Mora y los okupas

Hay que sumergirse de vez en cuando en lo que se dice en los pueblos. Es en ellos donde se adereza la demagogia que se cocina en las sedes centrales de los partidos políticos. En los últimos días, ha saltado un caso paradigmático de esa demagogia extrema y de populismo exaltado. Según la RAE, la demagogia populista consiste en el uso degenerado de la democracia mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos para conseguir o mantenerse en el poder.

Con tales antecedentes, contemplemos la escena que se desarrolla en Mora como si de un entremés en dos escenas se tratara, a representar en el corral de comedias. La secretaria general del PP de Castilla-la Mancha, doña Carolina Agudo, se presenta en Mora. Un pueblo emprendedor, olivarero y de tamaño mediano. Doña Carolina comparece junto al alcalde, don Emilio Bravo, hijo de Valentín Bravo, que fuera alcalde de Mora en los heroicos tiempos de UCD.

Uno. La presidenta en tono trágico dice: “Qué mal le habrán hecho los agricultores a Emiliano García-Page para que les maltrate de esta forma.” Antes, ha expuesto esas formas de maltrato, altos impuestos, ecologismo radical, falta de ayudas, ausencias de inversiones en regadíos, todo de manual. Y ahora pretende “expropiar” unas 135 hectáreas de viñedos a desvalidos agricultores de Mora y otros pueblos.

Dos. Enardecido con el discurso de su jefa, Emilio Bravo continua la faena una vez que le han puesto en suerte el maltrato a los agricultores de Castilla-la Mancha por Emiliano García-Page: “Quieren robar a nuestros agricultores [dice] parte de su pasado, de su patrimonio, para recuperar una vía pecuaria, afectando a 290 propietarios.” Así, con la precisión milimétrica de los Montes de Toledo.

Como ha venido ocurriendo en España, el patrimonio histórico y cultural que conforman las vías pecuarias -una red de comunicación de raíces antiguas- quedó olvidado cuando perdieron sus usos por la sustitución de otras redes de comunicación alternativas. Se relegaba al olvido un conjunto natural de un valor incalculable que con la democracia se pretende recuperar. El olvido y ese desprecio hacia el patrimonio antiguo que tanto se practicó en prolongadas etapas de la historia, crearon las condiciones óptimas para que esas vías fueran ocupadas (OKUPADAS) por los agraviados agricultores que ahora defienden desde el PP.

Solo que la propiedad de las vías y cordeles son de titularidad pública y nunca han perdido esa condición. Pertenecen al Estado. Cuidado, no confundir con el gobierno que, con los currículos al uso, todo es posible. En resumen, que son patrimonio inalterable de todos los españoles.

Como se hacen estas cosas de la okupación que tanto preocupa al PP, nada suceden de golpe, sino paulatinamente. Primero uno se arriesga y se apropia una parte de terreno. Y no pasa nada. Después llega otro, más tarde otro, a continuación el siguiente. Y así con el transcurrir de los días, meses y años lo que es propiedad de todos los españoles se convierte en derecho de unos agraviados agricultores de Mora y otros pueblos, que tanto odia Emiliano García-Page. Demagogia agraria.

Solo falta que ese patrimonio, que con tanto ardor populista defienden doña Carolina Agudo y el alcalde don Emilio Bravo, hijo de otro Emilio Bravo que fuera alcalde en tiempos pasados, estuviera apuntado y registrado en las instituciones catastrales donde se registran todas las propiedades agrarias y urbanas de los españoles, agraviados o no. Y como eso no parece que sea posible, pues la propiedad del patrimonio público no prescribe, resulta que esos agraviados agricultores de Mora y otros pueblos okupan una propiedad que es nacional y de todos los españoles.