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Sobre este blog

'Crónicas secretas de la Guerra Civil en Cantabria' propone un acercamiento a uno de los momentos socialmente más traumáticos y disruptivos de la historia reciente, y lo hace mediante un puzle de secuencias históricas reforzadas por abundante documentación gráfica y visual, en muchos casos totalmente inédita. Estos artículos abordan numerosos acontecimientos y situaciones que nos ayudan a entender una etapa tan cercana como oscura, todavía hoy llena de episodios desconocidos y poco explorados, y forman parte de un extenso trabajo de investigación en formato de libro firmado por el sociólogo, editor y escritor Esteban Ruiz.

Crónica de un proyecto cultural frustrado: bellas artes y cultura bajo las bombas

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'Crónicas secretas de la Guerra Civil en Cantabria' propone un acercamiento a uno de los momentos socialmente más traumáticos y disruptivos de la historia reciente, y lo hace mediante un puzle de secuencias históricas reforzadas por abundante documentación gráfica y visual, en muchos casos totalmente inédita. Estos artículos abordan numerosos acontecimientos y situaciones que nos ayudan a entender una etapa tan cercana como oscura, todavía hoy llena de episodios desconocidos y poco explorados, y forman parte de un extenso trabajo de investigación en formato de libro firmado por el sociólogo, editor y escritor Esteban Ruiz.

El arquitecto santanderino Deogracias Mariano Lastra -conocido en época republicana como Mariano Lastra- sorprendió a la opinión pública el miércoles 12 de noviembre de 1936 con un artículo publicado en el diario El Cantábrico en el que daba a conocer un cuidado anteproyecto de Museos Provinciales y Escuela de Bellas Artes. El arquitecto asumió con ello el reto lanzado por la Comisión de Bellas Artes del Frente Popular para la creación de un museo provincial.

Formado en la escuela de Leonardo Rucabado, Lastra había establecido un diálogo fluido entre el neo-regionalismo montañés y las vanguardias europeas de entreguerras, construyendo, en apenas diez años, una serie de edificios que representaron los inicios de la arquitectura moderna en la región, entre ellos: el edificio de viviendas de la plaza del Reenganche, el de la esquina de la calle Fernández de Isla y, sobre todo, la sede del Ateneo Popular. 

La obra de Lastra se sustentaba en un compromiso social muy acorde al pensamiento republicano de la denominada “generación del 25”: un conjunto de profesionales que, partiendo de la arquitectura europea del momento, apostaron por una renovación de la española, mediante el respeto y el aprecio a sus valores de identidad y tradición.