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Estímulo para familias y empresas

José Manuel Bermúdez, alcalde de Santa Cruz de Tenerife.

José Manuel Bermúdez

Santa Cruz de Tenerife —

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Facilitar el ahorro familiar, incentivar la creación de empleo y dinamizar la economía en la ciudad son las tres razones que nos han llevado a bajar los impuestos en Santa Cruz de Tenerife. Será a partir de 2015, una vez entre en vigor el Presupuesto municipal para el próximo ejercicio, y supondrá la mayor rebaja fiscal emprendida por el Ayuntamiento desde que se recuerda. Cabe preguntarse acerca de la elección del momento –por qué hoy–, siendo muy sencilla la respuesta: porque es ahora cuando tenemos capacidad para hacerlo, sin que afecte a la deuda municipal, sin recortar prestaciones e incrementando el presupuesto para la inversión, los servicios sociales y la dinamización económica.

En el año 2011, cuando accedimos al gobierno municipal, el Ayuntamiento se encontraba en un instante muy delicado, en medio de la peor crisis económica de la historia reciente. Lejos de achantarnos, optamos por tomar las riendas, saneamos, llegamos a acuerdos para pagar, ordenamos, controlamos el gasto y hemos reducido la deuda como ningún otro ayuntamiento ha sido capaz de hacerlo en las restantes capitales españolas. Tres años después, los santacruceros contamos con una administración más moderna y eficaz, que paga con puntualidad y que obtiene mejores condiciones financieras. Tenemos un Ayuntamiento mejor, que ha dejado de estar en manos del Estado y de los bancos para regresar a las de sus vecinos.

La situación descrita es la que nos permite aplicar ahora esta importante reforma fiscal. Porque estamos convencidos de que hemos hecho la tarea que nos propusimos a nuestra llegada, de acuerdo al compromiso adquirido con la ciudadanía. Consideramos, además, que el instante es también el más apropiado debido a que los síntomas de la recuperación económica en Santa Cruz se mantienen en el tiempo, después de que empezaran a aflorar, desde mediados de 2013, una serie de indicadores esperanzadores aunque todavía insuficientes. Síntomas que tienen que ver con la actividad turística, el movimiento comercial, el desempleo y la contratación laboral o la creación de empresas y la inversión.

Aunque nuestra intención es aliviar la carga fiscal sobre las personas y las empresas, después de tres años de apretarnos el cinturón, no solo se trata de restar y reducir. Hablamos también de sumar y crecer. Porque esta reforma tributaria tiene por objeto atraer nuevas inversiones, incentivar la creación de empleo e impulsar la dinamización y el desarrollo. Todo ello sin afectar a la deuda, reducida de forma espectacular; sin recortar servicios públicos, entre los que sobresalen aquellos de naturaleza social, e incrementando el Presupuesto, especialmente para inversión en obra nueva. Recuérdese que partimos en 2011 con un montante testimonial, en torno al millón y medio de euros, para situarnos ahora, como poco, en los doce millones.

Al hablar de las familias y las empresas como beneficiarios comunes de esta rebaja fiscal tenemos que referirnos a distintas figuras impositivas. En el caso de los vecinos, cabe señalar los impuestos de Bienes Inmuebles (IBI) y de Vehículos de Tracción Mecánica, lo que se conoce como contribución y rodaje, así como la nueva congelación del relacionado con la gestión de Residuos Urbanos. Pero también vamos a suprimir muchas pequeñas tasas, cuya continuidad nos parecía ilógica, y bonificar algunas otras que tienen que ver con las personas con movilidad reducida, además de mantener todas las bonificaciones que viene asumiendo el Consistorio, como la aplicada en las plazas de aparcamientos para discapacitados sin recursos.

Respecto a las empresas, a las que también les afectan las novedades en los tributos citados, acometemos una serie de decisiones que tienen que ver con la rebaja del Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO), la eliminación de la cuota en la modalidad de mesas y sillas de la Tasa de Ocupación de Dominio Público y la bonificación del Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE). En todos los casos, el objetivo es dinamizar la economía y favorecer el mantenimiento y la creación de empleo, con un añadido que nos parecía obligado introducir, como es la bonificación por la contratación de personas en riesgo de exclusión social. Por eso hemos dicho que más que una reforma, con una orientación social evidente, nos hallamos ante una auténtica revolución fiscal. El estímulo necesario para un horizonte de progreso.

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