Aquí, mientras tanto, tenemos que andarnos con florituras, faltaría más, no vayamos a herir la sensibilidad del espectador. Algunos que creen que todo el monte es orégano se lanzan en plancha a por todos los contratos, concursos, concursillos, convocatorias y encargos en la certeza de que si no les tocan por las buenas, les tocan por las malas. Se impone la impunidad y el descaro hasta que, de repente, sin que nadie se lo esperara, va el presidente del Gobierno y grita aquello de “quietas las vacas ahí”. Adán Martín en persona, hace dos viernes, en la inauguración de las nuevas instalaciones de Vanyera, en Telde, se lo dijo clarito, clarito, a Eustasio López: “Ninguna empresa sobrevive a un enfrentamiento con el Gobierno de Canarias”. Los empresarios, casi en peso, han pedido que haya paz.