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Los recursos de acogida o cómo salir de la violencia machista: “No están solas, que salgan, que vamos a estar a su lado”

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Durante el confinamiento con motivo del inicio de la pandemia de coronavirus, hubo un repunte de la violencia machista en España. Hubo casos en que algunas mujeres aprovecharon que su pareja o marido salía a hacer la compra para llamar al Centro de la Mujer más cercano, a los teléfonos gratuitos contra los malos tratos o a la policía para poder huir de su domicilio. Varias de ellas ingresaron en los denominados ‘recursos de acogida’, centros habitacionales donde se las acoge temporalmente, tanto a ellas como a sus hijos e hijas, para ayudarlas a salir de esa situación y proporcionales una vida autónoma fuera de la violencia. En Castilla-La Mancha, existe una red regional de estos recursos y desde antes de la pandemia han cumplido un papel esencial. Este año, el Gobierno regional quiere poner en valor su existencia y serán reconocidos en un pequeño acto que se celebrará este 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, en la sede del Ejecutivo.  

Para conocer en qué consisten estas alternativas dependientes del Instituto de la Mujer, y que con los años se han ido fortaleciendo y sumando más apoyo integral, hablamos con Mari Cruz García García-Cid, trabajadora social y coordinadora del Centro Integral de Guadalajara para mujeres víctimas de violencia género y sus hijos e hijas. Este tipo de centro agrupa las dos principales tipologías de recursos: los de urgencia y los de media-larga estancia, que también existen por separado, y que se han ido desarrollando conforme a los diferentes perfiles de las mujeres víctimas de malos tratos.

Los Centros de Urgencia (CUR) proporcionan una alternativa de alojamiento “rápida y segura” ante una situación de violencia, y sirven para “estabilizar esa situación de crisis” de forma que la mujer pueda tomar sus propias decisiones. Allí se realiza un primer diagnóstico de la situación junto con la mujer que ha sufrido la violencia machista. Son de corta estancia, entre 15 días y un mes, y sirven para dar una primera alternativa de salida ante un episodio de violencia.

Aparte, las casas de acogida son las de media-larga estancia, también adaptadas a las necesidades de intervención que requiera cada caso. “En estos recursos buscamos la recuperación integral de la mujer y sus hijos e hijas”. ¿Qué significa? Que se trabaja principalmente las secuelas de la violencia sufrida pero también se aborda un trabajo a todos los niveles. “Ellas sufren violencia y eso atraviesa el resto de aspectos de su vida. Debemos orientarlas en el aspecto formativo-laboral para que consigan sus propios ingresos; y también en el nivel materno-filial en el caso de sean madres, trabajando con la familia en su conjunto pero también de manera individualizada con la madre por un lado y los hijos por otro”, explica Mari Cruz. Y de igual forma, el equipo de acompañamiento busca que crezca la red apoyo externo que las mujeres puedan tener, “porque cuando sufren esta situación se limita mucho el círculo social”. A todo ello se suma el apoyo psicológico y también el asesoramiento jurídico.

Las estancias en estos centros traen consigo un tiempo largo de intervención debido a las secuelas que tienen las mujeres, y por eso las realiza un equipo multidisciplinar de psicólogas, trabajadoras sociales, educadoras sociales y juristas, “para la recuperación a todos los niveles”.

Recursos para mujeres en exclusión, jóvenes y víctimas de trata y prostitución

Otro tipo de recursos de acogida más especializados son los Centros de Atención y Valoración Integral (CAVI), donde generalmente se atienden casos valorados desde los Centros de Urgencia en los que, aparte de la problemática de sufrir violencia de género, las mujeres tienen otras dificultades añadidas como adicciones, enfermedades mentales sin tratamiento o riesgo de exclusión social. “Este recurso se ha creado porque necesitan ayuda especializada por doble o triple problemática”. Así sucede también en las casas de acogida destinadas a mujeres jóvenes, otro recurso específico donde se abordan situaciones de violencia pero también de “extrema vulnerabilidad” y donde se realiza mucho hincapié en la formación y el empleo para conseguir su empoderamiento.

En Castilla-La Mancha también hay plazas para mujeres víctimas de la prostitución y de trata. Se encuentran dentro de los recursos de acogida porque la Ley para una Sociedad Libre de Violencia de Género en Castilla-La Mancha, aprobada hace dos años, reconoció estas situaciones como violencia machista.

Mari Cruz García detalla que todos los equipos multidisciplinares tratan de unificar la forma de intervenir en los recursos de acogida, pero recuerda que “cada caso es un mundo, todas las mujeres no son iguales, no es igual lo que han vivido, ni tienen las mismas necesidades”. “Todas han sufrido violencia, pero las situaciones son muy variadas y hay que personalizar cada caso.Hay algunas que son más autónomas, otras no tanto, y luego hay casos, por ejemplo, de mujeres extranjeras que necesitan más apoyos en idioma”. De ahí el carácter integral y transversal de las acciones.

