Las 24 horas en las que Quim Torra decidió no plantar al rey

El president de la Generalitat, Quim Torra, compareció este viernes a las 12.30 en el Palau de la Generalitat para desvelar que finalmente asistiría a la inauguración de los Juegos del Mediterráneo que presidía el rey. Ante los medios y sin aceptar preguntas de los periodistas, Torra reveló su decisión y adelantó que a partir de ahora no asistirá a ningún evento que convoque la Casa del Rey y que la Generalitat invitará al monarca a ningún acto. El presidente apuró hasta el último día el anuncio de si estaría o no en Tarragona al lado de Felipe VI porque el debate interno fue tan intenso que la información oficial pasó del no al sí en poco más de dos horas. Y eso que hacía días que en los despachos se daba vueltas a qué era lo más conveniente.

¿Cómo se tomo la decisión? La primera clave es el viaje que Torra realiza el jueves a Berlín para entrevistarse con Carles Puigdemont. Torra viaja acompañado, por la consellera de Presidencia, Elsa Artadi; el jefe de gabinete del president, Josep Rius; y la jefa de prensa, Anna Figueras. En el encuentro en la capital alemana se debate sobre qué debe hacer Torra. En los últimos días se ha pasado de pensar que lo mejor es que asista a Tarragona a considerar que lo que le conviene es plantar al rey para evidenciar el malestar porque Felipe VI no haya pedido perdón por su duro discurso del 3 de octubre.

En la reunión de Berlín se acaba imponiendo la tesis de que lo más beneficioso para los intereses del Govern es no asistir al acto de Tarragona. Uno de los motivos que arguyen los defensores de esta posición es que en la inauguración de los Juegos del Mediterráneo no habrá discursos oficiales y por lo tanto Torra no podrá aprovechar la presencia del rey para exigirle que se retracte, tal y como le había reclamado en la carta que un día antes, el miércoles, le hizo llegar. 

Torra y el resto de la delegación duermen en Berlín y cogen un avión a primera hora para regresar a Barcelona. En las tertulias matinales más escuchadas, las de Rac-1 y Catalunya Ràdio, la opinión mayoritaria es la de que el president acuda a Tarragona, cuando todavía no se sabe qué hará Torra.

A las 10 de la mañana se anuncia que el presidente comparecerá para anunciar su decisión. Prácticamente a la misma hora Jordi Basté ya adelanta en su programa que el presidente no irá a Tarragona. Los periodistas que llaman al Palau de la Generalitat para confirmar la información avanzada por Rac-1 reciben la misma respuesta: el president no estará en el acto al lado del rey.

Pero poco después, sobre las 11.10, a poco más de una hora para que empiece la comparecencia del president, se alerta a los medios de que la decisión aún no está tomada. “Todo está abierto”, confirman fuentes oficiales. El motivo de la rectificación es que en el Palau de la Generalitat se celebra una reunión del president con su núcleo de máxima confianza en la que se evidencia que la decisión aún no se puede dar por buena.

Entre los que defienden que es mejor que Torra vaya a Tarragona están Artadi y el director general de Comunicación del Govern, Jaume Clotet. Ambos consideran que es preferible que asista a la inauguración siempre y cuando quede claro el malestar del Govern con el rey y se marque una distancia evidente con la Corona. 

Torra lleva días escuchando opiniones a favor y en contra. Entre las voces más contrarias a que aparezca al lado de Felipe VI hay alguno de sus asesores así como destacados diputados de Junts per Catalunya y algunas figuras mediáticas afines al independentismo. También la CUP había reclamado públicamente al president que plantase al rey. 

Tras valorar los pros y contras, Torra decide que asistirá al acto pero que en su comparecencia dejará clara la voluntad del Govern de romper relaciones con la monarquía. Antes pide a su director de Comunicación que llame a Puigdemont para trasladarle el acuerdo que se ha adoptado. Puigdemont responde que la decisión que ha tomado el president le parece bien y coincide con los que en el Palau de la Generalitat consideran que se ha esperado demasiado a aclarar qué se hacía. Es una autocrítica que comparten la mayoría de cargos consultados.

Fuentes próximas a Puigdemont, que era de los que defendía que había que plantar a Felipe VI, aseguran que en la reunión de Berlín demostró que no tiene ninguna intención de marcarle el paso a Torra y que no quiere inmiscuirse en el día a día del Govern.     

A la pregunta de por qué no se tomó antes la decisión de asistir o no al acto con el rey (y el primero de Pedro Sánchez en Catalunya desde que es presidente del Gobierno) la respuesta es que Torra decidió antes escuchar la opinión de dirigentes y personas del ámbito independentista. Algunos de ellos, a favor y en contra, se posicionaron también a través de Twitter, que sigue siendo un instrumento de influencia, para bien o para mal, en este gobierno.