La verdad es que el susto estaba más que justificado. Un movimiento sísmico de tres grados en la escala de Richter no es cosa de broma, y mucho menos si la población no está acostumbrada a un meneo de ese tipo. No habían dado las doce de la noche y el susto empezaba a ser sustituido por el cabreo de la peña, que se quejaba básicamente de la falta de información, especialmente por parte de los organismos encargados de atender a la población. El movimiento no fue especialmente fuerte, pero llegó hasta lugares muy alejados de su epicentro, situado en Tejeda. Por llegar, lo hizo hasta los estudios de Tele 5, donde se emitía en esos momentos Crónicas Marcianas. Javier Sardá tuvo que facilitar teléfonos especiales de emergencia sustitutivos del 1-1-2 por la avalancha de llamadas que recibió quejándose del bloqueo de este servicio. Esperaremos al balance oficial para continuar informando.