¿Cómo llegan las mujeres a estos centros? Hay protocolos muy claro de derivaciones pero lo más importante es que en ningún caso es necesario interponer denuncia contra el agresor. “Somos partidarias de que el proceso de toma de decisiones se haga de manera muy consciente y participativa por parte de la mujer, que no se vean arrastradas a procesos en los que no están preparadas para continuar”. En los recursos de acogida siempre se las anima a que denuncien y a que salgan de la situación de violencia, pero “desde el acompañamiento y el empoderamiento de ellas, que son las que tienen decidir”. De hecho, cuando entran en el centro, se les proporciona información sobre esta cuestión, y en el caso de que quieran interponer la denuncia se las acompaña en ese trámite al ser la única forma de conseguir medidas de protección. “Pero siempre va a ser su decisión”.

De esta forma, la derivación a los recursos debe ser desde los Centros de la Mujer, donde previamente se realiza una valoración de cada caso y se informa a la mujer. Ahora bien, en los casos de urgencia, llegan también ingresos que vienen de la línea gratuita 900 100 114 (el teléfono gratuito complementario que habilita Castilla-La Mancha, complementario al 016 estatal). “Son casos que no siempre se dan en el mismo momento en que ocurre la situación de violencia, sino que también se producen cuando las mujeres ya no pueden más, tienen una situación de violencia sostenida en el tiempo”. Son las propias profesionales de ese servicio de atención telefónica las que gestionan en estos casos la derivación a los centros de urgencia, también con una valoración previa.

Esta trabajadora social remarca la importancia de los casos en los que hay menores, hijos e hijas, que han sufrido también violencia directa física o psicológica. “Eso genera unas secuelas que hay que trabajar. Desde el primer momento, las mujeres entran con sus hijos y se les hace partícipes de dónde están. Hay material concreto para orientarles, con un acompañamiento colectivo y una atención directa. Trabajamos con los peques en todos los niveles, con intervención psicológica y talleres socio-educativos”. Los centros se convierten así en espacios de “seguridad” y de “escucha”, fundamentales para eliminar secuelas de cara a su vida adulta “fuera del miedo”.

Significan “todo lo que no sea violencia ni sufrir”

En resumen, Mari Cruz García considera que estos recursos de acogida son una “alternativa a la violencia”, significan “todo lo que no sea violencia ni sufrir”. De manera temporal, se cubren las necesidades básicas y de manutención de las mujeres para que puedan centrarse en su proceso de recuperación. Incide en la necesidad de realizar un acompañamiento profesional desde el empoderamiento, “no desde la caridad, la compasión o la victimización”. “Reafirmamos su valentía, confiamos en su capacidad para recuperarse, y siempre va a ser mejor que la situación que tenían”. Tras su paso por allí, pueden conseguir una vida autónoma con ingresos propios o una alternativa de vivienda (tutelada, de protección oficial, compartida, etc).

Finalmente, critica los discursos “neo-machistas” que buscan negar la violencia de género cuando incluso ha habido repuntes de casos por las cuarentenas. Por eso pide educar desde el hogar y desde los centros escolares, así como leyes que “sigan favoreciendo la igualdad”. “Ojalá no fueran ellas las que tuviesen que salir de sus hogares, que fueran los maltratadores los penalizados desde el principio, pero siendo como es así, estos recursos ayudan a salir. Y es más, ojalá estos recursos no existieran, que las mujeres no tuvieran que salir huyendo de sus casas. Pero mientras haya violencia, estos recursos son tangibles y necesarios. Debemos decirles que no están solas, que se atrevan a salir, que salgan, que vamos a estar a su lado”. 

Durante el confinamiento con motivo del inicio de la pandemia de coronavirus, hubo un repunte de la violencia machista en España. Hubo casos en que algunas mujeres aprovecharon que su pareja o marido salía a hacer la compra para llamar al Centro de la Mujer más cercano, a los teléfonos gratuitos contra los malos tratos o a la policía para poder huir de su domicilio. Varias de ellas ingresaron en los denominados ‘recursos de acogida’, centros habitacionales donde se las acoge temporalmente, tanto a ellas como a sus hijos e hijas, para ayudarlas a salir de esa situación y proporcionales una vida autónoma fuera de la violencia. En Castilla-La Mancha, existe una red regional de estos recursos y desde antes de la pandemia han cumplido un papel esencial. Este año, el Gobierno regional quiere poner en valor su existencia y serán reconocidos en un pequeño acto que se celebrará este 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, en la sede del Ejecutivo.  

Para conocer en qué consisten estas alternativas dependientes del Instituto de la Mujer, y que con los años se han ido fortaleciendo y sumando más apoyo integral, hablamos con Mari Cruz García García-Cid, trabajadora social y coordinadora del Centro Integral de Guadalajara para mujeres víctimas de violencia género y sus hijos e hijas. Este tipo de centro agrupa las dos principales tipologías de recursos: los de urgencia y los de media-larga estancia, que también existen por separado, y que se han ido desarrollando conforme a los diferentes perfiles de las mujeres víctimas de malos tratos.