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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Womad o empichar calles, o subvencionar una aerolínea

Público en WOMAD Fuerteventura 2015 (CARLOS DE SAÁ)

Carlos Sosa

Todos hablaban del Womad este domingo en Fuerteventura pero pocos como Mario Cabrera mantienen a día de hoy el empuje necesario para establecer en la isla el festival de Peter Gabriel que ya lleva celebrándose en España hace más de veinte años. El expresidente del Cabildo, hoy diputado regional y una de las voces más autorizadas del nacionalismo canario, no se perdió ni uno de los tres días de festival en Gran Tarajal (Tuineje), frente a una primera visita fugaz de su sucesor la noche del jueves y una presencia más visible en la del sábado, la jornada que rompió todos los techos de previsiones sobre asistencia y unanimidad de un público absolutamente entregado. Tampoco se perdieron ni un solo día de Womad el viceconsejero de Presidencia y secretario general de Coalición Canaria, José Miguel Barragán, o el consejero de Cultura del Cabildo majorero, Juan Jiménez, un entusiasta del festival que no encuentra en su líder orgánico, Blas Acosta, la misma actitud. Más bien toda la contraria. La noche más apoteósica del Womad majorero, la de este pasado sábado, se le pudo escuchar en Onda Fuerteventura lamentando el coste del Womad (395.000 euros) y sus preferencias para el destino de un dinero así: subvencionar una aerolínea de bajo coste para que traiga más turistas a la isla. Bueno, al fin y al cabo, Acosta es de los que presume de ser consejero de Turismo y de no haberse leído un libro en su vida, un binomio que expulsa de la ecuación de la promoción turística a los grandes acontecimientos culturales. Son los carros y los arados de los que debemos tirar.

Manos libres para escuchar otras ofertas

Con modales menos toscos ha reaccionado estos últimos días el presidente del Cabildo de Fuerteventura, Marcial Morales. Su empeño por imprimir su propio cuño al nuevo mandato insular y diferenciarse lo máximo posible de su antecesor, Mario Cabrera, le conduce en ocasiones a movimientos muy torpes. Heredó la segunda edición del Womad majorero a regañadientes y a pesar de que no puede acusársele de haberlo obstaculizado, tampoco se le puede otorgar el beneficio de haberle dado más impulso que el que marcaba la propia dinámica de los acontecimientos. Morales también hizo la noche del sábado unas manifestaciones públicas muy poco convincentes y más cercanas a la visión de un alcalde que a la de un presidente insular: “Con ese dinero yo empicho unas cuantas calles”. El tercer político con mando en plaza relacionado con el Womad es el alcalde de Tuineje, Salvador Delgado, municipio donde se asienta la ciudad por excelencia del sur de Fuerteventura, Gran Tarajal. Delgado ha adoptado una actitud política complaciente con el Womad y, en la línea de su compañero de partido Marcial Morales, se ha dejado llevar por la herencia dejada por Mario Cabrera: hacemos este y ya está. Conocedor de esa desidia, ya se encargó un concejal de Antigua de dejar caer la noche del sábado en el mismísimo centro de Gran Tarajal que su municipio está dispuesto a llevarse el festival a la playa del Castillo para anotarse en su casillero particular la rentabilidad que otros lugares del mundo aprecian enseguida en el Womad: cultura y promoción turística. Ante este panorama, Womad International no ha tenido el menor inconveniente en recordar una de sus máximas más conocidas: “No estamos donde no se nos quiere”. La desidia del Cabildo majorero le ha liberado para escuchar las ofertas que puedan llegarle desde Lanzarote o desde Gran Canaria, más concretamente de Las Palmas de Gran Canaria.

¿Es caro el Womad?

