme por el progresivo empeoramiento de su salud.

Su desesperación le ha llevado a la Península. Con la ayuda económica de sus familiares, compró un billete a Barcelona y acudió al Hospital Clínic, complejo que le habían aconsejado a través de Internet. Ingresó en Urgencias cerca de la medianoche y permaneció allí hasta primera hora de este miércoles, cuando le dieron el alta.

Durante la noche, los valores se movieron entre los 400 y los 500 mg/dl, pese a las 7 unidades de insulina rápida que le suministraron a su llegada, según figura en uno de los informes que recibió. En otro, la doctora que lo atendió le remite de manera urgente a su médico de cabecera y aconseja la ampliación del estudio a los servicios de Endocrinología de su hospital de referencia, el Doctor Juan Negrín de la capital grancanaria. “Me dijo que no sabía cómo se han dejado ir durante tantos años, que era peligroso, no entendía por qué no me han remitido a otro hospital”, cuenta Francisco Javier.

Antes de volar a la Ciudad Condal, el agaetense presentó dos escritos ante el Servicio Canario de Salud, con copia a la consejera, en los que solicitaba ser derivado a un hospital “fuera del Archipiélago” para que pudieran valorar su caso y realizar estudios exhaustivos, al considerar que había agotado todas las vías en las Islas. En su contestación, el servicio de Endocrinología del Doctor Juan Negrín le remitió a la cita que Francisco Javier tiene programada para el próximo 15 de marzo para “exponer sus dudas a los profesionales” y le aconsejaba acudir a Urgencias en caso de descompensación aguda.

El joven también se sometió a un chequeo en una conocida clínica privada de Las Palmas de Gran Canaria, que le advirtió de la necesidad de un ingreso hospitalario para valorar otras opciones terapéuticas en caso de que persistiese su resistencia a los tratamientos de insulina pautados. “Parece que todo está en mi contra, ya no sé qué hacer. Me siguen dando largas y me puede dar algo, mi estado empeora”, concluye Francisco Javier.

Su abogado ha solicitado un informe del médico forense en el proceso que continúa abierto en los Juzgados de lo Penal de Las Palmas de Gran Canaria, aunque el magistrado que lleva el caso aún no ha emitido esta orden.

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