Yéremi Vargas: la cara del niño que sigue presente en toda Canarias
Ocurrió hace nueve años, pero en Canarias nadie olvida a Yéremi Vargas, ese niño de aspecto pícaro, cuya foto sigue viéndose en numerosos bares, casas, árboles y coches de todas las islas en una llamada desesperada de ayuda de unos padres que nunca han tirado la toalla.
“Te seguimos buscando”, es la promesa que esa familia le hace a Yéremi en esos carteles, que parientes, amigos y todos los que de alguna manera han simpatizado con su causa han extendido por el Archipiélago, en una red de complicidad ciudadana que, a la larga, ya puede estar dando sus frutos.
Es raro encontrar en Canarias a alguien que no tenga en mente la imagen de ese niño con aire de Harry Potter, orejas de soplillo, flequillo arrubiado y una sonrisa tan abierta como sincera a la que le faltan algunos dientes.
Es difícil, porque la foto sigue estando en todos los pueblos de una isla, Gran Canaria, a la que el caso sigue sobrecogiendo, porque nadie entiende que un niño de siete años desapareciera sin dejar rastro y porque casi todo el mundo se ha puesto alguna vez en el lugar de su madre, Ithaisa Suárez.
En Vecindario, los carteles están en cada esquina, empezando por la casa de la familia y el solar donde Yéremi fue visto jugando por última vez el 10 de marzo de 2007 y donde comienzan las pesquisas de uno de las casos de desaparición de menores en España al que la Guardia Civil ha dedicado más horas en la última década.
Para los agentes que llevan la investigación, la búsqueda Yéremi es casi un compromiso personal con el niño. Han seguido centenares de pistas, han interrogado a decenas de testigos para intentar recomponer el puzzle de aquel 10 de marzo y han buscado sospechosos incluso en las cárceles del Reino Unido, entre los pederastas presos en aquel país que un día vivieron cerca de la familia Vargas.
Y cuando todo ha fallado, han vuelto a pedir ayuda a los ciudadanos, a esa sociedad canaria que sigue teniendo grabada la cara de Yéremi y a esos residentes en Vecindario que no pueden olvidar los detalles de lo que cada uno vivió aquel día de 2007.
La última vez que lo hicieron, el pasado mes de marzo, fue para solicitar información sobre un Renault 5 blanco que fue visto en las inmediaciones del solar donde desapareció Yéremi.
En sólo unas horas, recibieron 60 llamadas telefónicas con información sobre ese coche, once de las cuales aportaron información verosímil que abrió nuevos campos de investigación.
Y ese coche ha conducido a su titular, Antonio Ojeda, un antiguo vecino del mismo pueblo, que residía a unos 50 metros de la casa de Yéremi y al que la familia ya había visto en ocasiones mirando al niño y a otros amigos que jugaban con él.
El nuevo sospechoso está en prisión desde hace un año, acusado de un abuso sexual contra otro menor cometido en 2012 también en Vecindario y que durante su estancia en la cárcel de Algeciras ha alardeado de haber visto quién se llevó a Yéremi Vargas.
La Delegación del Gobierno en Canarias pide prudencia para que la Guardia Civil pueda completar su trabajo, lo mismo que desea Ithaisa, la madre del niño, que a estas alturas se teme ya lo peor.
“Algo malo, la verdad, por los delitos que le van a investigar”, ha resumido esta mujer, que sabe que al nuevo sospechoso de la desaparición del niño le atribuyen por ahora los cargos de detención ilegal, secuestro y homicidio.