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Los Mossos d'Esquadra expulsan a los seis agentes condenados por agredir a un joven al grito de “negro de mierda”

Los agentes, durante la vista de ratificación del agente

Oriol Solé Altimira

Barcelona —

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Máxima contundencia de la Generalitat con los seis agentes de los Mossos d'Esquadra que este lunes han sido condenados a penas mínimas, tras un pacto con la Fiscalía, por la agresión racista contra un joven en 2019. La conselleria de Interior ha decidido expulsar del cuerpo a los policías, que redujeron con violencia a la víctima mientras le proferían gritos como “negro de mierda”, “hijo de puta”, entre otros insultos, golpes y vejaciones múltiples.

Tal y como ha adelantado TV3 y han confirmado a elDiario.es fuentes de la conselleria de Interior de la Generalitat, los agentes perderán la condición de funcionario una vez se sustente formalmente el procedimiento sancionador interno que el departamento les abrió cuando se conocieron los hechos hace tres años.

La separación del cuerpo es la medida más grave que la conselleria que dirige el republicano Joan Ignasi Elena puede tomar a nivel administrativo. Hasta ahora el departamento de Elena no varió lo que decidió su antecesor, Miquel Buch (Junts), quien pese a la reclamación del Parlament para apartar cautelarmente a los agentes mientras no se celebraba el juicio se limitó a cambiarles de unidad.

Los trámites administrativos no se alargarán mucho, toda vez que tras el acuerdo de este lunes la sentencia de los seis mossos racistas ya es firme, por lo que no se puede recurrir y la causa pasa de los juzgados a la Generalitat. Una vez Interior reciba la sentencia firme, procederá a cerrar el expediente disciplinario con la pérdida de la condición de funcionario de los seis agentes.

“Para un cuerpo de Mossos que sea reflejo de la defensa de derechos y libertades, donde no caben de ninguna manera actitudes racistas y denigrantes”, ha expresado Elena en X, el antiguo Twitter.

A nivel penal, el caso se había saldado con un acuerdo negociando durante más de dos horas en la mañana de este lunes en el Palacio de Justicia de Barcelona. En una breve vista para ratificar el acuerdo, los agentes se han limitado a aceptar el relato de hechos de la agresión racista.

El resultado ha sido una condena para todos los agentes de un año de prisión, que no cumplirán al carecer de antecedentes, y seis meses de inhabilitación para ejercer de policías (la Fiscalía y SOS Racisme, que ejerce la acusación popular, pedían en principio cuatro y doce años de inhabilitación).

La grabación de la agresión que hizo el joven, y el hecho de que dos superiores les señalaran como las voces que aparecían en el audio ha empujado a los agentes al pacto dado el poco margen de defensa.

Los condenados tendrán que indemnizar a la víctima con 80.000 euros (ya han depositado 30.000), además de pagar una multa de 300 euros y realizar un cursillo para aprender derechos humanos. También han aceptado una orden de alejamiento de 500 metros de la víctima durante cuatro años.

“Racista no, lo siguiente”

La agresión ocurrió en enero de 2019, cuando los agentes acudieron a desalojar un inmueble ocupado en el que hallaron, en el aparcamiento, a Wubi, la víctima. A medida que el audio avanza, suben también de tono los insultos y amenazas de los policías. “Ahí quieto te quedas”, “te arranco la cabeza, te queda claro?”, le dice uno de los agentes. Entre gritos, Wubi replica: “¿Por qué sois así? Sois unos racistas, te lo digo. ¿Es porque soy negro, ¿no?”. Y le contesta un agente: “Somos ordenados”.

Las amenazas prosiguen al tiempo que Wubi les dice que le hacen daño y que le están “estrangulando”. “Mírame a los ojos, ¿has visto alguna vez el demonio tan cerca? Es lo más cerca que lo vas a ver”, le dice un agente. “Eres un mono”, “el otro día que toques a uno de los míos te hundo la cara”, “negro de mierda”, “corre, ahora, me cago en tu puta madre”, “¿qué te pensabas, que te iba a salir gratis correr?”, le van soltando los agentes mientras se siguen oyendo forcejeos y quejas de Wubi, antes de que le suban al coche patrulla.

Ante las quejas de racismo policial, un agente le espeta: “Racista no, lo siguiente. La próxima vez que vas a la policía, tontolaba, corre, pero intenta irte muy lejos, más lejos de África a lo mejor, ¿te ha quedado claro?”. “Soy racista, mucho, pero si fueras blanco te hubiera pegado igual de fuerte o más”, le dice el mismo policía. Uno de los agentes hace referencia también a haberle disparado “una bala”.

A nivel penal, al haber aceptado todos los hechos y abonado parte de la indemnización, los agentes han sido condenados a un año de cárcel por un delito contra la integridad moral y a una multa de 300 euros por un delito de lesiones. Los agentes, antes del juicio, nunca fueron apartados y la conselleria de Interior solo les cambió de destino tras hacerse público el caso en 2020.

Lorena Antón, abogada de Wubi y de SOS Racisme, ha explicado en declaraciones a la prensa que la víctima ha priorizado cerrar la causa penal con un pacto antes de tener que volver a declarar ante la Justicia. La letrada además ha achacado la lentitud de la causa en llegar a juicio a las “trabas” que han puesto los agentes durante la investigación, durante la que plantearon acudir con la cara tapada a una rueda de reconocimiento.

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