No está precisamente José Miguel Barragán para superar la prueba del nueve del respeto que habrían de profesar los parlamentarios canarios a la Cámara autonómica. Como diputado de a pie, como portavoz, como correveidile... este indocumentado de la política ha hecho demasiado daño a esa institución como para poner ahora cara de yo no fui. A él corresponden decenas de intervenciones irrespetuosas, cuando no absolutamente groseras, ora para descalificar a la oposición, ora para salvarle los muebles a su partido o a su eterno socio, el PP. Junto a personajes insoportables de la política isleña como José Miguel González Pelopincho, Jorge Rodríguez Alicatessen o Alfredo Belda, parió aquellas obscenas conclusiones de la comisión eólica de las que debería avergonzarse para siempre. Ahora viene con estas gracias para intentar el aplauso del respetable. Merece un abucheo y que lo manden a mudar.