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Sudán, el último rinoceronte

Me van a permitir mis amables lectores que hoy salga fuera de nuestras fronteras. De cuando en cuando es bueno ampliar nuestra perspectiva, ver qué sucede ahí fuera. En un mundo globalizado, en el que todo afecta a todos, es imprescindible posar nuestra mirada algo más lejos del terruño, y más tratándose de fauna, para la que las únicas fronteras que existen son las que los humanos les hemos (nos hemos) impuesto.

Voy a hablarles hoy de un rinoceronte que se llama Sudán. Tiene 43 años de edad, lo que para un rinoceronte es ser muy anciano. Si fuera un humano, sería nonagenario. Sudan tiene dos particularidades que le distinguen de otros rinocerontes. La primera particularidad es que es el último macho existente sobre la faz de la tierra de su subespecie: rinoceronte blanco del norte Ceratotherium simum cottoni, que una vez vivió en Uganda, Chad, Sudán, República Centroafricana y República Democrática del Congo.

La segunda particularidad de Sudán es que vive protegido por guardaespaldas armados hasta los dientes. Chocante, ¿verdad?. El bueno de Sudán vive en un régimen de semilibertad en la reserva keniana de Ol Pejeta, acompañado por otras dos hembras de su subespecie, también las últimas, talluditas ellas también. ¿Cómo se ha llegado a esta situación?

Existen cinco especies de rinocerontes en el mundo: rinoceronte blanco y rinoceronte negro, en África, rinoceronte indio, rinoceronte de Java y rinoceronte de Sumatra, en el Sudeste asiático. Durante los siglos XIX y XX las cinco especies de rinocerontes fueron cazadas sin parar debido, en primer lugar, al uso del polvo de rinoceronte por parte de la Medicina tradicional oriental, para el tratamiento de diversas dolencias y como supuesto afrodisíaco. Hay que aclarar que el cuerno de rinoceronte no es tal cuerno, sino un aglomerado de queratina, la sustancia que compone las uñas y el pelo. También los “grandes cazadores blancos” diezmaron los rinocerontes africanos, matándolos por “prestigio”.

Como resultado, en África, después de muchos avatares, quedan unos 20.000 rinocerontes blancos, 5.000 rinocerontes negros (cuya subespecie occidental fue exterminada en 2011), 3.500 rinocerontes indios, unos 60 rinocerontes de Sumatra y 30 rinocerontes de Java. A mediados de la década de los años 2.000, en Vietnam cundió el rumor de que el cuerno de rinoceronte había curado el cáncer de un político. A partir de entonces, se ha desatado una feroz, cruel y desaforada fiebre para matar masivamente a los rinocerontes que quedan. En Sudáfrica, en 2007 se mataron ilegalmente 13 rinocerontes. En 2012 fueron 668. Y en 2014 1.215. Es un 'zoocidio' tan cruel que los furtivos han llegado a asaltar zoológicos en Europa para matar a sus rinocerontes y llevarse sus cuernos.

Sudán y su hembra, Suni, fueron trasladados en 2009 desde el zoo de Dvur Kralove, Chequia, a Kenia con la esperanza de que pudieran reproducirse en su ambiente original africano y perpetuar los genes de los últimos rinocerontes blancos del Norte. A pesar de todos los esfuerzos no ha sido posible, y se está diseñando un ambicioso y desesperado programa de fecundación in vitro que esperemos dé resultados.

Pero esto de la matanza de rinocerontes nos queda lejos a los españoles. ¿O no?. A todos los niños les encanta ver a los rinocerontes en los parques zoológicos. Y, por otro lado, con el aumento del nivel de vida, cada vez más españoles se permiten viajar a África para disfrutar de un safari fotográfico en el cual uno de los platos fuertes es la contemplación de rinocerontes en libertad.

¿Podrán nuestros hijos ver rinocerontes vivos?

Me van a permitir mis amables lectores que hoy salga fuera de nuestras fronteras. De cuando en cuando es bueno ampliar nuestra perspectiva, ver qué sucede ahí fuera. En un mundo globalizado, en el que todo afecta a todos, es imprescindible posar nuestra mirada algo más lejos del terruño, y más tratándose de fauna, para la que las únicas fronteras que existen son las que los humanos les hemos (nos hemos) impuesto.

Voy a hablarles hoy de un rinoceronte que se llama Sudán. Tiene 43 años de edad, lo que para un rinoceronte es ser muy anciano. Si fuera un humano, sería nonagenario. Sudan tiene dos particularidades que le distinguen de otros rinocerontes. La primera particularidad es que es el último macho existente sobre la faz de la tierra de su subespecie: rinoceronte blanco del norte Ceratotherium simum cottoni, que una vez vivió en Uganda, Chad, Sudán, República Centroafricana y República Democrática del Congo.