Con su actitud tibia y displicente, las instituciones majoreras se han alineado con la que adoptó el Partido Popular para cargarse el Womad de Las Palmas de Gran Canaria. La excusa fue siempre el coste económico del festival. Cierto es que el último de la era Saavedra costó al Ayuntamiento 600.000 euros, pero era un festival con tres escenarios, tres días de conciertos, más de treinta artistas… Un presupuesto que trató de adaptarse a los nuevos tiempos y a los recortes pero que, sin embargo, no resultó suficiente para que el alcalde Cardona lo mantuviera en el calendario cultural y turístico de la ciudad. En su lugar se inventó un triste remedo de 160.000 euros que resultaron tirados a la basura por su nula repercusión de todo orden. El público lo bautizó con la retranca y la lógica natural para la ocasión como el Cardomad. El Womad de Fuerteventura cuesta al Cabildo exactamente 395.000 euros más IGIC, como se puede leer en el decreto de fecha 8 de octubre firmado por el presidente Morales. De esa cantidad hay que descontar a favor de las arcas cabildicias 125.000 euros de la Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias y 20.000 que Womad ha conseguido como subvención del Ministerio de Cultura. Es decir, la primera Corporación majorera deja de empichar calles exactamente por valor de 250.000 euros. Aparte están los gastos derivados de logística municipal (policía local, Protección Civil, limpieza, camping), cartelería, publicidad y las acciones que las instituciones locales quieran acometer para mejorar el posicionamiento del festival, y en honor a la verdad hay que decir que un importante esfuerzo se hizo en esa materia. Por ese precio de 395.000 euros, Womad ofreció este año dos escenarios sobre la arena de la playa, un tercero en el recinto ferial para talleres y DJ, más los habituales talleres infantiles y para mayores y todo su despliegue publicitario internacional. 24 artistas de cuatro continentes hicieron las delicias de los aficionados a la buena música y, una vez más, la organización funcionó como un reloj. Sólo hubo que contabilizar un retraso de cinco minutos en la segunda actuación del sábado (Maldito Ramírez en el escenario principal) por respeto a la manifestación silenciosa que recorría el paseo de Gran Tarajal en protesta por los asesinatos machistas. Por lo tanto, ¿es caro el Womad o es un mito que se inventó el PP y otros han ido amplificando y exagerando a mayor gloria de vaya usted a saber qué intereses?

Un amplio despliegue mediático

A pesar del retraso que acumuló la ejecución de esta segunda edición del Womad de Fuerteventura, retraso debido a una larga sucesión de pegas burocráticas en el Cabildo que nadie fue capaz de desbloquear y que a su vez dilató hasta una semana antes la firma del contrato y la divulgación del cartel artístico, la respuesta del público de la isla y de otras islas del Archipiélago, de la Península y de varios países fue extraordinaria. La organización ha cifrado el número de personas en 35.000, lo que puede haberse quedado corto con tan solo comprobar los vídeos que reflejan el número de asistentes sobre la arena y sobre el paseo de la playa de Gran Tarajal la noche del sábado. Pero a la respuesta del público hay que sumar la de los medios de comunicación de toda Canarias, de España y del extranjero que se acreditaron para estar presentes en este acontecimiento. La repercusión en prensa, radios y televisiones ha sido inmensa, lo que ha colocado a Gran Tarajal en el mapa de los grandes hitos culturales del planeta. Sus habitantes y, sobre todo, sus comerciantes, no ocultan en absoluto su satisfacción por los resultados obtenidos, lo que evidencia el enorme retorno económico que tiene la inversión que se hace. Resultó frustrante que el retraso ocasionado por el Cabildo no permitiera que se materializara uno de los proyectos de Mario Cabrera, el de amarrar al muelle de Gran Tarajal un ferri de Naviera Armas que sirviera de hotel para unos cuantos de los asistentes de otras islas. Gran Tarajal adolece de una amplia planta alojativa para responder a la demanda que se presenta en estas fechas y la mayoría de los asistentes tenía que desplazarse a hospedajes alejados de allí. Algunas otras cosas se echaron en falta, como la grabación de los conciertos por parte de Televisión Canaria, que el año pasado emitió un especial gracias a los derechos cedidos gratuitamente por los artistas. Dicen que la casa no tiene dinero para esos excesos, pero tampoco nadie del Cabildo intentó arreglarlo con un poco de cariño. Lo mejor, ya se sabe (y si no se lo imaginan), es dedicarse a empichar calles y a subvencionar a aerolíneas de bajo coste.

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