No sólo es Gómez Cáceres el que ha conseguido devolver la alegría a este caluroso final de julio-principios de agosto. También ha echado una manita José Manuel Soria, su excelencia, recordando al mundo lo que nos hemos hartado de contarles aquí acerca de Barranco Seco. La verdad es que venía muy oportuno contarlo en esos momentos tan aciagos que vivía la entidad amarilla. De ese modo no es complicado que la gente se ponga a pensar mal, y si encima se manejan algunos datos significativos, las sospechan se disparan que es un gusto. Los que más saben del cosmos, rápidamente se han puesto a mirar la noche estrellada para discernir en qué situación se encuentra en estos momentos la vía láctea, si está o no está cerca de la carretera de San Lorenzo. Otros miran para el líder y estrella natural de esa vía láctea para ver si ya ha dado los correspondientes toques a sus socios tinerfeños para poder ir cerrando la operación tantas veces ansiada y frustrada con tanta mala leche en el pasado. Y luego están los que miran para la comercialización de la arena que hay debajo del césped y las gradas del Estadio Insular. A ver, a ver.