No tenemos la más remota idea de lo que en su día costó la enjundiosa placa que sigue todavía en el frontis del Gobierno Militar de Las Palmas honrando el golpe militar de 1936. Pero estamos seguros de que costó menos de cien mil pesetas de la época, por poner una cifra que, pasada a euros, se convierte en 600. Pero al fiscal que ha calificado la agresión sufrida el pasado sábado por la dichosa placa se le ha debido estropear la calculadora con función conversora, o peor aún, se le debió parar el reloj en alguna fecha indeterminada. De otro modo no puede entenderse que haya pedido una multa de 35.000 euros por los hechos, que al final se saldaron con unas manchas de pintura y huevo que los soldados tardaron minutos en disolver. Pero, en fin, es lo que pasa por no haber quitado la placa todavía. Seguiremos de majaderos.