Espacio de opinión de Tenerife Ahora
Guerra al vandalismo y la suciedad
A menudo, muchos vecinos me paran para expresarme su preocupación sobre los efectos de algunas actitudes incívicas. Se refieren a comportamientos relacionados con quienes ensucian nuestras calles, rompen el mobiliario o maltratan los jardines. Conductas impropias, como no recoger del piso los excrementos que dejan las mascotas, tirar colillas en los alcorques o bajar la bolsa de basura fuera de hora. Qué decir de pintarrajear la pared de cualquier vivienda, comercio o puerta de garaje o quemar un contenedor, con riesgos añadidos para bienes y personas. Sin duda, se trata de prácticas inquietantes para la mayoría, que coincide en señalarlo como uno de los principales problemas que padece Santa Cruz.
Coincido con esa inquietud. La hago mía. Forma parte de los asuntos a los que más tiempo dedico en la gestión diaria, sabedor de la importancia que tiene para la convivencia ciudadana, igual que para la imagen que debemos ofrecer a quienes nos visitan.
Por eso, la limpieza, igual que la conservación de los jardines y el mantenimiento del mobiliario, ha sido una prioridad desde que iniciamos nuestro mandato al frente del Ayuntamiento.
Dedicamos cada día 62.998 euros a la limpieza viaria y la recogida de residuos, con una aportación anual por encima de los 20 millones de euros, que salen de los impuestos que pagamos todos. A lo largo del día, alrededor de 400 operarios trabajan en el dispositivo organizado para estas labores.
Consciente del sacrificio que conlleva ese cometido, mantengo reuniones con mandos y cuadros del mencionado servicio. Compruebo la implicación de todos en la adecuada realización de sus tareas. Pero me hacen llegar también su disgusto ante las mismas actitudes incívicas, sufridas a veces ante sus propios ojos.
Unos y otros, vecinos y trabajadores, coinciden prácticamente a la hora de preguntarme: “Alcalde, ¿qué se puede hacer contra estos comportamientos?” Porque nadie está dispuesto a bajar los brazos y rendirse frente a esta minoría. Todos convienen en la necesidad de hacer frente esta lacra y evitar que crezca dentro de una ciudad de siempre caracterizada por la amabilidad, educación y solidaridad de sus habitantes.
Para empezar, vamos a reforzar los medios con más personal y vehículos, completando una inversión cercana al millón y medio de euros.
Asimismo, vamos a reorganizar el servicio e incrementar acciones especiales como los zafarranchos de la Operación Barrios; el despliegue de brigadas de refuerzo en zonas comerciales, donde se distribuirán folletos informativos en español, inglés y chino, y la organización de un ciclo específico en la zona de Salud Bajo.
Pero también vamos a extremar otro tipo de medidas, en aplicación de una vieja sentencia: “Quien la hace, la paga”.
No caben más contemplaciones. Por eso modificaremos las ordenanzas y endureceremos las sanciones contra quienes ensucien o rompan lo que es de todos.
Igualmente, pondremos en práctica una instrucción determinada a nuestra Policía Local, para que realice una vigilancia especial ante este tipo de conductas indeseadas. Un año después de la entrada en servicio del grupo de Protección del Medio Urbano (Proteu), se aprecian resultados por encima de lo previsto, con el levantamiento de más de un millar de actas.
No obstante, no podemos bajar la guardia. Todo lo contrario. Es tiempo de reforzar la autoestima de este pueblo culto y limpio, que nada tiene que ver con esta minoría cafre y sucia. Por eso, les aliento a no tolerar ni un solo acto contrario al interés común, dando cuenta de ello a los agentes del orden. La defensa de nuestro patrimonio nos atañe a todos.
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