La Paulina a punto de llegar a soliviantar los ánimos del personal, y Josefa sin reunir a la junta de seguridad hasta este último viernes. No vean el mosqueo de la peña que se ocupa de la cuestión y que tiene en el Carnaval uno de los retos más complicados del año. Total que los reunió, pero no se sabe si fue para peor porque ya se detectaron algunas cosas propias del recorte -entendemos- para poder pagar a la Rubio el caché y los antojos. Por ejemplo, si el año pasado hubo lancha de la Cruz Roja pendiente de que las mascaritas no se cayeran al mar en la zona del guantánamo que nos montaron, este año no la habrá, y eso que hay Mamotreto rodeado de agua por todas partes menos por una que lo une a la clientela. Parece lógico, nos comenta una voluntaria, “querrán que se ahogen unos cuantos; como somos muchos... Si no ponemos lanchas para impedir que lleguen, no las íbamos a poner para evitar que se vayan”. Filosofía oriental, que se llama.